Caminamos hacia el muelle de Walvis Bay (Bahía Ballena). El puerto es pintoresco, hay algún que otro restaurante y agencias. También vemos huesos de ballena exhibiéndose en pleno paseo.
A eso de las 915h embarcamos en el catamarán que previamente contratamos en Mola-Mola, la agencia de excursiones de la zona. Sólo somos unas ocho personas. Nuestra guía Isabella nos reparte unas mantas porque aún refresca por la mañana.
Al momento de zarpar empieza la función, un pelícano se nos coloca en el barco atraído por el olor de las sardinas que disponen en la proa. Otro se posa junto a mi cabeza y es alucinante poder observar a estos animales tan de cerca, incluso podemos acariciarlos.
También las gaviotas se acercan revoloteando. En la bahía hay unas cajas flotando, son un criadero de ostras. Las limpian cada 6 semanas de forma manual pues son unas lloronas y dicen ser las mejores del mundo por su minucioso cuidado. Pero también un 80% de ellas mueren.
Nos acercamos al Pelican Point donde hay una colonia de focas merodeando a sus anchas. El paisaje es espectacular. Al fondo hay un faro blanco y negro que son los típicos que se encuentran en la arena, los rojos y blancos son faros de roca.
Nos vuelven a visitar los pelícanos y vamos a buscar delfines pero se perciben a lo lejos. Vemos a lo lejos un astillero donde se encuentran algunos barcos reparándolos, después se devuelven a Angola porque la mayoría son de ahí y cuestan mucho repararlos en el propio país.
Entramos a cubierta porque nos han preparado un suculento lunch que consiste en ostras, cómo no, canapés variados y cava. Mi pareja corrobora que son las mejores ostras que ha comido, yo pruebo un par porque me empachan, opto por los canapés.
Seguimos navegando y salimos afuera a tomar el sol. Una foca se nos sube a cubierta a saludarnos. Ni siquiera nos hemos percatado de cómo ha podido subir. Está esperando que Isabella le de alguna de las sardinas que lleva envueltas en un trapo. Otro pelícano más se suma al festín.
Por la tarde nos dirigimos en 4x4 hacia la Sándwich Harbor Bay, otra de las sorpresas que nos aguardan en Bahía Ballena. Recorremos unas salinas que junto a la arena color rosado lo convierte en un paisaje espectacular. Atravesamos una laguna donde se encuentra una colonia de flamencos rosa.
Nos vamos adentrando hacia la playa, donde se une el desierto con el océano. Vemos pequeños chacales que se ahuyentan al vernos. Paramos en la gran duna 7 para tomar alguna fotografía.
Bajamos y subimos por las dunas con el 4x4 a modo de diversión. Una vez abajo, vemos una foca joven algo descarriada descansando en la arena. Parece exhausta y nos mira con miedo.
Con la ayuda de nuestro guía localizamos la culebra del desierto y una lagartija amarilla.
Paramos al final de la playa donde se une la gran duna con el mar donde nos apeamos y subimos por ella... realmente es una gozada ver la diversidad de ecosistemas en un sólo día...
Un dia de exultante naturaleza, compartido en la cubierta de un barco con una foca, que regreso al mar, con unos pelicanos que se fueron volando. Magicos momentos.
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