Hoy hicimos la excursión hacia el Monasterio de Sumela. Íbamos con un grupo organizado de veinte personas.
Nuestra guía se llamaba Amina, era de Irak, concretamente de Mosul. Era muy simpática y tenía ganas de aprender idiomas.
Hablaba turco, árabe e inglés y al saber que éramos de Barcelona nos dijo que tenía ganas de conocer la ciudad pues había visto muchos reportajes y documentales sobre Barcelona.
Le confesamos que a nosotros también nos gustaría conocer Irak y nos dijo que ahora estaba todo tranquilo y muy bonito (al preguntarle por la ciudad de Mosul que fue uno de los epicentros de conflictos).
Después de poco más de una hora de trayecto, nos acercamos a las Karaca Caves, un lugar precioso de montaña pagamos 40 liras turcas por persona para entrar en la cuevas.
Estaba súper bien acondicionada pues el recorrido era fácil, a través de unas pasarelas de madera y podíamos ver de cerca todas las estalactitas y estalagmitas.
Uno los pasajeros que venía con nosotros era una chica que iba vestida con alegres colores y se acercó pues quería hacerse una foto con nosotros.
Ella era de Aleppo. También venía una chica tunecina, un kurdo iraquí y una pareja de albaneses, el resto eran casi todos turcos.
Pasamos por el pueblo de Toul donde fuimos a un mirador para ver toda la panorámica de la montaña. Había un puente con un fondo transparente. Las vistas eran espectaculares.
Proseguimos el viaje para ir a comer a un pueblo de montaña con unas lindas casitas de madera llamado Hansiköy.
Nos dirigimos a una de las mesas de la terraza del restaurante con vistas de abetos y un paisaje verde intenso.
Pedimos una sopa de lentejas y unas mini hamburguesas al plato y dos aguas. Después paseamos por las colinas con casas fabricadas en madera. Era un lugar de veraneo. Las casas miraban hacia la montaña y los pinos.
Justo al lado del restaurante también había un Café para fumar narguile y una zona de recreo para niños y dos cisternas de agua redondas que parecían más bien dos piscinas, para la gente que vivía allí.
Era un sitio bucólico digno de la casa del abuelo de Heidi de las montañas suizas. Más tarde nos llevaron a ver otra panorámica del pueblo de Hamziköy.
Finalmente llegamos al Monasterio de Sumela atravesando altas montañas llenas de neblina.
Parecía un viaje al más allá pero pronto se rompió el encanto pues enseguida nos encontramos con una caravana para poder entrar al parque.
La guía nos dijo que mejor era que le diéramos el dinero de la entrada del monasterio que ella se adelantaría a comprarlo y solo tendríamos que pagar el bus que te lleva hasta el inicio del parque.
Pagamos el ticket de 27 liras turcas más los 300 que cuesta la entrada del monasterio, la más cara de todos los lugares visitados en Turquía.
Subimos al autobús que nos llevó por un trayecto de 4km por una estrecha carretera con neblina.
Hicimos después el trayecto andando por el bosque a través de unas escaleras y alguna subida. Íbamos en fila pues por el mismo camino la gente también bajaba. Era agobiante ir por un sendero lleno de gente.
Llegamos a la entrada y había cola de gente para entrar pero nosotros como ya teníamos la entrada comprada con antelación por nuestra guía pudimos pasar directamente.
Parece mentira que no restrinjan la entrada a este monasterio, además gran parte de los frescos del interior se encontraba en un estado deplorable, la restauración ha sido penosa. De todas formas, el lugar donde se ubicaba era magnífico.
El Monasterio de Sumela es un monasterio georgiano ortodoxo, fundado en el año 369 D.C y situado en un acantilado a 1200 metros s.n.m.y . Se encuentra en el Parque Nacional de Altindere.