El señor Marc Marengo
nos recibe en su casa dándonos la bienvenida a su exótico jardín. Durante más
de tres décadas fue embajador de Seychelles, de los cuales los doce últimos los
pasó en New York ejerciendo su profesión.
El ex - embajador, actualmente jubilado, viajó
por más de setenta países y volvió a su país cuando su madre falleció,
heredando la casa familiar. Ésta fue nombrada como “My mother’s place” en honor
a su madre.
Nos invita a pasar a una
de las habitaciones donde se exhiben fotografías de él con distintas personalidades,
la mayoría políticos. En medio de todas ellas, se encuentra una fotografía antigua
de su adorada madre.
La casa es abierta al
jardín, rodeada de plantas y flores de forma muy salvaje pero guardando un
cierto orden. Realmente es un auténtico vergel con más de doscientas especies. Una
vez por semana distribuye las flores a empresas y hoteles. Sólo dispone de una
persona que le ayuda en su dedicación.
En la terraza nos
sentamos a conversar y con la amabilidad que le caracteriza, nos facilita una
crema anti-mosquitos, porque hay muchos, ya que estamos rodeados de vegetación.
Nos ofrece un zumo de maracuyá.
Tras la charla nos enseña
el jardín donde podemos apreciar una de las plantas más curiosas pues en el
interior de la flor guarda unas semillas de color rojo y que esparcen en la
tierra volviendo a crecer la planta, además sirve como carmín.
Subimos y bajamos por
los pequeños montículos del jardín rodeando la casa. Otra flor muy llamativa es
que al tocarla parece puro plástico.
Una planta dispone de unas hojas que son
medicinales, otras que huelen a jengibre, piñas enanas, flores con forma de coral...Es un encanto para los sentidos.
Nos enseña otra de las plantas
que hay y corta su tallo, el cual contiene líquido dulce y nos dice que es el
néctar de los colibríes, además de que se ven estos lindos pajarillos rondando
por aquí aleteando sus alas compulsivamente.
Este es un paraíso para
cualquier biólogo, incluso para nosotros que sin tener conocimiento sólo con
escuchar las explicaciones del experto y ver las flores y plantas tan
llamativas, vale la pena visitar este hermoso lugar.
Al marchar, el señor
Marengo nos entrega tres flores con tallos gruesos como cañas de bambú, le
damos las gracias y nos encaminamos hacia Anse Royale, a 1,5 km de la casa.
Nos encontramos con la iglesia del pueblo y deposito las hermosas flores en recuerdo
y honor a mi madre, fallecida hace unos pocos meses …