29 de febrero de 2024

DOMINICA : SCOTT'S HEAD Y LA BUBBLE BEACH


Hoy fuimos en minibús (salía desde el centro de Roseau) hacia el sur de la isla, en la bahía de Soufrière. 



El minibús estaba casi vacío pero solo en 15 minutos se llenó y nos pusimos en marcha. Pasamos bordeando la costa hasta llegar a Scott’ Head Marine Reserve.



Scott's Head es un pueblo en la costa suroeste de Dominica, en la parroquia de San marco. En 2001, su población era de 721 habitantes. 



Scott's Head, predominantemente es un pueblo de pescadores y domina la bahía de Soufrière, que está protegida como Reserva Marina Soufriere Scott’s Head.




Es un lugar excepcional para los que aman el buceo. Antes pasamos por la Champagne Reef que es una playa de canto rodado pero tiene la particularidad de que por ser zona volcánica, en el agua salen burbujas. Es como si fuera un spa y nadaras en una copa de champagne.




Bajamos a los cuarenta y cinco minutos del autobús y fuimos caminando ondeando la costa, la playa era absolutamente de piedras pero apacible y sin turismo, a excepción de cuando vienen las guaguas de los cruceros que lo llenan todo.



Vimos a un pescador junto a su barca que estaba limpiando un pez aguja y conversando con él me dijo que accedía a que le hiciera una foto.



Un gatito dormía plácidamente sobre las redes. Había unas casetas de colores junto a la playa y restaurantes donde servían comida local.



En realidad Scott es un peñón donde había una torre de control pero no subimos porque hacía un sol de Justicia. 



Fuimos caminando hacia Soufrière rodeando toda la bahía y nos parecía una bonita estampa, con la iglesia al fondo y las casitas de colores.



Cuando llegamos nos bañamos en la playa de burbujas, era la Bubble Beach Spa. Había unas hamacas a la sombra y cogimos sitio para dejar las cosas. 



Había un cartel que indicaba que costaba 10 dólares caribeños por hamaca, pero nadie vino a cobrarnos. Había sólo gente local bañándose vestida. 



Nos bañamos entre burbujas con el agua calentita en algunas zonas. Era un placer pues hacía un día espléndido. Me puse las gafas de buceo para ver las burbujas que salían de la tierra.



Esta playa es de piedra y arenoa y nos quedamos un buen rato. La iglesia se encontraba justo tocando a la arena y cuando quedamos satisfechos de playa y sol, fuimos a buscar el minibús de vuelta. 



Una vez en Roseau pasamos por el supermercado y nos fuimos a descansar un rato antes de cenar.

28 de febrero de 2024

DOMINICA : PORTSMOUTH Y EL INDIAN RIVER

 

Hoy dedicamos el día para ir hacia el norte de la isla de Dominica en Portsmouth.



Un mini bus salía del centro (desde donde cruzamos cada día el puente) y tan sólo estuvimos veinte minutos esperando a que se llenara.



No había ningún turista en el autobús. Antes de partir, un rastaman nos cobró el importe. Era el mismo que conducía y lo hacía como un rayo, era un poco temerario.



En muchas partes se escuchaba música reggae y la gente era agradable. A Portsmouth se llega en una hora y cuarto por una carretera de la costa oeste, la parte que da al mar Caribe.



Primero paramos en el Indian River, llamado así debido a que el conquistador Cristóbal Colón creía que había llegado a la India y lo llamó así. Luego llegaron los franceses y posteriormente los ingleses.



Compramos primero el permiso del Site Pass,  una tasa que se paga al gobierno por cada entrada de parques nacionales. Luego los oficiales te lo piden y lo marcan. Hay también un pase semanal.



El Site Pass que compramos costaba 13,35 EC por persona. Hablamos con el barquero que se llamaba Fire como la barca que llevaba e hicimos con él un recorrido de una hora y media.



Nos llevó a través de bellos manglares remando a pulso, era un paisaje un tanto bucólico y relajante.



Fire nos iba enseñando diferentes especies de árboles como el dragon blood tree y plantaciones de copra abandonadas. Vimos mangos,  cocoteros, hojas llamadas orejas de elefante, algunas especies de pájaros, peces y cangrejos.



Paramos delante de la casita que hicieron expresamente para la película de “Piratas del Caribe” . No dudamos que este era un escenario natural para cualquier película de aventuras.



Le pregunté a Fire si su nombre era porque cuando se enfadaba se ponía furioso como el fuego y éste se reía a carcajadas con sus dientes rotos.



Era un tío simpático, le dije que me gustaba su barca porque la tenía como nueva en comparación a otras que habíamos visto. 



Estaba muy bien cuidada y pintada con colores de la bandera del país. Fire llevaba un pañuelo en la cabeza y vivía de su barca de 5 a 6 meses al año, el resto no trabajaba y vivía simplemente.



Es curioso pues al preguntarle si los demás que iban en otra barca pagaban lo mismo me dijo que no, que pagaban más pues venían del crucero e iban apiñados en barcas más viejas.

 


Así que evitamos a la gran turistada. No obstante, cualquier excursión salía cara. Pagamos al salir y nos deseó buen viaje y larga vida.



Salimos andando por la Prince Rupert Bay y cruzamos Portsmouth, la antigua capital que dejó de serlo por una epidemia de malaria y fue Roseau definitivamente la que pasó a ser la capital de la isla.



Había bonitas casas de madera asomadas a la hermosa bahía de la que se enamoró Francis Drake, el famoso pirata. 



Llegamos a la Prince Purple Beach y aquí encontramos pelícanos y algún lugareño sentado en medio de la playa bajo la sombra de una pérgola. 



Finalmente llegamos andando al Cabrits National Park donde se encontraba el Fort Shirley, un antiguo fuerte renovado en el 2017 totalmente nuevo. 



Desde los cañones nos asomamos a la preciosa bahía y nos quedamos contemplando la vista.



Después visitamos las estancias de los oficiales. En el interior había escasa información. 




Sí se mostraban unos dibujos muy bonitos de cuando los cimarrones lucharon contra la esclavitud: negros ingleses y franceses enfrentándose, otra imagen mostraba mujeres bailando y una pareja de negros en libertad.



Salimos hacia la estación de Portsmouth y cogimos el mini bus de vuelta a la capital, Roseau. 



Al atardecer nos acercamos a la playa para ver la puesta de sol.


26 de febrero de 2024

DOMINICA : ROSEAU Y LAS CASCADAS TRAFALGAR


Desde Guadalupe salimos en ferry hacia la isla de Dominica. Es la más joven de las Antillas Menores. Se localiza entre los territorios de ultramar franceses de Guadalupe y Martinica. El idioma oficial es el inglés.



Llegamos a su capital, Roseau y nos dirigimos andando hacia el Saint James Guest House que se encontraba a unos 15 minutos andando de la línea de ferrys.



Era una casa amarilla colonial muy bonita situada en una zona tranquila y muy cerca del centro. La señora que regentaba la guest house nos recibió y nos dijo que pasáramos al jardín pues faltaba un rato para hacer el check in.

 


Nos trajeron un zumo de fruta a modo de bienvenida y nos fuimos después a cambiar dinero al National Bank. 



Una vez colocado el equipaje, fuimos hacia el Jardín Botánico. En realidad era más bien un parque donde la gente se reunía e iba a practicar deporte.



Subimos por el Jack’s Trail donde veíamos brincar a los lugareños subiendo y bajando como si nada las escaleras, haciendo flexiones etc.



El jardín era bonito, salvaje con árboles y plantas por todos sitios. 



Incluso había una zona con loros del Amazonas enjaulados. Pero el verdadero pulmón de la isla eran las montañas que rodeaban al parque.



Al día siguiente nos fuimos a visitar las cascadas Trafalgar. Nos dijeron que los minibuses salían del Botanical Garden. Allí se encontraba una chica esperando y al preguntarle nos comentó que ella iba hacia el pueblo de Trafalgar y que de un momento a otro vendría un minivan. 



Normalmente salen varias furgonetas desde la central de cruceros pero es exclusivo para los clientes del barco. A los 5 minutos paró un coche que parecía particular y la chica nos dijo que montáramos sin problema. Subimos la montaña y se veía el Parque Nacional Trois Pitons. 



Al cabo de unos quince minutos, el conductor nos dejó a pie de las cascadas y al preguntarle cuánto le debíamos nos dijeron que era gratis. Era un vecino de la chica con la que íbamos. Y es que la gente es agradable y te ayuda en lo que puede.



Les dimos las gracias y pagamos en la taquilla dos tickets por €13. Primeramente entramos en el Centro de Información donde se explicaba con detalle la zona volcánica del Valle de Roseau y el parque de Trois Pitons.



Caminamos un trecho de escaleras de unos 20 minutos hacia las cascadas y ya se oía el ruido del agua caer. Hasta aquí llegaban los cruceristas porque era un acceso fácil. Pero cuando llegamos estábamos solos.



¡Qué mirador tan bonito! Las cascadas de agua eran dos principales y les hacían llamar “papá” y “mamá”.



Eran espectaculares. Las cascadas miden más de 70 m de altura y se encuentran separadas entre una roca enorme en el medio. Al cabo de un rato vino un grupo de veinte personas con tres guías, estuvieron unos diez minutos y se fueron.



Nosotros nos quedamos para contemplar la preciosa vista. Las cascadas se encuentran a unos 381 m a 451 m s.n.m. en selva secundaria. En los billetes de 5 dólares caribeños sale impresa la cascada “mamá”, la más alta.



La zona ha quedado tocada pues se generaron varios destrozos por la tormenta tropical Erika: en el 2015 arrasó convirtiendo la zona en desastre natural desde el huracán David. 



También en el año 1995 cayó una enorme roca en la cascada "papá" donde justamente había unas piscinas naturales de fácil acceso pero ahora se hace casi imposible llegar hasta allí.



Bajamos hacia la población de Trafalgar andando, que acoge el nombre de la Batalla de Trafalgar, realizada entre franceses e ingleses, fuera de la costa española en 1805.



Desde aquí un minibús nos paró para volver hasta Roseau por 5 dólares caribeños cada uno. Íbamos acompañados con otra pasajera y a los diez minutos el conductor nos dejó cerca del centro.



Fuimos caminando hasta el Museo de Dominica. Preguntamos lo que costaba, eran ocho dólares caribeños así que preferimos pasear por la ciudad. 



Justo delante encontramos el Monumento de la Emancipación en conmemoración a todos los africanos que sufrieron la esclavitud en Dominica.  Representaba un símbolo de libertad.



Habia edificios de estilo colonial francés, inglés y criollo pintados en colores pastel y alguna otra casa en madera y piedra.



Entramos en el Old Market donde suelen vender todo tipo de souvenirs. Antes albergaba el viejo mercado de la ciudad.




Alguna gente local nos saludaba, se nota que hay poco turismo, a excepción de los cruceros que suelen parar unas horas a lo largo de la jornada.



Dominica se ve auténtica, con sabor caribeño. En el mercado de pescado y la lonja apenas había movimiento, son los viernes el dia de más afluencia.




La Catedral se caía a pedazos, había un letrero con vallas de aluminio para no pasar, la estaban restaurando.



El barco de los cruceristas ya había partido. La ciudad quedó en silencio, tranquila y nos fuimos a cenar.