7 de octubre de 1997

BRASIL : LAS PLAYAS DE MORRO DO SAO PAULO

 

Hace 2 días que desembarcamos en el puerto de Valença en Morro de Sao Paulo. Se encuentra en la isla de Tinharé, dentro del municipio de Cairu.



Morro de São Paulo es un lugar paradisíaco ubicado al sur de Salvador de Bahía, conocida por sus playas de aguas cristalinas y ambiente tranquilo.



Para llegar hasta Morro se requiere transporte terrestre y marítimo, aunque también existe la opción de vuelos desde Salvador. 



Nosotros optamos por la primera y tardamos casi siete horas en llegar. Nos alojamos en un resort y estuvimos a cuerpo de rey pues era nuestra última parte del viaje. Enseguida fuimos a la playa para darnos un baño.



Aquí estuvimos descansando del bullicio de Salvador, dando largos paseos por las playas. También sonaba la música pero a ritmo de reggae aparte de la samba. Cuando íbamos a tomar el sol en las hamacas, los camareros del bar ponían música reggae a toda pastilla. Creo que se oía en toda la isla. 



Por lo visto lo de hacer topless en Brasil no está bien visto pero yo lo hice pues tampoco estaba prohibido. Los camareros del bar donde tomábamos el sol iban locos pues el primer día salieron todos pasándose por allí para ver la novedad.



Nada más llegar a la isla me percaté de un mulato increíble que se estaba enjabonando el cabello y tenia el torso desnudo. Parecía un junco por lo fuerte que era. Me cautivó esa piel morena tan brillante y su precioso cuerpo. Al vernos nos preguntó con su voz sensual si buscábamos alojamiento y yo me quedé flaseada mirándole.



Las cabañas eran muy básicas y le comentamos que andábamos explorando la zona. Su mujer, al oírnos hablar apareció de repente para ver qué ocurría y creo que lo tenía bien vigilado. No me extrañaba pues él era la persona idónea con la que tener una aventura. A mí me encantaban los mulatos y el cuerpo me pedía revolcón pero mi imaginación supersónica bajó a la realidad y al sentir rechazo por aquella vigilanta de la playa, nos fuimos dando las gracias.



En el resort había poca gente alojada y todos eran muy pijos. Los mismos brasileiros que pasaban su estancia allí estaban siempre sonrientes y agradables. La despedida de Morro fue muy simpática. Salió hasta el cocinero que nos preparó la langosta para despedirse. 



En verdad disfrutamos de lo lindo de este viaje. Era nuestra última noche en Morro y cenamos langosta a la hawaiana. Al día siguiente volvíamos a Salvador do Bahía para posteriormente tomar el vuelo a Barcelona.


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