29 de septiembre de 2019

KAZAJISTÁN: NURSULTÁN, UNA CAPITAL DESCOMUNAL

 

Después de llegar de madrugada a la nueva Nursultán, (antes Astaná y recientemente cambiado su nombre en honor al ex-presidente que dirigió Kazajistán durante tres décadas, hasta marzo de este año) dormimos en el hotel unas pocas horas.



Desayunamos y decidimos ir al Khan Shatyr que significa “Carpa Real”. Es un centro comercial y de entretenimiento con la peculiaridad de tener forma de yurta ladeada y medir 150 metros de altura. 



El edificio fue construido por Sir Norman Foster, dispone de cinco plantas, las dos primeras son tiendas de ropa, calzado etc. La tercera planta es de restaurantes fast food, en la cuarta hay atracciones y la quinta dispone del Sky Beach Resort, una playa artificial con arena y palmeras.



Justo al lado del Khan Satyr se encuentra el Teatro de Ópera y Ballet donde nos acercamos para ver la programación. Tenemos la gran suerte de que esté programada estos días Sherezade, uno de los cuentos de las Mil y Una Noches con música de Korsakov y sin dudar compramos entradas para el día siguiente.




Emprendemos el paseo desde el Nurzhol Boulevard hasta la Torre Bayterek, pasando por las Torres Esmeraldas con forma ondulada donde trabajadores intrépidos  limpian los cristales exteriores a más 200 metros  de altura, sujetados sólo por arneses con el aire frío de la estepa.



Entramos en la monumental Torre Bayterek, una obra descomunal, construída en metal y cristal  y realizada por Akmurza Rustembekov. Fue una iniciativa del ex-presidente Nursultan Nazarbayev, que en el 2002 quiso celebrar con esta torre el décimo aniversario de la independencia con la antigua Unión Soviética.



La torre mide 97 metros y un ascensor te lleva de inmediato a la planta superior. Desde aquí tenemos una vista de 360 grados. En medio se encuentra la huella de la mano del presidente Nursultan en donde la mayoría de los visitantes colocan su mano encima y se fotografían.



Paseamos entre jardines y llegamos a dos torres doradas que nos llama la atención porque resplandecen con la salida del sol y también son de gran altura. Todo en esta zona es grandilocuente, nos parece una ciudad fantasma.



Desde el Palacio Presidencial nos acercamos al río Esil, pasando por el Concert Hall, construido en vidrio azulado. 



Cruzando el puente llegamos a un parque donde se encuentra el edificio que más me gusta de todos, es el Museo Palacio de la Paz y la Reconciliación, donde se realizan congresos cada tres años desde el 2006 de las religiones y tradiciones.



El edificio, también construido por Sir Norman Foster,  tiene forma de pirámide. Entramos y mediante una visita guiada de 30 minutos, nos muestran las tres salas más importantes subiendo por unas escaleras que rodean un jardín interior, llegando hasta la cima en su punto final. 



En esta sala en forma de circunferencia vemos la mesa donde altos mandatarios se reúnen para dichas conferencias y podemos apreciar las palomas dibujadas en el cristal cobrando una magia especial. 


Saliendo de la pirámide nos dirigimos a la Mezquita Asrad-Sultán, en color blanco con cuatro minaretes y la cúpula más grande de Asia Central. Más adelante, a unos cientos de metros encontramos la Universidad de Bellas Artes y el Museo de la Independencia.




Cogemos un autobús que nos lleva a la parte antigua pero antes dando un paseo a lo largo del  Río Ishim y entramos por el puente Atyrau que es precioso, reflejándose la luz en sus interior una vez lo atraviesas. Es un regalo de la región que lleva el mismo nombre.



Por la tarde nos acercamos a uno de los mejores spas de la ciudad, cerca de nuestro hotel. El Health Club & Spa Grand Prix tiene gimnasio y todo tipo de saunas y baños turcos, mármoles calientes, hidromasajes, duchas termales, piscina y salas de descanso con tumbonas, un lujo que no podemos evitar.



Antes de salir del recinto nos encontramos con una fiesta a la que asistimos invitados por un encargado francés porque celebran el tercer aniversario del spa. Enseguida nos entregan platos para elegir del buffet como canapés de salmón y caviar, mini hamburguesas, pinchos de pollo y cordero, empanadillas...etc, pero acompañado de limonada, pues no sirven alcohol. Nos dejamos fotografiar con los kazajos.