30 de abril de 2019

ARGENTINA: LOS ESTEROS DE IBERÁ

 

Remi Moreira nos viene a buscar a las 8 de la mañana y nos lleva a Tierra Colorada, donde se encuentra Maicol, el alma de la agencia para dejar aquí las mochilas y despedirnos de él.



La ruta la iniciamos en dirección al Parque Nacional de Iberá por el portal Cambyretá ubicado en la provincia de Corrientes y que se encuentra a unos 145 km de San Ignacio.



El Parque Provincial son unas 550.000 ha y el Parque Nacional 150.000 ha. Esto lo convierte en uno de los parques más grandes de Argentina y en el único de América del Sur que lleva adelante un trabajo integral de restauración ecológica a partir de la introducción de la fauna extinta.




Accedemos a través del Parque Provincial  mediante portones que Remi ha de ir abriendo y cerrando pues se trata de zonas privadas donde ya empezamos a ver vacas, toros, ovejas, caballos…etc.

Transitamos a través de una carretera de ripio de 23 km. El portal Cambyretá ofrece fácilmente poder ver desde la misma ventanilla todos los animales, incluso en muchas ocasiones paramos para pasear siempre respetando la distancia con los animales.


En el parque podemos ver cigüeñas, garzas, caranchos, caballos de pantano, yacarés de dos tipos negro y overo, ciervos, carpinchos (capibaras en brasileño), chajás, cardenales, garzas de color rosado, espátulas y picapúas. 




También monjitas dominicanas. Incluso se han introducido el yacareté, tapires, osos hormigueros, pecarís de collar, chuñas de pata roja y guacamayos.



Podemos disfrutar de hermosas vistas, un cielo azul que contrasta con el verde intenso del césped y las plantas acuíferas, la tierra cobra un rojo intenso, en definitiva, un paisaje espectacular que se asemeja a una alfombra verde  en un mar de plantas y flores.



Llegamos al área de Monte Rey, un lugar de camping donde comeremos una parrillada, haciendo después una caminata por alrededores. Los carpinchos se encuentran acampando libremente por estos lares, también hay ciervos, aves y pájaros diversos.



La guarda del parque nos explica los trabajos que andan realizando, algo muy interesante y de lo que tendríamos que tomar ejemplo para cuidar y proteger la naturaleza en la que todos somos responsables.



Nos entrega un folleto del P.N. de los Esteros de Iberá y le agradecemos, pues hay información e ilustraciones de los animales que viven en el parque y las especies que se han introducido en cada portal con tanto esmero y esfuerzo.  




En otras zonas se puede coger una barca o ir a través de pasarelas de madera. Para recorrer todos estos cinco portales se necesitaría bien una semana.



Remi prepara la ensalada y coloca la carne en la parrilla. Nosotros vamos abriendo la botella de vino de Mendoza, también disponemos de  agua y mientras conversamos con él  nos va cortando la carne al estilo brasileño pues es originario del país vecino.  

29 de abril de 2019

ARGENTINA, LAS MISIONES JESUÍTICAS DE SAN IGNACIO MINÍ

 

Las ruinas se encuentran a tan sólo dos kilómetros del hotel, en el mismo pueblo de San Ignacio, caminando hacia la plaza principal una vez pasada la iglesia. Atravesamos la Calle Rivadavia y divisamos enseguida el complejo a lo lejos.



Una vez pagada la entrada (que sirve también para la misión de Loreto y Santa Ana) podemos apreciar una maqueta del recinto arqueológico, un pequeño museo donde visualizamos unos dioramas y nos adentramos en el bosque.


Las ruinas de San Ignacio Miní son las mejor preservadas de Argentina y pese a ser restauradas, contiene impresionantes ornamentos originales. Desde 1983 forman parte del Patrimonio Mundial de la Humanidad. La misión se fundó en 1610 ataques constantes de parte de los bandeirantes paulistas.



La misión se estableció en este lugar  en 1696 y permaneció activa hasta  la expulsión de los jesuitas. Las ruinas fueron descubiertas en 1897 y restauradas entre 1940 y 1948. Son un ejemplo excepcional del barroco guaraní. En su época de esplendor llegaron a tener una población de 4000 personas.



Los guaraníes que pudieron empezar una nueva vida en las misiones (después de sufrir las crueldades de los conquistadores), recibieron numerosos beneficios como seguridad, alimento y posibilidad de prosperar. Se redujo la tasa de mortalidad y las poblaciones crecieron con rapidez. 


De las 30 poblaciones que existieron en su máximo esplendor entre Argentina, Paraguay y Brasil, llegaron a existir más de 100000 indígenas.



El recinto principal consistía en una gran plaza central que dominaba la iglesia y el colegio, también los talleres y almacenes. Existía también el cotiguazú, donde vivían las viudas, huérfano y mujeres solteras abandonadas. Disponían de sala de música y un huerto.




En el cabildo habitaba el líder guaraní electo. Lo que más perduró en  las misiones fue el arte en forma de música, arquitectura, danza y pintura.


Nos acercamos hacia las Misiones de Loreto y Santa Ana, más salvajes, apenas restauradas pero tienen encanto situadas en medio de la selva y  todo parece más enigmático y místico…



Por la noche asistimos a un espectáculo de luz y sonido en la Misión de San Ignacio Miní. Un señor nos acompaña con linterna y nos dibuja una línea imaginaria para que nos paremos en ese punto.



A los pocos minutos empieza el relato en guaraní con la imagen de un indio plasmada en un árbol, continúa su discurso en castellano y a medida que vamos avanzando aparecen nuevas imágenes con difusores de agua. Se aprecia mucho mejor cuando éstas se plasman en las piedras.



El indígena nos sigue explicando cómo se formaron las misiones, cómo se organizaban y el declive de ellas. El espectáculo dura unos 45 minutos. Quizás lo más fascinante fue poder observar las estrellas, en medio de la oscuridad que se veían increíbles, fue algo mágico.

27 de abril de 2019

ARGENTINA: LAS CATARATAS DE IGUAZÚ


Río Uruguay es la compañía que nos lleva hacia las cataratas en una media hora desde Puerto Iguazú.



Nos proveemos de empanadas de carne y pollo, fruta y agua para pasar el día. El Parque Nacional de Iguazú fue inscrito como Patrimonio Mundial de la Unesco en 1984.



Nos ponemos en la pequeña cola que hay para pagar la entrada. Está lloviznando y lo primero que hacemos una vez tenemos las entradas es ir a buscar el tren que lleva a la parte más lejana del parque, justo donde se encuentra la Garganta del Diablo, la misma que vimos desde el lado de Brasil cuando entonces tomamos una barca hasta Isla San Martín donde llegamos hasta la misma caída de aguas revueltas, mojándonos por completo allá por el año 1997.




Aquella vez sólo pudimos visitar el lado brasileño pues hubo un incidente que fue imposible visitar el parque del lado argentino. Un puma había atacado a un bebé de un guarda forestal, se había salido de su ruta y tuvieron que cerrar el parque. 




Durante tres días cruzábamos con el autobús cada día al lado argentino por si lo abrían pero no pudo ser, así que después de veintidós años aprovechamos este viaje para por fin poderlas ver.




Después de bajar del tren, caminamos unos 700 metros hacia la Garganta del Diablo donde podemos presenciar la caída de  las cañadas de agua desde lo alto. Las vistas son maravillosas, asombrándonos de la fuerza de la naturaleza.




Retrocedemos hacia el tren por las pasarelas de madera y tomamos el camino verde que lleva a la estación Cataratas. 



El Río Iguazú es el que nos va acompañando en todo momento. Es un afluente del Río Paraná. Los coatíes deambulan a sus anchas por el parque. 



Desde aquí tomamos el sendero del circuito superior. Es un trayecto de 1,7km llegando a las cascadas Dos Hermanas, pasando por las cascadas Bosetti, Adán y Eva, Bernabé Méndez y el Salto Mbigua, todas ellas espectaculares.  




Llegamos a la zona de San Martín, donde se encuentra la isla, y volviendo por un sendero diferente nos encontramos con el circuito inferior bajando por unas escaleras. 



Es un trayecto de 1,4km pasando por Saltar Lanusse, la cascada Alvar Núñez  Cabeza de Vaca llegando a las impresionantes cascadas Basetti.



Alvar Núñez Cabeza de Vaca fue un conquistador español que llegó a ser gobernador de Paraguay. Descubrió las cataratas en 1541, tras cruentas luchas con la naturaleza y lo ignoto en su temerario viaje por las selvas brasileñas atlánticas, en busca de una vía al Río de la Plata.



 Aquí se le rinde homenaje en una placa conmemorativa en la cascada que lleva su nombre.



Pasamos por las Chico Falls donde nos hacen una foto y volvemos a pasar por las cascadas Dos Hermanas, preciosas desde su nivel inferior.


Quedando satisfechos con esta excursión de más de 6 horas, llego a la conclusión que las Cataratas de Iguazú son complementarias tanto desde el lado argentino como del brasileño. Una maravilla de la naturaleza que espero y deseo podamos preservar por mucho tiempo.   


25 de abril de 2019

PARAGUAY : LAS MISIONES JESUÍTICAS GUARANÍES

 Bien temprano salimos en autobús hacia las Misiones Jesuíticas que se encuentran a tan sólo una hora de trayecto desde Encarnación. Al llegar, nos deja el autobús a unos 700 metros de las ruinas, un poco más allá de Trinidad. Caminamos viendo un decorado con flores y piedras por una bonita calle que señaliza la entrada.


Sacamos los tickets y al pagar el señor de la taquilla nos indica que podemos ver primero un video de las Misiones que tiene 10 minutos de duración explicando una muestra de lo que vamos a ver. Las ruinas aparecen a lo lejos y me parecen enormes.




La Misión de la Santísima Trinidad del Paraná, es un recinto muy bien cuidado y empezamos por visitar las viviendas guaraníes. 



Esta misión se fundó en el año 1706 y formaban un conjunto de pueblos misioneros donde llegaron a vivir miles de personas dirigidos por los jesuitas.


Recorremos la Torre, la Iglesia Principal y otra pequeña iglesia. Aún se conservan frisos y ángeles con instrumentos musicales. Nos encontramos solos en este maravilloso recinto. Se trata del más completo pueblo y complejo de los 30 que existieron en aquella época.



La forma en cómo se construyó ladrillo a ladrillo en aquella época con tantos metros de altura y los escasos medios es lo que me tiene alucinada. Es un bello contraste donde se mezclan el azul del cielo, el césped, la tierra y la construcción rojiza de los ladrillos.

Las Misiones Jesuíticas de la Santísima Trinidad de Paraná y Jesús de Tavarangue fueron construidas  a lo largo de los siglos XVII y XVIII. Son parte del Patrimonio de la Humanidad desde  1993.



Salimos hacia una parada de taxis que hay junto a la carretera para que nos lleve a las Misiones de Tavarangue, que se encuentran a unos 12km de Trinidad. El taxi es el medio que optamos. 



El conjunto urbano de Jesús contiene un templo que quedó inacabado, la Plaza Mayor, el colegio junto a la iglesia, casas de protección para huérfanos y viudas. También contaban con una huerta para los sacerdotes y el cementerio, lugar sagrado para el indígena. Aquí los muros tienen arcos de forma morisca.


Las misiones en concreto se construyeron con piedra itaki (piedra blanda o arenisca) que se fueron encontrando en la carretera vecina y con mortero de cal en el cierre de la bóveda.



Por la tarde volviendo a Encarnación, buscamos la costanera, nos relajamos tomando una cerveza junto al Rio Paraná viendo el atardecer.


Nos acordamos de una viajera, Graciela, que vive en Paraná y tiene un precioso velero. La conocimos en  Venezuela, concretamente pasando dos días inolvidables en el Parque Nacional de Canaimá y nos planteamos ir a verla algún día, pero por falta de tiempo y al quedar fuera de ruta no ha podido ser.



Estoy segura que en alguna otra ocasión nos volveremos a encontrar en el camino.