TURQUÍA : LA MURALLA DE BASALTO EN DIYARBAKIR

 

Recién llegados a la capital kurda de Diyarbakir, de 1700000 habitantes, nos dirigimos al Amida Hotel, justo en el centro de la ciudad, a 300 metros de su impresionante muralla.

Enseguida nos fuimos a visitar la muralla de basalto que forma parte del Patrimonio de la Humanidad desde el 2015, junto con los jardines fértiles Hevsel, ubicados junto al río Tigris que abastece a la ciudad de agua y víveres.

Numerosas civilizaciones pasaron por esta ciudad fortificada, desde el período helenístico. romano, sasánida y bizantino, pasando por el otomano e islámico hasta la actualidad.

Entramos por la puerta de Mardin. La muralla original se construyó en el siglo VI A.C. y la actual es de época romana. La mandó construir el emperador Constantino II en el siglo IV D.C.

Estas murallas, de 5800 metros de longitud, han sido reconstruidas varias veces con piedra, basalto y adobe. La subida daba un poco de vértigo porque no había barandilla y medían unos 4 metros de altura.

Me recordaba un poco a la de Lugo en España, también Patrimonio de la Humanidad, aunque aquella se encontraba mejor arreglada.

Había numerosas torres de vigilancia, puertas y contrafuertes, además de numerosas inscripciones de distintos períodos históricos.

Más allá se podia divisar los jardines Hevsel con el Tigris y el oasis al fondo.

Volviendo por la calle central nos tomamos un zumo natural de naranja. Había aguadores ofreciendo zumos como en Estambul y otras ciudades de Turquía.

Pasamos a ver un Han precioso donde la gente estaba disfrutando del té y la charla. 

Seguidamente visitamos la gran mezquita Ulu Cami de estilo omeya edificada en basalto. 

Era del año 1091 y entramos sentándonos en sus alfombras para relajarnos. Era una de las mezquitas más impresionantes de Turquía.

Los musulmanes la consideran la quinta mezquita más sagrada, tras la de los Omeyas de Damasco en Siria.

El sultán selyúcida Malik- Shah quería mejorar la ciudad y en el 1091 mandó construir una mezquita tan bella como la de Damasco. Y esta no desmerecía en absoluto a la de Siria.

Había una madrasa en la zona sur y otra en la zona norte de la mezquita. Pasamos también por la mezquita Sheikh Matar. 

Fue construida en el 1500 por Haj Huseyin, siendo un complejo edificio con una cúpula y base cuadrada y una torre de cuatro pies que se convirtió en minarete cuando se construyó la mezquita. Este minarete quedaba fuera del recinto.

Justo al lado se encontraba una Iglesia Armenia y un restaurante en su patio principal. 

 

Descubrimos otro Han de 1683, con un árbol centenario en el medio del patio creando un ambiente místico.

Aquí sí que vimos algún que otro turista pero desde que dejamos la Cappadoccia apenas encontramos, más bien era turismo local. 

Por la noche salimos a cenar a uno de los restaurantes más emblemáticos de la ciudad.

Decían que era el mejor de Diyarbakir, el Florin-ci, ubicado en un antiguo hamman donde traspasabas un hueco de uno de sus muros  hacia la sala principal, era donde se encontraba el antiguo Caldarium.

Pedimos carne de ternera con salsa de yogur y especias acompañado de puré de patata, todo delicioso.