Esta mañana emprendimos camino de
vuelta hacia Jartum, por lo que ha sido un largo viaje, no por ello menos
interesante que otros días.
Repostamos gasolina y tomamos un
café con jengibre en un chiringuito por el camino. Había unos puestos de fruta
donde hemos vuelto a hacer fotos, mientras la señora que nos servía el café
también nos puso incienso en las mesas.
Muswarat es-Sufra es un
complejo de templos meroíticos que se remontan al siglo III A.C. El mismo
equipo de arqueólogos de Naqa se ocupó de sacarlo a la luz y emergió de las
arenas del desierto a partir de 1995. Fue declarado Patrimonio de la Humanidad en el 2011.
En el complejo se encontraba el
templo de los Leones, de forma rectangular de una sola cámara con pilón y seis
columnas. Se hizo construir bajo el mandato del Rey Arnekhamani dedicado a
Apedamak.

Pudimos observar relieves con
leones, elefantes, carneros y faraones. Su reconstrucción no estaba muy
depurada pero se podía ver en su muro exterior un relieve de Apedamak
representado como un Dios de tres cabezas y cuatro brazos.
Seguidamente fuimos al gran
recinto donde se encontraba el Templo del Elefante con varias columnas (unas
veinte), pasadizos, grabados y la
escultura de un elefante.
Había un pequeño museo en el
exterior con varias piezas que últimamente descubrieron y que posteriormente fueron restauradas.
Proseguimos la ruta para ir hasta Naqa. Ubicado en pleno desierto representaba el yacimiento de rocas más grande
del país con dos asombrosos templos muy bien conservados en honor a Amón y
Apedamak, así como otros santuarios meroíticos entre los siglos IV A.C y IV D.C., zonas urbanas y varios cementerios.
El templo de Apedamak, reconocido
como el templo del León, donde se representaba al rey y a la reina matando esclavos, probablemente invasores del desierto, con la imagen de Dios
con la cabeza de león. Sus bajorrelieves eran de una exquisitez absoluta.
Es el mejor ejemplo de
arquitectura Kushita de la época, ya que al contrario de las representaciones
egipcias, algunos relieves del rey y la reina tienen clara influencia del arte
africano con detalles como cabezas redondas, hombros anchos y caderas de la
reina inusualmente anchas.
El edificio del Quiosco romano es un pequeño
templo con mezcla de estilos egipcio, romano y griego.
Al otro lado de la planicie, se
encontraba el templo de Amón, lugar sagrado fundado por el Rey Nakatanami y en la entrada principal había numerosas
cabezas de carnero en hilera, además de bajorrelieves.
Dicho templo mide unos
100 metros de largo y había varias estatuas del faraón.
En 1999, el equipo de arqueólogos encargado de la
excavación desde el 1995 descubrió un altar intacto y único tanto en Nubia como
en Egipto, con iconografías y jeroglíficos en el santuario interior del rey
Nakatamani y su esposa Aminatori.
La pila del sacrificio se encontraba al final del templo.