Fecha del viaje: Abril 2013
Extracto de Mi Diario de Viajes:
Extracto de Mi Diario de Viajes:
Siempre pense que viajar a los Balcanes (aparte de visitar esas pequeñas joyas escondidas) me ayudaría a entender mejor la historia, la cultura y los numerosos conflictos de la antigua Yugoslavia.Empezamos el viaje por Serbia aterrizando en el aeropuerto de Belgrado.
Nuestro destino es Novi-Sad, asi que una vez en la capital, tomamos el autobús que en hora y media nos deja en esta bella ciudad, aunque salimos un poco intoxicados por los cigarrillos que se fumó el conductor y el calor de la calefacción.
Andamos los dos kilómetros que nos lleva al centro atravesando el Boulevard Oslobodenja. Cruzamos un mercado al aire libre de frutas,verduras carne y pescado.En la calle hay una gran animación pues a pesar de ser Semana Santa, la religión ortodoxa la celebra una semana más tarde.
Llegamos a la Trg.Slovode (o Plaza de la Libertad) en el centro histórico, donde se encuentra nuestro alojamiento, el hotel Vojvodina, haciendo referencia a la región donde nos encontramos, con influencia húngara debido a su situación geográfica, pues unos pocos kilómetros al norte se encuentra la frontera con Hungría.
El casco antiguo se encuentra repleto de edificios históricos muchos de ellos pintados con colores alegres, al fondo vemos el ayuntamiento, el Vojvodjanska Bank, el palacio Tanurdzic, la Iglesia católica de Maria, incluso iglesias ortodoxas y una de estilo austríaco-católica, presidiendo la plaza. Hay muchos cafés con terrazas que invitaría a sentarse y ver la gente pasar si no fuera porque hace un poco de frío.
Cenamos en el restaurante Kod Lipa, es una antigua casa que data de 1880. Pedimos unos mezze y çevapccici con queso típico del país, el kajmak, que más bien parece una bola de leche frita por su espesura. Acompañamos con un vino serbio de la región.
... Hoy por la mañana visitamos la ciudadela de Petrovaradin, una inmensa fortaleza que construyeron los austro-húngaros para defenderse de los turcos.
Se tardó 88 años en hacerla y en ella perdieron la vida más de 80 esclavos (eran asesinos y ladrones) para ganarse el purgatorio.
Petrovaradin significa "la fortaleza tan fuerte como la fe". El joven Tito fue prisionero en esta ciudadela. Desde lo alto de la torre se divisan unas bellas vistas sobre el Danubio en su parte derecha con la ciudad vieja y al otro lado se encuentra la ciudad nueva.
En la misma torre donde me encuentro hay un enorme reloj que construyeron los austríacos y en aquella época se debía pagar una tasa para las casas que podían divisar la hora, que era la gran mayoría.
Salimos por una de las entradas posteriores y nos vamos a una de las paradas de autobús que van hacia el Parque Nacional de Fruska Gora, aunque el conductor nos dice en su idioma que este no es el autobús que tenemos que coger y nos deja en la parada correcta a unos cientos de metros más adelante. Le damos las gracias sin tener que pagar el billete. El paisaje a medida que avanza es un bosque frondoso.
Una vez en Fruska Gora, visitamos uno de los monasterios más importantes de Serbia, el Novo Hopovo. Su origen data del año 1575 y fue fundado por el Obispo Maksim.
La entrada es gratuita y el pope nos abre el monasterio para poder admirar los bellos frescos en su interior, que son de influencia griega y fueron pintores de la misma escuela que pintaron en el monasterio del Monte Athos. Nos deja tomar unas fotografías y dejamos una propina para el mantenimiento.
En Fruska Gora hay más de 30 monasterios esparcidos por la montaña, pero sólo 17 de ellos permanecen en activo actualmente...
Andamos los dos kilómetros que nos lleva al centro atravesando el Boulevard Oslobodenja. Cruzamos un mercado al aire libre de frutas,verduras carne y pescado.En la calle hay una gran animación pues a pesar de ser Semana Santa, la religión ortodoxa la celebra una semana más tarde.
Llegamos a la Trg.Slovode (o Plaza de la Libertad) en el centro histórico, donde se encuentra nuestro alojamiento, el hotel Vojvodina, haciendo referencia a la región donde nos encontramos, con influencia húngara debido a su situación geográfica, pues unos pocos kilómetros al norte se encuentra la frontera con Hungría.
El casco antiguo se encuentra repleto de edificios históricos muchos de ellos pintados con colores alegres, al fondo vemos el ayuntamiento, el Vojvodjanska Bank, el palacio Tanurdzic, la Iglesia católica de Maria, incluso iglesias ortodoxas y una de estilo austríaco-católica, presidiendo la plaza. Hay muchos cafés con terrazas que invitaría a sentarse y ver la gente pasar si no fuera porque hace un poco de frío.
Cenamos en el restaurante Kod Lipa, es una antigua casa que data de 1880. Pedimos unos mezze y çevapccici con queso típico del país, el kajmak, que más bien parece una bola de leche frita por su espesura. Acompañamos con un vino serbio de la región.
... Hoy por la mañana visitamos la ciudadela de Petrovaradin, una inmensa fortaleza que construyeron los austro-húngaros para defenderse de los turcos.
Se tardó 88 años en hacerla y en ella perdieron la vida más de 80 esclavos (eran asesinos y ladrones) para ganarse el purgatorio.
Petrovaradin significa "la fortaleza tan fuerte como la fe". El joven Tito fue prisionero en esta ciudadela. Desde lo alto de la torre se divisan unas bellas vistas sobre el Danubio en su parte derecha con la ciudad vieja y al otro lado se encuentra la ciudad nueva.
En la misma torre donde me encuentro hay un enorme reloj que construyeron los austríacos y en aquella época se debía pagar una tasa para las casas que podían divisar la hora, que era la gran mayoría.
Salimos por una de las entradas posteriores y nos vamos a una de las paradas de autobús que van hacia el Parque Nacional de Fruska Gora, aunque el conductor nos dice en su idioma que este no es el autobús que tenemos que coger y nos deja en la parada correcta a unos cientos de metros más adelante. Le damos las gracias sin tener que pagar el billete. El paisaje a medida que avanza es un bosque frondoso.
La entrada es gratuita y el pope nos abre el monasterio para poder admirar los bellos frescos en su interior, que son de influencia griega y fueron pintores de la misma escuela que pintaron en el monasterio del Monte Athos. Nos deja tomar unas fotografías y dejamos una propina para el mantenimiento.
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