Desayunamos en el refectorio del Monastyrski Hotel. Nos
recordaba un poco al que estuvimos en Vilnius y Santiago de Compostela.
Aprovechando nuestro último día en Bielorrusia, aún nos
quedaban lugares en la capital por visitar.
Empezamos la mañana para ir al Museo Nacional de Arte. Pagamos 10 Byr y entramos en un gran edificio de estilo clásico con una sección de pintura rusa de los siglos XIX y XX.
Además de una colección de pintura
bolchevique, después de la Revolución.
Uno de los cuadros a destacar era un retrato de Marc Chagall
de su maestro Yendel Pen.
El cuadro más llamativo era el del Ejército Rojo liberando
Minsk de los alemanes en 1944, tres años después de la invasión nazi.
Una de las esculturas que nos llamó la atención fue la de los tres dirigentes de la
conferencia de Yalta en Crimea: Stalin, Churchill y Roosvelt repartiéndose el
mundo.
También había una pequeña sección de arte oriental y
vitrinas de porcelana rusa.
Después nos acercamos al barrio de la Trinidad, lo que fue
el barrio judío pero reconstruido.
Cruzamos el puente que nos llevaba a la Isla de las Lágrimas donde se alzaba una escultura significativa "del dolor y el valor" representado por mujeres portando en sus manos retratos de sus familiares fallecidos en la Guerra de Afganistán, cuencos y estampas religiosas.
Delante
había unas vistosas coronas de flores en honor a todos aquellos que
sufrieron la guerra.
Tomamos un zumo refrescante de arándanos antes de salir del
barrio. Desde aquí podíamos contemplar bellas vistas del río.
Por la tarde caminamos hasta el Komarovsky Market, el
mercado principal de Minsk. Mucha carne de cerdo y vacuno, embutidos y puestos
de queso fresco y dulces.
A las siete de la tarde fuimos al Teatro de la Ópera Bolshoi para ver "Esmeralda" interpretada por una compañía de ballet rumano.
De paso pudimos ver el interior del teatro.
Era una obra muy vistosa y con alegre vestuario. Había en total unos 35 bailarines que llenó de emoción al público con sus danzas y piruetas.
Terminamos la velada en un restaurante junto al ayuntamiento al aire libre y con
música para celebrar la despedida de un país que nos ha sorprendido gratamente.
Como me dan envidia estos países comunistas que valoran la cultura y la tienen a precios populares. Una representación de 3 horas, de gran calidad, en platea a 20 euros.
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