21 de octubre de 1991

TAILANDIA: MAE HONG SON Y LAS MUJERES KAREN



Desde Chiang Mai llegamos en autobús local a la provincia del noroeste de Tailandia siendo fronteriza con Birmania. Nos dirigimos a Mae Hong Son, el Shangri-La del país. El camino es un tortuoso sinfín de curvas pero los expertos conductores sin precaución alguna van adelantando casi a ciegas. Antes de llegar a Mae Hong Son, que se encuentra situado en un valle, ya podemos apreciar el frondoso paisaje y a pesar de estar cubierto por una neblina espesa nos hace pensar que el lugar tiene un encanto especial.






















Este era nuestro destino elegido para visitar la tribu de los Paduang o mujeres Karen, popularmente conocidas como las mujeres "jirafa".



Nos alojamos en las Sang Tong Huts situadas a unos 15 minutos del pueblo. Los dueños del hospedaje nos reciben muy amablemente. Ella es una australiana y lleva unos cinco años en Tailandia. Se enamoró de un tailandés y juntos montaron este negocio tan original. Tienen un bebé de meses. El alojamiento consta de ocho cabañas construidas con material de bambú en forma de palafitos. Nuestra cabaña tiene una pequeña terraza con una vista maravillosa. También hay ducha dentro. Todo un lujo!



Nos encanta sentirnos en plena naturaleza entre bananeros, sin coches y a pleno campo. La zona de la cocina es común tiene forma redonda y se encuentra situada también al aire libre con techo de bambú desde donde se puede apreciar el jardín de la casa. Unos sofás nos acomodan para leer y una gran mesa sirve para los desayunos. La nevera también es común y todos apuntamos en una libreta lo que vamos consumiendo durante el día.


Decidimos dejar nuestras mochilas y nos dirigimos al centro del pueblo. Por el camino nos encontramos a los dueños y con su jeep se ofrecen a llevarnos. El pueblo parece estar adormecido en el tiempo, hay poco turismo y esto nos encanta pues es uno de los pocos lugares donde apenas hemos encontrado turistas. Después de un buen desayuno hablamos con un par de agencias para hacer la visita a las tribus al dia siguiente. Negociamos el precio y preguntamos lo que nos incluye. Realizaremos un trayecto en piragua por el río Pai para llegar hasta los poblados de los Padaung y un pequeño trekking.





Por la tarde llueve y nos refugiamos en un precioso templo blanco de estilo birmano. El Wat Jong Kham se refleja en el lago que hay enfrente que junto al grupo de palmeras y el cielo oscurecido por la lluvia le da un aspecto fantasmagórico. Unas mujeres se nos acercan a hablar con nosotros y observo que sus bocas están manchadas de un color rojizo amarillento producto de masticar hojas y nuez de betel. Contienen propiedades estimulantes y se utiliza también en medicina y en ceremonias importantes.























Al día siguiente nos levantamos temprano y antes de realizar la excursión pasamos por casa del guía pues necesitaba recoger unos papeles y nos presenta a su familia. Es una casa típica de madera con una sala central y un fogón par cocinar. Hay otros compartimentos por lo que intuyo son habitaciones para dormir y de almacen. Nos despedimos y ya emprendiendo el viaje nos adentramos en un bello trayecto por el río, contemplamos en silencio el paisaje que es hermoso, sereno, frondoso y vamos acompañados por nuestro guía, el barquero y un traductor.




Ya aproximándonos a nuestros destino, después de dos horas de trayecto, podemos ver a una de las mujeres que se encuentra lavando ropa en el río. Salimos de la barca encontrándonos en uno de los pequeños poblados donde viven recluídos en cautividad. Nos vienen a recibir y nos permiten pasear entre las cabañas, conversar con las mujeres, unas de ellas se encuentran tejiendo, otras permanecen sentadas con sus bebés amamantándolos.






















Hacemos fotos y una de las viejitas allí sentadas me enseña su bien más preciado. Saca una caja minúscula y la abre. Su contenido son dos rubíes.Me deja cogerle las manos y percibo en sus muñecas unos pequeños tatuajes. Su marido controla mis preguntas y ella temerosa me intenta explicar con cara amarga su significado.























Esta etnia es originaria de Birmania y en su pais han sido repudiados por lo tanto, permanece recluida en Tailandia siendo protegidas por el gobierno. Debido al interés que mostramos, nos permiten entrar en una de las cabañas donde el jefe de la comunidad nos recibe y nos acompañan también dos mujeres “jirafas”, el guía y por supuesto el traductor. Pero antes de sentamos nos barren el espacio que vamos a ocupar. Nuestro traductor amablemente nos va explicando todo lo relacionado con su forma de vida, nos permiten formular las preguntas que queramos y nos invitan a beber cerveza casera en cañas de bambú. Es de un sabor muy fuerte y todos bebemos pasándonos el mismo recipiente.





Hablan un dialecto incomprensible.Viven principalmente de la pesca y subsisten con los bordados que venden a los turistas. A partir de los cuatro años sus cuellos comienzan a sentir el peso de los anillos hasta llegar a la edad adulta y ya permanecerán así de por vida. Los aros son de bronce y van colocándoselos alrededor. Tienen la superstición de que si una de las niñas nace en jueves no se los pondrán. Menudo alivio! En realidad no se trata de alargar el cuello, lo que se pretende es bajar las costillas respecto a su posición normal. Creo que influye en que la mayoría de estas mujeres son de corta estatura.

En el caso de quitarse los aros, la flacidez que han adquirido los músculos del cuello haría imposible mantener la cabeza erguida debido a su peso, por lo que morirían desnucadas así que duermen y viven con ellos. La limpieza lo hacen estiradas apoyando el cuello y limpiando y quitándose uno por uno. Se considera a una mujer paduang más bella cuantos más anillos contenga en su cuello. Es un método de belleza opresora que los occidentales no podremos llegar a comprender.




La experiencia vivida ha valido la pena pues siempre es enriquecedor poder contemplar de cerca otros medios de vida y costumbres de etnias que aun perviven en el siglo XX pero siento una profunda pena pensar que se encuentran expuestos como los muñecos de feria.

2 comentarios:

  1. http://fanmakimaki.blogspot.com/2006/02/serengeti-by-felix-daniel.html

    Me impresionó las Mujeres jirafa, me sentí invadiendo su terreno, solo porque yo era rico y ellas refugiadas. Fue una sensación extraña.

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  2. Si, Fanmakimaki, es una sensación extraña pero a pesar de ser una cultura ancestral y tan lejana a la nuestra, estas mujeres accedieron a enseñarme sus pequeñas piedras de rubies,sus casas, sus hijos y me sentí cómoda con ellas.

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