4 de octubre de 1997

BRASIL: DISFRUTANDO DE LA MÚSICA EN SALVADOR DO BAHÍA

 

Hace unos días que llegamos a Salvador do Bahía. Nos encontramos en el Hotel Pelourinho, en el mismo corazón del centro histórico, donde hemos vivido la ciudad a tope con 3 días de música. 



Ahora empiezo a comprender más a los maravillosos brasileiros, su mentalidad, la posesión de esos cuerpos fornidos y definidos pues no paran de bailar en todo el día. 



El Pelourinho se encuentra bien conservado, habían restaurado las casas y las iglesias y pintado de vivos colores sus fachadas. Nos percatamos que había bastante vigilancia policial por lo que andábamos tranquilos.



Las baihanas son bonitas mujeres vestidas con el traje tradicional blanco, con sus tocados llamativos destacando su piel achocolatada.




Muchas de ellas se encuentran en las esquinas de las calles con su chiringuito preparando los típicos acarajés, unos bocadillos deliciosos de camarones con verduras y especiados buenísimo, para chuparse los dedos. Otras se colocan en puestos estratégicos para que el turista les saque una foto y así se ganan alguna propina en el día.



Fuimos al barrio de la Baixa a través del elevador Lacerda, de 70 metros de altura. En una plaza estaban practicando capoeira, una práctica cultural afrobrasileña que combina elementos de lucha, danza, acrobacia y música. Nos quedamos alli un rato observando.




Disfrutamos a tope estos días de la música y el baile viendo actuar a los blocos que ensayan por estas época antes de los carnavales. 




Salen a las calles a tocar varios grupos como Filhos do Gandhi, Timbalada, Didá y sobre todo los tambores inconfundibles de Olodum. 



Todos estos grupos tienen sus Casas de Cultura y tocan también en algunos locales al aire libre donde se pueden escuchar pagando una entrada mínima. 



Con ello pagas un bote de leche en polvo para los bebés que lo necesitan, era una buena iniciativa.



El Pelourinho es la Ibiza brasileña, todo el mundo se encuentra en las terrazas sentados charlando y tomando copas y de repente en el bar de enfrente se monta el show con travestis o drag queens en la misma calle.



Lo mejor de estos días  fue ver la actuación del grupo Olodum. Actuaron en el Largo do Pelo que es la plaza central del casco antiguo. 



Ese día vinieron los chavales de las favelas y adultos pues el refuerzo policial era impresionante. 



Continuamos bailando entre la gente cuatro horas seguidas en la calle empedrada y con pendiente. no había forma de parar, los niños pequeños (meninos da rua) se exhibían ante nosotros con el baile.



Empezó a llover y la gente ni se inmutaba, había un ambiente sensual con las gotas de lluvia cayendo por sus cuerpos. Más tarde, con el ambiente ya caldeado, empezamos a sentir que sobrábamos a esas horas de la madrugada y la gente nos iban dando codazos pero sin decirnos nada. 



Comprendimos que era su fiesta y nos marchamos. Empezó a llover de forma enérgica y nos refugiamos en la entrada del hotel, nos encontramos más seguros.  Otras parejas que también habían entrado huyendo de la lluvia, empezaron a besarse efusivamente. 



Al dejar de llover la gente volvió a salir y decidimos dar una última vuelta. Pero dadas las altas horas de la madrugada las calles olían a orín y quedaban rastros de vómitos por el suelo y latas vacías. Eran los restos de una noche de juerga. Volvimos al hotel pues eran las 4am y ya tocaba descansar.

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