Bajamos en la estación de metro de Yuansan para visitar los templos de Confucio y Bao’an.
El primero estaba dedicado al filósofo chino nacido en Qufu (en su día ya visitamos su ciudad natal en China).
Este era un templo educacional y en sus estancias se exhibía los deportes de tiro al arco, la monta de carro con caballos y la música.
Incluso había un espacio con un vídeo sobre la fiesta Shedan que se realiza cada 28 de septiembre, fecha del aniversario de Confucio.
Había una habitación dedicada al 77 nieto mayor de Confucio, nacido también en Qufo y que luego partió hacia Taiwán. Su nombre era Kung Teh-Changu y falleció en el año 2008.
En el templo había una pareja vestida con trajes tradicionales haciéndose fotos.
Este templo de 1925 era del estilo de la dinastía Ming. Había varios patios y en uno de ellos los monjes se encontraban tocando música. Reinaba la paz en este lugar pues no había casi ningún visitante. Sólo una pareja y una mujer dando vueltas al templo.
Cruzando la acera vimos el templo Bao’an. Entramos por un patio donde había varias esculturas y una pequeña balsa con un dragón en el interior.
El templo principal se veía muy animado, la gente compraba ofrendas de galletas y flores, también había una tienda de puestos de incienso donde Francisco compró una bolsa de 8 unidades, y le costó 1 TWD.
El templo databa del 1760, de la dinastía Fujian y estaba dedicado a Baosen, también llamado Wu. Era una figura histórica reverenciada por sus cualidades médicas.
Había mucha gente rezando, además a un lado del templo principal había una gran cola de gente que había traído ropa para donar y a cambio les daban unas bandejas con ofrendas de dulces, huevo duro y carne fresca.
Había muchos recovecos decorados y frescos en sus muros, columnas caleidoscópicas con adornos de dragones que sobresalían…etc.
Este templo obtuvo un premio honorífico por parte de la UNESCO en el 2003. Saliendo del templo nos dirigimos andando y cruzando tres parques llegamos hasta la Expo Park.
A 1km se encontraba la casa histórica de Lin Antou, de la dinastía Fujian, del siglo XVIII.
Esta mansión de 30 habitaciones se encontraba en un parque y ocupaba una extensión amplia con varias zonas.
Vimos la casa principal a lo lejos que era de ladrillo y madera pero primero fuimos hacia los jardines donde había otras pequeñas estancias junto al estanque.
Estaba un fotógrafo con dos modelos y una maquilladora haciendo una sesión de fotos, aproveché para hacer alguna fotografía y las chicas accedieron a posar. El lugar era ideal para relajarse y ver la belleza que nos rodeaba.
Visitamos la casa tradicional con habitaciones amuebladas de camas de matrimonio, armarios, mesas, sillas, salas de comedor…
Había una pequeña exhibición en una de las habitaciones sobre los novios recién casados.
Desde aquí volvimos hacia el metro para ir a otra zona pero nos encontramos en la Expo Park un mercadillo de domingo donde había comida y productos de verduras frutas y de los granjeros.
Cogimos el metro y paramos en la línea roja en Shuanlian. A poco más de 1 km nos encontramos con la calle más famosa de Taipei, la Dihua Street, conocida como la Central Street, donde destacaban edificios antiguos con arcadas y un montón de tiendas de frutos secos, plantas medicinales comida… y que permanecía peatonal de 9 a 17:00 h.
Después en la misma calle nos introducimos en el Xia Hai City God Temple, un lugar muy devoto por los taipeanos.
Al ser domingo se encontraba a rebosar de gente que llevaba incienso y rezaba continuamente.
Seguimos por la misma calle y luego nos dirigimos a la zona del río Kealing en el muelle 5 donde la gente charlaba sentada tomando algo de beber y mirando hacia el río.
Hicimos una parada para tomar cerveza local. Junto a nosotros se sentaron dos taipeanos que llevaban un perrito, según nos dijeron este tenía 11 años y se veía muy bien cuidado.
Para sentarlo encima de la mesa extendieron una especie de pañal y allí se quedó el perrito sin moverse, le dieron de comer y después ellos picaron algo. Creo que esto en China sería impensable, tanta pulcritud.
Como nos entró hambre y era ya de noche nos fuimos a cenar al mercado nocturno de Ningxia que se encontraba en el mismo barrio
El mercadillo estaba a rebosar y nos sentamos a cenar costilla de cerdo y riquísimos dumplings. Dimos un paseo más por el mercado y ya nos fuimos hacia el hotel a descansar.
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