Por la tarde nos acercamos al corazón del
centro histórico de Estocolmo donde se ubicaba el mercado de Navidad de la
plaza de Stortorget en el barrio de Gamla Stan. Tomamos un vino caliente nada más llegar pues el frío aumentaba conforme pasaba el día.
En esta plaza, se levantaron numerosos edificios de casas medievales decoradas con alegres colores y tejados terminados en punta o redondeados. En una esquina se encontraba el famoso edificio de la Bolsa.
Desde principios de la Edad
Media, la ciudad era el punto de encuentro con un mercado, un pozo y numerosos puestos
que llenaban el recinto. Al otro lado se encontraba el edificio que albergaba el
Museo Nobel.
Salimos de la plaza y dimos un paseo por los alrededores. En el casco antiguo había pequeñas tiendas encantadoras decoradas con motivos de Navidad, así como las calles de adoquines por las que pasábamos que se encontraban engalanadas con luces y adornos navideños.
En Västerlanggatng era adorable
ver cómo oscurecía con las casas iluminadas por estrellas que colocaban en sus
ventanas.
Era hora del “fika”, una palabra con mucha importancia para los suecos y es que se trata de hacer una breve parada y tomarse un café por la tarde con alguien en un lugar agradable.
Como ya era casi la hora de la cena nos fuimos a uno de los restaurantes para tomar un pastel de patata con salmón, eneldo y sémola acompañado de una cerveza.
Pasamos por el callejón más estrecho de Suecia que medía 90 centimetros con sus empinadas escaleras en Marten Trotzigs Gränd. Queríamos visitar la Storkyrkan, la Catedral de San Nicolás con 700 años de antigüedad pero se encontraba envuelta en plástico por reformas.
Decidimos ir hacia el puente que lleva de camino al Palacio Real para verlo iluminado y el Parlamento con el mar y lago de fondo. Seguimos el canal que nos llevaba a la Ópera también iluminada en rojo y azul de forma intermitente y a un lado el Grand Hotel.
Desde aquí se cogen barcos para hacer la excursión de los puentes de la ciudad.
Caminamos hacia el Kungsträdgarden,
un parque con jardines donde habían colocado una gran pista de hielo gratuíta. Justo en medio de la pista se encontraba la
estatua de Carlos XII. Este es un lugar de encuentro popular entre los holmienses.
En el parque encontramos unos renos gigantes iluminados. Este lugar fue en su día un Jardín Real (en el siglo XV) de hierbas aromáticas.
Me encanta ese señor reno con delantal ofreciendo el menú en la entrada de su restaurante.
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