22 de septiembre de 2017

ISRAEL:LA FORTALEZA DE MASADA Y UN BAÑO FLOTANTE EN EL MAR MUERTO

Hoy salimos desde el Post Hostel de Tel Aviv con el vehículo que nos viene a buscar y que nos llevará a las puertas del Palacio de Massada. La fortaleza fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en el año 2001.


Atravesamos el Desierto de Judea, pasando por el río Jordan, tocando frontera con Jordania. Descendemos hasta 417 metros bajo el nivel del mar. Vemos algunos camellos y ónix, además de rebaños de cabras. 



Nos acercamos a las Montañas de Qumrán, donde se encontraron los famosos manuscritos del Mar Muerto expuestos en el Museo de Israel en Tel Aviv y que visitaremos mañana. 




Antes de subir en el teleférico que nos lleva a la gran Fortaleza de Herodes en Masada, vemos un video del lugar arqueológico que vamos a visitar y que explica el asedio de los romanos a los zelotes, una tribu judía que se defendió heroicamente.



En tres minutos ascendemos unos 600 metros con el teleférico. Situada en una gran meseta tectónica, la fortaleza es impresionante. La guía que nos acompaña nos explica en cada asentamiento cómo era la vida en aquella época, el Palacete, las viviendas, los cuarteles, los baños, las sinagoga, las cisternas de agua...



Al fondo podemos vislumbrar a unos 5km el Mar Muerto, bajo una neblina de vaporización por el calor, pues aunque es temprano, hace un sol de justicia.


Bajamos por los miradores  que hay a distintos niveles para apreciar las vistas del desierto que son magníficas. Desde aquí vemos el famoso Camino de la Serpiente en forma de zig-zag de unos 5 km y que algunos prefieren subirlo en lugar del teleférico.
 

A medio día podemos acceder a una de las playas, la Kalia Beach, que dispone de bar chill-out, asientos, vestidores y duchas. 



Nos embadurnamos de barro, pues las propiedades del lodo que encontramos aquí son muy beneficiosas para la piel. 


Después de unos veinte minutos nos bañamos sobre el ansiado Mar Muerto, pues por su alta salinidad hace que uno flote. Una experiencia única.

18 de septiembre de 2017

PALESTINA: EN LA CIUDAD DE BELÉN

Desde la Puerta de Damasco salimos en trambús hacia la ciudad de Belén, asegurándonos que llevamos el pasaporte con la Blue Card, el visado para volver a Israel. En tan sólo 1 hora llegamos a nuestro destino.


Traspasamos a pie el muro de la vergüenza que separa Palestina de Israel y ni tan siquiera nos piden documentación. Es la dura realidad: durante décadas la historia se repite como en tantos otros lugares acontecidos, el apartheid de Sudáfrica, el Muro de Berlín, las guerras, las atrocidades, impedimentos, vejaciones y torturas que sigue sufriendo el ser humano para coartarle lo más preciado, su dignidad y libertad.  


Cuando salimos del muro, ya en Palestina,  hay una cola de taxis y nos vamos con un árabe hacia el Al Syrian Guesthouse. Es una casa preciosa del siglo XIX  con varios patios interiores. 


Afuera hay una placa que indica que esta casa sirvió como  casa de peregrinaje durante el período otomano. Ha sido restaurada con buen gusto y muchos detalles. En el hotel hay una pareja de recién casados y nos permiten hacerles una foto.


La ciudad palestina de Belén, (Bayt lham en árabe) se encuentra ubicada en los Montes de Judea. Tiene un gran significado para los fieles cristianos  pues es aquí donde Jesús nació. Vamos a visitar la Iglesia de la Natividad que data del siglo IV D.C. 


 Los cruzados fueron reduciendo la entrada para no dejar pasar a los caballos de los enemigos. Su interior es enorme y ricamente decorado y apuntalado en cada lado pues da la sensación que en cualquier momento los muros se van a desmoronar.


Hacemos cola para poder entrar en el Santo Sepulcro que es el lugar donde Jesús nació. Justamente es este sitio donde se sitúa una estrella de 14 puntas en el suelo y los fieles se agachan para besarla. 


A un lado a la derecha, donde se encuentra una pequeña gruta, es donde los Reyes de Oriente se colocaron para adorar al niño Jesús. Un sacerdote se acerca para regalar a los fieles una estampita. Salimos.


Las reliquias que contiene el Gran Altar son de gran valor pero aunque formen parte del Patrimonio de la Humanidad, los iconos y la iglesia necesitan una restauración urgente. Otros permanecen en buen estado.


Nos dirigimos a la plaza principal y por la Calle de la Estrella nos encontramos con el Museo de Belén, que son dos casas antiguas de arquitectura palestina y donde se exhibe la vida del siglo XIX. 



Una mujer nos muestra los típicos artilugios del hogar. Muchas de las familias de Belén donaron sus objetos para exhibirlos. Nos va abriendo las puertas de cada estancia y cerrándolas. Cada estancia se encuentran en diferentes niveles.


Por la calle que va a la Gruta de la Leche Derramada, nos encontramos con alguna fábrica donde varios artesanos trabajan la madera de olivo para hacer belenes. Cómo no! Es frecuente que pongan los belenes expuestos en la calle durante todo el año aunque no sea Navidad.



Nos encontramos con un palestino muy simpático, tiene una tienda de ultramarinos. Es de madre libanesa, le compramos dos cervezas palestinas. Nos deja sentar pues afuera hace bastante calor. Le preguntamos si conoce a alguien que nos pueda llevar al día siguiente a Jericó. Nos dice que conoce a un señor mayor que lo puede hacer, va a avisarle por teléfono. Nos dice que Mohamed es un buen hombre y no nos cobrará caro. Finalmente lo llama y acordamos el precio. Quedamos para que mañana nos venga a buscar al Guesthouse.  


Llegamos a la Cueva de la Leche Derramada. Bajamos a la gruta . En un folleto se explica que en la huída de José y María con su recién nacido, se escondieron en esta gruta para evitar que mataran al Niño Jesús, por orden de Herodes, porque corría la voz que Jesús era el Nuevo Mesías.  


En esta cueva, María amamantó a su hijo y derramó una gota de leche. Esto hizo que la roca se convirtiera en color blanco. Y es que en estas tierras bíblicas y tan místicas uno podría creer que los milagros existen.

15 de septiembre de 2017

ISRAEL: EL BARRIO JUDIO DE JERUSALEN (I)

Entrando por la Puerta de Jaffa, lo primero que hacemos es pasear por el barrio judío, un mundo totalmente ajeno al nuestro por su religión extrema y costumbres. 


Es un barrio precioso, limpio con calles empedradas, hay algún niño jugando y otros aparecen en las puertas de sus casas. 


Se respira paz dentro de las murallas de Jerusalén, la ciudad Santa.



Nos dirigimos al Cardo Máximus, donde se encuentran unas columnas de la época de los romanos y su calle se amplía a 12 metros de ancho. 


Subiendo unas escaleras visitamos la Sinagoga de  Ramban, la más antigua de la ciudad vieja. 


En su interior vemos a un rabino sentado rezando y agarrándose al pupitre mientras se balancea de atrás hacia delante con un libro abierto.


En la Sinagoga Hurva nos hacen pagar una entrada para subir a la cúpula y desde su terraza vemos  una hermosa panorámica de la ciudad antigua.



Caminamos hacia el famoso Muro de las Lamentaciones, de sesenta metros de ancho en lo que corresponde al barrio judío y que tantas veces hemos visto en los libros. 


Pero una vez llegas a este lugar te impone respeto. Aquí los rabinos y fieles se encuentran rezando frente al muro, golpeándose la cabeza y con las manos apoyadas en lo alto. Van ataviados con vestimentas de color negro, sombreros, los típicos tirabuzones a los lados y la mayoría con barba.




Los haredim (judíos ultra-ortodoxos) dedican toda su vida al estudio de los libros sagrados y a la oración. Se libran del servicio militar y son mantenidos por el Gobierno. Las mujeres tienen una media de 4 a 6 hijos. Pero por otra parte viven en condiciones austeras rozando la pobreza. Todo ello les aísla de la población judía laica y esto hace que permanezcan en su mundo de burbuja.


En su rezo, están realmente concentrados. Llevan un tefilín en la frente (para subordinar al intelecto) y otro en su brazo izquierdo rodeándolo con cinta negra hasta llegar al dedo, como recordatorio del aprendizaje de la Torá, (sobre el dominio de las emociones para ir por el buen camino). En el interior de cada tefilín llevan pergaminos doblados con textos escritos.



El muro se encuentra dividido en dos secciones, una para hombres y otra más pequeña para mujeres. Observo en la parte de las mujeres que dejan papeles entre las rendijas de las rocas...

14 de septiembre de 2017

ISRAEL: NAZARETH, UN EJEMPLO DE CONVIVENCIA

Audi es cristiano, es el gerente de la Al Mutran Guest House, un edificio árabe con 200 años de historia que  ha pasado a varias generaciones y finalmente se ha convertido en Casa de Huéspedes.


Cuando hacemos el check in, le digo a Audi que mi nombre es Mercedes y reimos al unísono. Nos dice que aquí en Nazareth los judíos, cristianos y musulmanes conviven en armonía, ayudándose unos a otros y en paz. Que es una ciudad muy segura y lo dice porque los viajeros a veces tienen dudas y nos anima a que nos sintamos como en nuestra casa.


Nos aloja en la última planta que es una suite con la habitacion, salón-comedor y un balcón con bellas vistas a la ciudad antigua. 


La puerta de entrada a este piso es un búnker y nos comenta que aquí se alojó el Embajador de Bégica en el 2013 con su mujer. Hay una placa conmemorativa. Todo un privilegio porque la casa es preciosa y nos deja toda la planta para nosotros. 


Audi es muy sociable y educado, lleva una cruz de oro colgada en su pecho y tiene cara de buena persona. Le doy las gracias por habernos alojado aquí por un precio similar a una habitación doble. 


Dejamos las mochilas, salimos a dar una vuelta y cruzando el bazar llegamos a la Iglesia de la Anunciación, un mamotreto descomunal donde destaca su cúpula octagonal. 



Aquí es donde el arcángel  Gabriel anunció a la Virgen María, en lo que era su propia casa, que estaba concebida por la gracia de Dios. Podemos apreciar la cueva donde vivía en su parte inferior.


En la parte superior se encuentran dando misa y podemos observar los distintos murales de mosaico de diversos países como España, Andorra, Italia, Francia, Bosnia, República Checa...y la gran cúpula. La iglesia es de nueva construcción, de los años 60 pero es de gran interés para los fieles.


En la zona norte de la ciudad vieja, visitamos la Iglesia de San José, donde se supone que el marido de María tenía la carpintería. 


Bajando al piso inferior se ve la cueva donde estaba ubicada y algunos de los mosaicos de la casa. Hay un cuadro que representa a San José en su carpintería y María elaborando el pan y a Jesús, cuando aún no daba sermones en la región de Galilea.


Nazareth es la cuna de la buena mesa, la ciudad de la gastronomía por excelencia y optamos por ir al restaurante árabe Abu Ashaf, famoso por elaborar el mejor hummus y los katayef, unos pastelillos en forma de media luna con queso fresco, frutos secos, cardamomo y canela bañados en sirope.
  

El Sr. Abu tiene el restaurante repleto de objetos que fue recopilando a lo largo de estos años. Conoce bien Barcelona, había tenido 3 restaurantes árabes en nuestra ciudad y nos comenta que se hacían buenos negocios.


Le pregunto por un cuadro con unas norias de agua, si es la antigua ciudad de Hama en Siria, me dice que si, y orgulloso nos va enseñando los objetos que tiene expuestos, muchas de ellas valiosas, algunas en plata y oro y que por ello no permite hacer fotos. Pero me deja hacer dos. Le doy las gracias.


Después de disfrutar de la gastronomía local, nos acercamos a visitar la Iglesia Ortodoxa Griega de la Anunciación, también conocida como la Iglesia de San Gabriel.



En su interior encontramos la fuente, que según los griegos ortodoxos, el Arcángel Gabriel le anuncia a María su estado, otra versión diferente a la cristiana, así que una se hace un poco de lio con estos dogmas de la religión...      


Como no nos dejan entrar en la Casa de Baños, porque sólo permiten entrar en grupo o te hacen pagar una barbaridad, optamos por irnos a nuestro balcón para charlar y observar las vistas mientras anochece...