Hoy jueves fuimos a ver el mercado
de Guamote. Salimos desde Riobamba hacia la estación terrestre con un taxi y
desde allí con un autobús que nos llevaba en una hora y media. Guamote era uno
de esos pueblos andinos con más arraigo a las tradiciones kichwas.
Una vez en Guamote, ubicado a 3150 mts s.sn.m., fuimos andando unos dos kilómetros hasta llegar al monte donde se hacía el mercado de animales. Corderos, puercos, llamas, alpacas y vacas en un entorno cercado donde los vendedores y compradores iban ataviados con sus trajes típicos.
Podíamos disfrutar del colorido que allí se eclosionaba, las mujeres iban con faldas de felpa con adornos en el bies, jerseys y con un chal por encima de los hombros de vivos colores.
Sus cuellos iban adornados de vistosas bufandas, collares, sombreros adornados con plumas, parecidos a los del Tirol. El cabello largo y lacio lo decoraban con cintas de colores y otros adornos.
Los hombres iban ataviados con ponchos de vivos colores o a rayas y con sombrero típico. Apenas había turistas alrededor y y disfrutamos la mañana haciendo fotos y hablando con la gente local.
Las mujeres no accedían fácilmente a dejarse retratar, había que camelarlas un poco preguntándoles sobre el ganado que vendían o por otros temas para que ellas se encontraran a gusto y dejarse fotografiar.
Ninguna de ellas me pidió dinero.
Caminando de vuelta los 2km conversamos con una pareja de ancianos que bajaban como nosotros del mercado. Fidel y Consuelo se llamaban.
Nos preguntaron cuánto costaba un billete de avión desde España. Nos comentaron que tenían un sobrino que vivió en Barcelona unos años pero que luego marchó a Estados Unidos y falleció allí.
Otras muchachas al oírnos hablar nos dijeron que les lleváramos a U.S.A y les dijimos que éramos españoles pero que en Europa aunque se ganaba más dinero aquí se vivía más tranquilo.
Llegamos a otro mercado que se encontraba en el centro del pueblo. Era el de las telas, cuero, collares, comida, herramientas… un mercado muy particular pues una zona tocaba a las vías del tren, que en su día realizaba el trayecto de Riobamba a Alausí.
Había también venta de pócimas, para el mal de aire o altura, para el mal de huesos, para hacer infusiones, especias, herbolarios y cremas varias, ropa, collares…etc.
Tomamos de vuelta el autobús en dirección a Riobamba y nos paramos en la Laguna Colta. Hicimos un paseo alrededor donde había totora y otras plantas, lo curioso es que siendo un lugar de recreo no había nadie y disfrutamos de aquel paraje para nosotros solos.
De vuelta hacia Riobamba bajamos en el centro y después de descansar un rato nos fuimos a cenar al restaurante “El delirio”, un precioso local ubicado en una antigua casa colonial y con un patio central con jardín de rosas y otras plantas.
Entramos
y en una de las salas había decoración de máscaras tribales y vestimentas
típicas. Escogimos mesa en otra sala junto a la chimenea. Tomamos sopa de
cebolla, ceviche de corvina y un arroz con camarones para compartir. Todo muy
sabroso.
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