Extracto de Mi Diario de Viajes:
Llegamos a Hahoe en un taxi desde la estación de Andong. Esta bella aldea fue reconocida por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad por sus casas centenarias. A dia de hoy sus habitantes preservan las tradiciones y anualmente se celebra el Festival de Máscaras o el Byeolsingut Mask Dance.
Es un poblado donde viven poco más de 200 personas, unos 110 hombres y 112 mujeres en concreto. Hahoe se encuentra en un pequeño valle entre bellas montañas. Nos dirigimos a la oficina de Información y Turismo donde dos amables señoritas nos buscan alojamiento en una de las casas del pueblo. Las casas más antiguas son de hace más de 400 años y aún permanecen intactas debido a los cuidados de sus dueños que reciben ayudas del gobierno para restaurarlas.
Al cabo de 5 minutos nos viene a buscar el dueño de la casa donde pernoctaremos. Nos recoge las mochilas y nos dice en su escueto ingles que nos vendrá a recoger pues aprovechamos para dirigirnos hacia el lugar donde se celebra una representación de teatro con máscaras tradicionales.
Al coincidir esta semana con el "Byeolsingut Mask Dance" lo hacen en un recinto al aire libre, enmedio de una gran tarima y como telón de fondo una vista fabulosa del rio Nakdong con la montaña Buyongdae detrás. De ahí el nombre del pueblo, "Ha" significa río y "Hoe" es alrededor.
Una vez sentados en la hierba nos disponemos a pasar una velada divertida y al cabo de unos minutos empieza el espectáculo lleno de color con música y en medio de la naturaleza. Aparece un presentador en escena y seguidamente la banda de música.
Este baile de máscaras es representativo en forma de sátira de la vida social. Hay varios personajes principales: el aristócrata, la novia, el escolar, el carnicero, el monje corrupto, el borracho...
Todos se relacionan entre sí a medida que van pasando los actos . Todos los personajes son representados por hombres. Es este un espectáculo precioso que dura una hora aproximadamente y en el que facilmente nos dejamos llevar por las emociones.
Al finalizar la actuación nos espera el dueño con el coche para llevarnos a la casa que se encuentra a unos pocos kilómetros para que sepamos donde nos ubicamos. La casa es de finales del siglo XVIII, tiene unos 230 años. El dueño nos explica que el sistema de calefacción es más antiguo que el ondol pero igual de efectivo.
Por toda la casa hay abalorios de labranza y alrededor del patio hay otros de más actualidad, incluso hay vasijas de adorno que normalmente se utilizan para guardar las judías negras y que fermentan durante para su posterior uso en preparar pastelillos y como acompañamiento.
El paisaje de las montañas con las tierras sembradas y las casas antiguas hace que sea un conjunto de belleza equilibrada y que apenas se ha transformado con el tiempo.
La vida parece haberse detenido, los parterres de las casas se inundan de flores exoticas y en el campo, de un color verde luminoso profundo, se siembran verduras y arroz.
Hay muchos arboles frutales. Los utensilios de labranza se ven esparcidos y tambien hay invernaderos para cultivar fruta.
Los tejados de las casas son de paja y los muros que rodean a las casas son de adobe. Por un instante da la sensacion de encontrarnos en un pequeño poblado de Africa.
Después de recorrer las calles laberínticas del pueblo, nos dirigimos al árbol sagrado, tiene unos 600 años y sus fieles le dedican una fiesta al año. La gente local y foráneos vienen a dejar su deseo escrito en un pequeño papel blanco donde posteriormente lo cuelgan en sus ramas y alrededor formando un círculo.
Nos acercamos al minúsculo restaurante qe nos recomendó el dueño de la casa para ir a cenar. Es una guesthouse y nos han cocinado pollo estofado con verduras y encurtidos. Nos colocan en una pequeña habitación solos y nos cierran las puertas. Ya sentados en el suelo nos traen agua, servilletas de papel y cubiertos. A los pocos minutos nos colocan la comida en medio de la mesa para que nos sirvamos. La mujer sonrie satisfecha al ver la cara que ponemos pues en la cazuela hay comida casi para cuatro! Delicioso !
Volvemos a nuestra casa dando un paseo por el sendero zigzagueante de las callejuelas y al llegar pedimos que nos enciendan la calefaccion pues hace un poco de frio. A la media hora la habitación se encuentra caldeada hasta el punto de que el suelo esta tan caliente que empezamos a quitarnos ropa de cama.
...Por la mañana salimos temprano para tomar un café pero como no hay ni un alma ni bares en el pueblo, buscamos por la zona próxima al rio y nos encontramos a una buena mujer que está montando su chiringuito donde vende bebidas y nos prepara una cafetera para nosotros.
Degustamos nuestro café contemplando el paisaje. La neblina cubre parte de las monta;as y el rio se encuentra misteriosamente bello. Siento felicidad nostálgica y paz coreana.
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