En el trayecto de Santa Cruz a Samaipata conocí a una boliviana llamada Aidé. Nos pasamos conversando más de la mitad del camino, observando también el paisaje que era de verdes praderas con sus casas aisladas.
Hacía algo de frío y nos abrigamos. Al llegar a Samaipata nos despedimos y nos prometimos mandarnos las fotos de recuerdo que hicimos en el autobús.
Bajamos en la carretera principal y cogimos un taxista que iba con su mujer de copiloto y nos llevó hasta el Hotel Casa Yvy, ubicada a 500 metros de la plaza principal de Samaipata.
El alojamiento rural estaba rodeado de un gran jardín con hamacas. Nos atendió Samuel, apicultor y encargado de la casa.
Una vez dejadas las mochilas en la habitación, nos fuimos a dar una vuelta por la Plaza Central rodeada de casas con tejas antiguas y soportales. Los niños jugaban en la plaza.
Nos dirigimos hacia el mercado de artesanía y luego al mercado viejo donde vendían fruta y vegetales.
Desde aquí salimos de nuevo a la calle principal y hablamos con gente que venía de Santa Cruz a pasar el fin de semana.
Nos decían que aquí se comía muy bien y que eran seguidores de la serie española “Valle Sagrado”.
Nos fuimos a buscar un taxista para que nos llevara al Fuerte de Samaipata. El camino transcurría por una carretera bien asfaltada y que luego tomaba un desvío subiendo la montaña.
El fuerte se encontraba a 10km del pueblo y tenía una altitud de 1950 mts. s.n.m. Fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1998, considerándose la piedra tallada más grande del mundo.
Presenta cuatro culturas diferentes, la chané, (como origen del sitio arqueológico) la Inca, Chiriguano,(guaraní) y español. Además, fueron implementado con construcciones y explotaciones de los incas y españoles.
Inicialmente se utilizaba como observatorio astronómico y cósmico chané, también tenía una función religiosa y ceremonial en su deidad hacia la luna.
En el corro de las sacerdotes, el trono de las jaguares, el puma, jaguar, la serpiente, el ave, se podían localizar en la gran piedra.
Siguiendo un itinerario a través de caminos de madera y escaleras, nos dirigimos hacia la sacristía, vimos el segundo templo, tercero y cuarto y encontramos las cinco hornacinas, la casa española, el área administrativa inca, la gran explanada.
El recinto se puede visitar en unas dos horas. En la salida vimos al taxista que nos venía a buscar y volvimos hacia Samaipata.
Acordamos con él para otra pequeña excursión, la ruta del café y nos dejó en la plaza.
Nos fuimos a tomar un chocolate caliente con especias. Volvimos al hotel y más tarde nos fuimos a cenar al Restaurante Chaikana donde tomamos pollo empanado muy rico.
Al día siguiente fuimos a visitar el Museo Arqueológico. Alrededor de un gran patio se mostraban en distintas habitaciones los restos encontrados en los yacimientos de la montaña de Samaipata.
Sobre todo vimos vasijas y utensilios de la época inca. Había una explicación de las deformaciones de cráneos. Un museo pequeño pero interesante.
Me encanta el relato y comprobar que sigues buscando destinos interesantes y exóticos. Un abrazo.
ResponderEliminarMuchas gracias Alfonso, lo importante es estar sano y con ilusión por viajar. Un abrazo desde Bolivia.
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