7 de noviembre de 2015

MONGOLIA: UN PASEO A CABALLO POR EL LAGO KHÖVSGÖL


Fecha del viaje: Septiembre 2015
La modesta cabaña de la Ider Guest House, muestra vistas espectaculares del lago, junto al Parque Nacional Khövsgöl. En la cabaña hay una estufa de leña pero cuando se apaga a media noche, nos despertamos del frio incluso durmiendo con cuatro edredones. Así que la volvemos a encender.



­Es un sueño poder haber llegado hasta aquí. Con suerte pudimos reservar el último vuelo desde Ulan Bator hasta Morón, desde ahí 2 horas más de conducción hasta Khatgal, a unos 800 kilómetros de la capital.



Frente a nosotros pastan los ganados de yaks a sus anchas y otros disfrutan del agua. También vemos algún que otro caballo.



Después de asearnos y haber desayunado al estilo mongol paseamos hacia el puerto del lago donde hay varios barcos atracados. Entre ellos se encuentra el famoso Sükhbaatar, el ferry que en los meses de verano recorre durante hora y media el lago, pero como no es posible navegar en él por ser fuera de temporada, podemos visitarlo.

Nos dirigimos de nuevo hacia la cabaña porque nos vienen a buscar para dar un paseo en caballo de unas 3 horas y media. Nunca me habían entregado un papel con instrucciones sobre seguridad para montar a caballo. Parece ser que los caballos mongoles son muy sensibles y hay que tomar alguna precaución.



Cuando hemos visto llegar a los hombres con sus deel y sus caballos, nos ha causado impresión.  Se organizan para que montemos pero me siento rechazada por el caballo que me ofrecen, no le he gustado parece ser. Así que monto en el otro caballo que accede sin problemas. Vaya con los caballos, tienen visión selectiva. Son como las personas. Será cuestión de portarme bien y no hacer demasiado ruido no vaya a ser que me lance a un barranco.



Empezamos la caminata en plan relajado, acompañados también de nuestro guía que va con su caballo canturreando y nosotros siguiéndole detrás.



Pasamos por cabañas y gers por un bosque de abetos y después por una explanada preciosa con un paisaje inmenso. El lago Khövsgöl se encuentra geográficamente en Mongolia pero perfectamente el paisaje podría ser de la Siberia, pues se adentra en ella en forma de lengua.


Parece ser que a mi caballo le asusta el ruido de mi cámara o cualquier gesto que haga con mi  chaqueta cortavientos, así que cuando se asusta, hace un ademán brusco en forma de zigzag, por lo que saco la cámara lo menos posible para no molestarlo. Son caballos mansos y ante el silencio de la naturaleza, al menor ruido se espantan.




Volvemos a ver el lago y mi caballo al ver el agua, sale disparado trotando hacia el mismo para beber. Por un momento pienso que voy a salir lanzada al agua al pararse en seco, pero no. Aprovechan también para comer por el camino algún que otro hierbajo.

Subimos a una cima de montaña donde se encuentra una estupa desde donde divisamos Hatgal, es un precioso rincón.



Como llevamos más de tres horas, bajamos y volvemos andando paseando con nuestros caballos a pie, así estiramos un poco las piernas. Tenemos una media hora caminando hasta nuestro destino.



Mi caballo se arrima junto a mí caminando y al susurrarle parece ser que me entiende y le gusta...

24 de octubre de 2015

MONGOLIA: LOS DEEL EN LA PLAZA GENGGIS KHAAN DE ULÁN BATOR


Fecha del viaje: Septiembre 2015
Es nuestra primera visita a la capital y nos encontramos en la inmensa Plaza de Genggis Khaan o Sükhbataar donde en la parte norte de la misma aparece sentada una gran estatua de bronce del que fue el gran revolucionario de Mongolia. 

Es septiembre y se dice que este es un mes donde se celebran las bodas y los mongoles vienen a la plaza a fotografiarse con sus mejores galas. Enseguida nos damos cuenta que así es y observamos que  los novios y algunos de los invitados aparecen vestidos con trajes de boda a la manera occidental. 



Pero los más mayores van engalanados con sus típicos trajes tradicionales, el deel, que tiene forma de abrigo o túnica.


Incluso los más  pequeños llevan su deel acompañando sus gorritos con adornos incrustados.


Hoy hace un dia precioso y la gente local con la alegría de la fiesta se presta a dejarse fotografiar pues se sienten orgullosos de sus deel que son confeccionados en seda y algodón en colores vivos. Los deel se cierran la mayoría en su parte derecha y se sujeta con un cinturón tipo faja.


Los hombres guardan su botellita de vodka o el tabaco en el bolsillo del deel. Muchos de los mongoles llevan sus sombreros a juego, aunque más occidentalizados, esto les da prestigio.

También observo uno de los señores que lleva cinturón de piel con plata sujetando el cuchillo también del mismo material, es este un ornamento muy especial de quien lo lleva, pues es herencia de su abuelo según me dice uno de los amigos que acompaña al portador.

Las botas o gutals es otro de los complementos importantes de los mongoles, son adornadas con bellos motivos y terminan en punta levantada.

Es curioso ver el contraste de los trajes tradicionales con los trajes de boda occidentales, también  vemos aparcada una de las limousinas en una esquina de la plaza. ¿Será que en Ulaan Bator las costumbres ancestrales se van perdiendo más rápidamente y que solo perduran en algunos poblados y en las estepas?

Aún y así Mongolia, a pesar de su avance occidentalizado, nos parece un país auténtico, algo  fuera de lo común y eso se aprecia.

6 de septiembre de 2015

REPUBLICA TURCA DE CHIPRE: LA PENINSULA DE KARPAS


Fecha del viaje: Junio 2015

La zona más salvaje de todo Chipre es sin duda la Península de Karpas (Kirpasa en turco). La mayoría de ella forma parte del Parque Nacional de Karpas. Nos alojamos en el hotel Botanical Garden, en el pueblo pesquero de Kumyali.
El hotel rural es una casa otomana de 450 años de historia donde viven Zekai Altan y su mujer Kader,  un matrimonio con dos hijos y que nos acogen con gran cariño y hospitalidad.

Las diez habitaciones que dispone la casa se encuentran decoradas al estilo otomano con camas altas y utensilios de campo y del día a dia.  Cuidan al máximo el detalle y dispone de una piscina para disfrutar de los días de calor.


Salimos con un amigo de Zekai, un taxista llamado Memet que nos llevará por toda la península hasta su extremo más oriental. Comenzamos con Panagia Kanakaria, una iglesia del siglo VI cuyos mosaicos fueron robados cuando la invasión turca, en los años setenta.


Nos dirigimos a Galinoponi (Kaliburnu en turco), donde visitamos una casa-museo etnográfico donde podemos ver varios objetos tradicionales de la zona, colgados en su mayoría calabazas pintadas con motivos cotidianos y en forma de lámparas. También hay objetos de mimbre, alfombras, manteles y encajes. Compramos una calabaza pintada de recuerdo.

Nos acercamos ahora al Monasterio del Apóstol Andreas, construido en piedra amarilla con su campanario blanco pero en su interior se encuentra en obras. Los grecochipriotas lo consideraban un lugar de peregrinaje.
Pasamos por Dipkarpaz, una población de unos 5000 habitantes y por paisaje de campos de cereales, colinas, viñedos y olivos.

Proseguimos por  la carretera donde podemos ver a burros salvajes que van campando a sus anchas. Paramos un momento el coche y se nos acercan para curiosear.




Originalmente  estos burros pertenecían a sus dueños pero posteriormente los soltaron para que vivieran en libertad. Una idea preciosa y que a dia de hoy forma parte del paisaje de la Península de Karpas.



En Nangoni Bay  que forma parte del Parque Nacional de Karpas, vienen a desovar las tortugas, sus dunas forman un paisaje espectacular. Esta es una hermosa bahía donde paramos para tomar un baño y donde podemos disfrutar de una inmensa playa solitaria.  Es también conocida como Golden Beach y en mi opinión es una de las mejores playas de todo Chipre.

Antes de llegar a nuestro punto final pasamos por otra pequeña playa, y aquí a unos pocos kilómetros se encuentra la zona más oriental de la isla. El Cape Apostolos Andreas (o Zafer Burnu en turco) es la zona más cercana a la costa de Turquía.

Ya de vuelta Kader nos prepara una cena increíble. Son las siete de la tarde y venimos con hambre. Zekai cena también con nosotros y compartimos vino charlas y risas con él.  Es una persona muy culta y ha publicado varios libros de antrpología. Nos explica el conflicto que existió en esta zona con Turquía y ya caída la noche tomamos un café turco y licor de la zona.



30 de agosto de 2015

REPUBLICA TURCA DE CHIPRE: TRAS LOS PASOS DE LAWRENCE DURRELL


Fecha del viaje: Junio 2015

Salimos hacia Bellapaís (Beylerbeyi en turco), un bello pueblo de montaña situado a unos cinco kilómetros de Kyrenia y que posee una de las abadías más bonitas de Chipre.

Cuando llegamos visitamos la abadía que nos ofrece una vista espectacular de las montañas que la rodean y de la bahía de Kyrenia ya que sus restos se encuentran a unos 220 metros sobre el nivel del mar. Esta abadía fue construida por monjes agustinos en el siglo XII.

Lo que más destaca es la iglesia del siglo XIV y su claustro, rodeado de cipreses. Sus arcos han sobrevivido a lo largo de los siglos. Subimos a la planta superior donde apreciamos mejor las vistas de las montañas y del Mar Mediterráneo.


Recorremos ahora la parte del pueblo que se encuentra en una ladera al norte de la abadía, paseando por sus calles algo empinadas. Las casas en su mayoría son de color blanco. Al pararnos a descansar un poco, nos encontramos a una mujer inglesa que dice llevar más de 50 años en el pueblo viviendo.


Le preguntamos por la casa del escritor inglés Lawrence Durrell ya que aquí pasó varios años viviendo en la década de los años 50, y donde escribió una de sus obras “Limones amargos”.



Nos indica que se encuentra a unos 200 metros más hacia arriba y le damos las gracias.  Pero ella amablemente se ofrece a acompañarnos. Al llegar a la casa nos la encontramos cerrada ya que ahora es de propiedad privada y sólo permanece abierta al público en el mes de septiembre.



En la fachada hay una placa con una inscripción haciendo referencia a la novela que escribió y los años que vivió. La buena señora se ofrece a hacernos una foto delante de la casa. Nos dice que ella conoció al Sr.Durrell pues era muy pequeña cuando el escritor llegó al pueblo y que fue todo un privilegio para ella. Le agradecemos su explicación y nos despedimos de ella. 




Subimos un poco más hacia una casa que parece un vergel y en donde encontramos un letrero que indica “Gardens of Irini” parece ser que se trata de un bar para tomar algo y descansar bajo los frondosos árboles pero el chico que trabaja dentro nos dice que se encuentra cerrado a pesar que fuera se indica que se encuentra abierto por la mañana.



Bajamos el camino de vuelta y nos percatamos de un bar con mucho encanto y donde hacen limonadas naturales. Dicen que los limones en Chipre son los mejores del mundo pero especialmente en este pueblo las limonadas son especiales. Nos sentamos y pedimos, está deliciosa, con su ramita de menta incluída…


No me extraña que Lawrence Durrell se quedara en este pueblo ­­durante tres años,  a caballo entre el mar y la montaña, empapándose del paisaje, de la tranquilidad  y de la hospitalidad  de sus gentes.