28 de diciembre de 2017

OMÁN: LOS FALAJ Y LA CASA-MUSEO DE HAMRA

Nos dirigimos al pueblo de Hamra, situado en la falda de las montañas más altas de Omán, las Djebel Shams, de 2980 metros. 


El pueblo se halla rodeado de un auténtico oasis con un gran palmeral que cruzamos antes de llegar. Se riega a través de canales llamados "falaj" para distribuir el agua por igual y se utiliza por todo el país. Este sistema de regadío  fue declarado Patrimonio Mundial de la Humanidad en el 2006. 


Aquí las casas de adobe se edificaron en forma de colmena con dos y tres pisos. Son construcciones típicas del país vecino en Yemen.


A pesar de dar la sensación de pueblo abandonado, pues apenas vive gente, podemos visitar una de las casas convertida en museo: Bait Al Safah. 


Antes de entrar nos descalzamos para poder pisar descalzos las fabulosas alfombras que recubren sus suelos. Son habitaciones decoradas al estilo tradicional y hace que te transporte a siglos pasados. 


En la sala principal nos encontramos con tres mujeres que se encuentran realizando las labores típicas de  amasar y cocer el pan, hacer aceite y arcilla para la piel... 



También te invitan a degustar café o té con dátiles en una habitación donde dejan sentarte y conversar con algún miembro de la familia, dueños de la casa. 



Justo en una pared disponen de un árbol genealógico pero uno de los descendientes nos dice que falta completarlo. 


La parte exterior de la casa es la que utilizan sólo los hombres, no está permitido a las mujeres, pues estas siempre se encuentran en la cocina y se ocupan de los quehaceres domésticos.


Salimos y deambulamos por las calles de Al-Hamra, parece como si las casas fueran fantasmas formando parte del pasado, pues la mayoría están abandonadas. 


En algunas de ellas  encontramos bonitas puertas y ventanas decoradas.


27 de diciembre de 2017

OMÁN: EL FUERTE DE BAHLA Y EL CASTILLO DE JABRIN

En Nizwa paramos un taxi compartido para que nos lleve a Balha. Pactamos el precio y partimos. El taxista es un omaní amable y educado, como suelen ser. Deja al pasajero que venía con él a un par de kilómetros y compra en la farmacia medicamentos para sus hijos. Tiene 3 y él cumple hoy 36 años. 


Le deja a un vecino la bolsa para que se la lleve a su mujer y en unos 30 minutos llegamos a Balha, que se encuentra a 40 km de distancia. Esta ciudad es de las más antiguas del Sultanato de Omán. Su fuerte es un impresionante complejo que fue declarado Patrimonio de la Humanidad en 1987. 


Entramos por el palacio que hay en la fortaleza donde podemos apreciar las estancias que se recubrían con alfombras y objetos típicos en hornacinas, ahora vacías. 


Hay alguna que otra puerta labrada restaurada. Falta algo de información en el museo pues no hay paneles explicativos. Pero su exterior es muy atractivo.


Lo que realmente destaca del exterior es su recubrimiento de adobe color arena y perderse por sus recovecos te transporta a mundos exóticos, te permite disfrutar de la fotografía. 


Vemos una prisión, la mezquita y una zona de baños. En alguna zona, la reforma del complejo hace que a veces peque de nuevo y le quita un poco el encanto. Pero vale la pena visítalo.


El taxista que nos espera fuera ha estado entretenido con el señor de la taquilla hablando. Son gente afable y comunicativa. Seguimos nuestro trayecto rodeados de un bello paisaje entre las Montañas Hajar y sus palmerales. 


A 10 km se encuentra el Castillo de Jabrin, sobre una planicie. Este fuerte es uno de los mejores preservados de Omán. De color rojizo, contrasta  con el verde de las palmeras. 


Construído en 1675, fue un importante centro de estudio de astrología, medicina y de la ley islámica.


Nos llama la atención su almacén de dátiles. El zumo de este fruto corría por los canales listo para cocinar o asistir a las mujeres embarazadas en el trabajo. 


Los canales (falaj en árabe) no eran utilizados para transportar agua,  sino también como medio de aire acondicionado, para refrescar las estancias.


Los aposentos del castillo están ricamente decorados con mobiliario antiguo y objetos y las vigas de madera de sus techos, pintadas con motivos florales. 



Hay múltiples habitaciones: la del sultán, la sultana, la de invitados, el pequeño cuarto de secretos (najwa), la biblioteca, la sala de estudio del Islam...etc. 


También podemos ver las cámaras funerarias donde se encontraban los Imanes de la época. El castillo consta de tres pisos y una terraza desde donde podemos un lindo paisaje de montañas y palmerales.


26 de diciembre de 2017

OMÁN: LA FORTALEZA DE NIZWA Y SU ZOCO

Desde el Hotel Majda cogemos un taxi compartido que en 5 minutos nos deja en el centro de Nizwa, la que fue antigua capital de Omán durante mil años. La mayoría de hoteles están en la carretera principal.


Nizwa fue ciudad cultural islámica en el 2015 y es la segunda del país más visitada de Omán. En el centro histórico se encuentra el Fuerte de Nizwa, que fue construido durante doce años en el siglo XVI y posee una torre de 40 metros de diámetro.


Desde arriba podemos apreciar las montañas de Hajar que rodean toda la ciudad  con sus palmerales.


Nos sentimos transportados al país de las mil y una noches. Es nuestro primer destino en Omán y nos encanta visitarlo sin apenas turismo.


En el interior del fuerte, entramos en el pequeño Museo Etnológico donde hay mujeres tradicionales tejiendo, alguna de ellas lleva la típica máscara negra.


Hay pequeñas habitaciones de almacenaje donde se guardaban dátiles, las cabras y objetos de labranza. También hay una exhibición de objetos de plata y cobre y vestimentas de cada etnia con sus respectivas máscaras. 


Subimos y bajamos por el castillo encontrando recovecos. El gran patio donde se encuentra la torre es muy fotogénico desde donde podemos apreciar unas magníficas vistas.



Salimos satisfechos  y damos una vuelta por la parte antigua donde aún podemos apreciar las antiguas ventanas y puertas con madera ornamentada de la casas.



En la calle las mujeres apenas se ven, van tapadas de arriba a abajo utilizando el hiyab, en cambio los hombres van vestidos con sus túnicas blancas, (dishdasha) y con el típico gorrito de colores con fondo blanco que les caracteriza, (kumar). Es la vestimenta nacional.


A veces sus túnicas pueden cambiar de color y van acompañados con una daga (janyar) que colocan en su cintura, formando parte de su estética. Algunos omaníes también llevan turbantes que se importan de Cachemira.


El zoco de Nizwa es uno de los más antiguos del país. Deambulamos impregnándonos de sus olores a especias, café, te, dulces y hay numerosas tiendas de cerámicas.


Los viernes hay mercado de animales pero no hemos podido coincidir, pero dicen que es muy interesante por su autenticidad.


Suena la música del muecín y la luna se ve justo por encima de la mezquita. Cenamos en el restaurante Al-Mandi, justo en la parte opuesta del zoco.


Tomamos un mutabal, carne con arroz especiado y una ensalada fatoush y para beber zuma de limón y menta y otro de dátiles.Deliciosos.

22 de septiembre de 2017

ISRAEL:LA FORTALEZA DE MASADA Y UN BAÑO FLOTANTE EN EL MAR MUERTO

Hoy salimos desde el Post Hostel de Tel Aviv con el vehículo que nos viene a buscar y que nos llevará a las puertas del Palacio de Massada. La fortaleza fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en el año 2001.


Atravesamos el Desierto de Judea, pasando por el río Jordan, tocando frontera con Jordania. Descendemos hasta 417 metros bajo el nivel del mar. Vemos algunos camellos y ónix, además de rebaños de cabras. 



Nos acercamos a las Montañas de Qumrán, donde se encontraron los famosos manuscritos del Mar Muerto expuestos en el Museo de Israel en Tel Aviv y que visitaremos mañana. 




Antes de subir en el teleférico que nos lleva a la gran Fortaleza de Herodes en Masada, vemos un video del lugar arqueológico que vamos a visitar y que explica el asedio de los romanos a los zelotes, una tribu judía que se defendió heroicamente.



En tres minutos ascendemos unos 600 metros con el teleférico. Situada en una gran meseta tectónica, la fortaleza es impresionante. La guía que nos acompaña nos explica en cada asentamiento cómo era la vida en aquella época, el Palacete, las viviendas, los cuarteles, los baños, las sinagoga, las cisternas de agua...



Al fondo podemos vislumbrar a unos 5km el Mar Muerto, bajo una neblina de vaporización por el calor, pues aunque es temprano, hace un sol de justicia.


Bajamos por los miradores  que hay a distintos niveles para apreciar las vistas del desierto que son magníficas. Desde aquí vemos el famoso Camino de la Serpiente en forma de zig-zag de unos 5 km y que algunos prefieren subirlo en lugar del teleférico.
 

A medio día podemos acceder a una de las playas, la Kalia Beach, que dispone de bar chill-out, asientos, vestidores y duchas. 



Nos embadurnamos de barro, pues las propiedades del lodo que encontramos aquí son muy beneficiosas para la piel. 


Después de unos veinte minutos nos bañamos sobre el ansiado Mar Muerto, pues por su alta salinidad hace que uno flote. Una experiencia única.