Por la noche, después de cenar en
el Mercury, deambulábamos por el Paseo Marítimo de Stone Town cuando unos chavales nos preguntaron si habíamos escuchado alguna vez la
música Taarab.
Les contestamos que no la habíamos escuchado nunca en directo pero sí habíamos leído algo sobre ella. Nos quisieron acompañar al lugar donde hacían los conciertos pues algunas noches tocaban este tipo de música y dejándonos llevar les seguimos.
El lugar se ubicaba en el antiguo edificio de las Aduanas, que se encontraba
algo destartalado, pero era enorme y precioso. También servía como centro cultural
con talleres y exposiciones.
Entramos despidiéndonos de nuestros acompañantes dándoles las gracias y subimos para ver primero la exposición que se dividía entre la primera y segunda planta. Los cuadros y fotografías de los artistas locales trataban sobre la vida cotidiana de Zanzíbar y se complementaban con bellos retratos.
Subimos a la azotea a través de unos escalones que nos hacían casi trepar por la altura que tenían, como cuando uno sube una pirámide. Fuimos de los primeros en llegar y mientras pagábamos la entrada, poco a poco iba viniendo gente, mayoritariamente turismo.
Aunque la música taarab se toca en Tanzania (especialmente
en Zanzíbar) y Kenia, las canciones y bailes de los Dhows Culture tienen
influencia claramente del Sur de Omán, amenizadas por instrumentos como el laúd
árabe, violines, tambores y el más típico de todos, el qanun.
La sala era amplia y con las ventanas abiertas, las cortinas azules se mecían dulcemente, se asemejaba a un jardín de los vientos. Habían decorado un poco la habitación para el evento.
Ya sentados, esperábamos la
llegada de los músicos que empezaron a salir ocupando cada uno su sitio: cinco
violinistas (entre ellos una mujer), el que dirigía el concierto con su laúd y el
que tocaba el qanun, además de una cantante que interpretaba cantando y
que con su mirada y gestos nos iba haciendo comprender el significado de sus
canciones.
La cantante más famosa fue Siti
biti Saad, nacida en Tanzania en 1880 y fue pionera del género. Famosamente llamada
como la “madre del taarab”, cantaba en suajili, grabó unos 150 discos y más de
la mitad de ellos los hizo en la India.
Los allí presentes disfrutamos con la música y la cantante en mitad del concierto, al verme tan entusiasmada me sacó a bailar. ¡Qué vergüenza! pero me cogió de la mano y yo seguía sus pasos intentando imitar los gestos que ella hacía. El concierto duró hora y diez minutos. Fue una velada de sentimientos y emociones a ritmo de una música envolvente y sensual.
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