Este último día de viaje lo dedicamos a Manchester para visitar el Museum of Science and Industry, ubicado en el barrio de Castlefield.
También se encuentra la Beetham Tower, el Instituto Cervantes y los canales de la ciudad.
Primero andamos hacia los canales e hicimos fotos de los puentes y rascacielos, aunque había bastantes obras.
Después fuimos hacia el MOSI, el museo, donde se explicaba y mostraba la gran revolución industrial que se inició en Manchester con fábricas de automoción, textil, aeronáutica, computadores… etc.
En 1830 se hizo el primer tren de pasajeros para cubrir la línea de Manchester-Liverpool.
En la exposición se mostraban maquinarias de tejidos, de herramientas y antiguas fotografías donde se veía a la gente trabajar.
En aquella época las mujeres en las fábricas y en los telares hablaban el “Mee-Miau” que era la mímica con la lectura de labios por el ruido que hacían los telares.
Tenían horarios estrictos de entrada y salida para que las máquinas no dejaran de funcionar.
Había un apartado del profesor Stephen Hawkin con una pizarra escrita de una conferencia realizada en Cambridge. También estaba su silla eléctrica.
Salimos y nos fuimos andando hasta la magnífica John Rylands Library.
Ubicada en un edificio antiguo que se asemejaba a una iglesia construída en ladrillo rojo, ocupando una manzana entera.
Era una biblioteca única, una auténtica joya que recomendaría a todos los que pasaran por Manchester.
Uno podía sentarse tranquilamente en la tercera planta para disfrutar del silencio, leyendo un libro, estudiando o dejar pasar simplemente el tiempo admirando esta maravilla.
Los muebles estaban diseñados en madera noble. Más de 1.000.000 de volúmenes estaban guardados en vitrinas, es un lugar de ensueño para cualquier lector.
Accedimos a través de una zona moderna pero las estancias eran de estilo neogótico.
También habría que destacar en Manchester la cantidad de rascacielos modernos de cristal, entre canales mezclándose con los edificios antiguos de ladrillo rojo.
La ciudad tuvo que reconstruirse de nuevo porque fue destrozada en la II WW por los alemanes y más tarde por el IRA. Y es que esta organización terrorista también destruyó gran parte del centro, incluida su Catedral.
A ésta irónicamente la llamaban "la ventana de fuego" al haber sido atacada dos veces. Una en 1940 por los alemanes y años más tarde por el IRA en 1996, siendo restaurada de nuevo.
Cerca vimos una estatua de Chopin y caminamos de nuevo hacia la Catedral y pasamos por la Cheetaw Library pero como había que sacar con antelación las entradas por internet y costaba 13£ cada uno, no entramos.
Volvimos al barrio de Shambles, como lucía el sol pudimos ver los edificios en todo su esplendor.
Pasamos por la Iglesia de Santa Anne. Hacían un concierto que empezaba en diez minutos de música clásica, así que nos quedamos a escucharlo. La primera parte duró una media hora, tocaba un joven virtuoso del violín y le acompañaba un señor al piano.
Tocaron piezas de Sebastian Bach, Beethoven y Giuseppe Tartini. Ambos músicos procedían de la Royal Northern College of Music.
La segunda parte fue una virtuosa china Dingching Duan que nos deleitó tocando piano con piezas de Schumann, Chopin y Debussy. Se graduó en Xian en el Xian Conservatory of Music Education y colaboró con la London City Philarmonic Orchestra.
Los músicos mostraron su enorme talento y el público allí presente aplaudió efusivamente.
Después del concierto nos fuimos a comer al Sawyers Arms, un típico pub donde tomamos un puding de pescado y gambas con puré de patata y gratinado de queso con una cerveza Nicholson Pale.
El personaje de William Nicholson aparece en todos los pubs con algún plato dedicado con su nombre. Fue un político conservador, le gustaba jugar al cricket y su familia tenía una destilería de Ginebra.
Cuando se jubiló llevó la destilería J & W Nicholson Co. Destilery y compró varios campos de cricket.
Después de comer nos fuimos hacia la Manchester Gallery donde se mostraba una bonita colección de frescos de la época prerrafaelista.
Vimos un Modigliani y otros cuadros muy interesantes. La entrada era gratuita.
Como ya estábamos cansados de dar vueltas y ya habíamos visto lo más interesante de la ciudad, nos fuimos al hotel para recoger el equipaje y encaminarnos hacia el aeropuerto para regresar a Barcelona.