Sanliurfa o Urfa se encuentra en una llanura, alrededor de 80 km al este del río Eúfrates. “Şanli” significa grande, glorioso en turco. También es llamada “la ciudad de los profetas” debido a su herencia cristiana y musulmana.
La población es mayormente kurda, mientras que en las zonas circundantes hay kurdos, turcos y en menor medida, árabes. Su casco antiguo era uno de los más bonitos de Turquía y quisimos alojarnos cerca.
El hotel Kaliruja de Sanliurfa se encontraba muy bien ubicado y enseguida con ayuda de la gente lo encontramos.
Ya en la puerta oíamos el ruido del agua de una fuente, nos encontrábamos en una casa de 500 años de antigüedad. El anfitrión del hotel nos comentaba que la piedra la acababan de pulir.
Nos ofreció dos habitaciones para que eligiéramos, escogimos una que tenía el baño más grande, nos invitaron a té y notamos que el lugar era un remanso de paz.
Desde Sanliurfa organizamos las excursiones de los próximos días y después salimos a conocer la ciudad.
Salimos hacia el bazar y cruzando llegamos hasta el Gölbasi. Cuenta la leyenda de cuando el profeta Abraham estaba destruyendo ídolos paganos.
El Rey asirio Nemrut se enfadó y lo mandó sacrificar en una pira funeraria, pero Dios convirtió el fuego en agua y las brasas en peces.
Abraham fue arrojado al vacío desde el lugar donde se alza el castillo, cayendo sano y salvo sobre un lecho de rosas.
En la zona de Urbashi, donde los estanques, llenos de peces y rosaledas, es una representación del lugar donde cayó, una especie de cueva con peces donde lo vimos desde un cristal transparente.
Desde aquí nos fuimos hacia el otro estanque que a pesar de no ser tan espectacular, también estaba rodeado de jardines cafés y restaurantes.
Nos sentamos en uno de ellos para deleitarnos con un memengi café, hecho con semillas de pistacho que ya probamos en Gaziantep y estaba delicioso.
En los asientos que rodean el estanque vimos también chorros de agua y carpas.
Me encantó escuchar el sonido del agua, el lugar se encontraba repleto de familias y parejas que disfrutaban del día.
El camarero que nos atendió fue muy amable y le pedimos los dos cafés de pistacho y un narguilé de manzana. Mamut Paça, (así es como se llama el camarero) estudió en Estambul enfermería.
Con la pandemia del COVID-19. trabajando de camarero le llamaron para ir al hospital a ayudar. En la última página de mi diario me ha puesto una dedicatoria en turco. Nos ha preguntado si estábamos casados.
Después de deambular un buen rato por las calles de Sanliurfa, nos fuimos a descansar y por la noche salimos a cenar a un Han en el Cevahir Restaurant.
Tomamos un kebab de cordero con pistacho y una mega baklava. Mañana nos iremos hacia Göbekli Tepe.
Parecen de ensueño esos estanques y esas bellas construcciones.
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