17 de agosto de 2023

ISLANDIA : LAS CASCADAS DEL SUR Y EL GLACIAR MÝRDALSJOKULL

 

Empezamos nuestro viaje por tierras islandesas llegando a Keflavik. Habíamos contratado la agencia Ambar Viajes desde Barcelona. Éramos siete pasajeros y el guía conductor. Esa mañana después del desayuno, salimos hacia las cascadas del sur.




A dos horas de conducción se encontraban las primeras, la cascada Seljanlandfoss donde pudimos rodearla por detrás caminando a través de su cortina de agua de 57 mts.de altura que descarga el río Seljandlandsa. ¡Espectacular! Como era de esperar, llovía así que nos pusimos los pantalones antilluvia y el chubasquero.  




Unos pocos metros más allá se encontraba la Gljufrafoss, la cascada escondida, pues se ubicaba en una hendidura en la montaña. Era un lugar magnífico, pero había bastante gente, aún y así merecía la pena acercarse.




Continuamos la ruta hacia otra de las famosas cascadas, la Skógafoss. Con sus 62 mts. de caída y 32 mts de anchura, junto al río Skógá, le siguía una sucesión de cascadas a través de un desfiladero horadado en la roca.  Era una maravilla visual.





Seguidamente nos fuimos hacia el glaciar Mýrdarsfokull. Una vez llegamos, nos preparamos para colocarnos los crampones y el casco para realizar un trekking de dos horas y media por el glaciar. 



Vimos las distintas formaciones con sus sedimentos, los canales de descuelgue, valles y lagunas. ¡Era un paisaje espectacular!






Volviendo hacia la carretera hicimos un lunch y nos dirigimos a los acantilados de Dyrhólaey, una de las formaciones naturales más reconocibles de la costa sur, era un paraíso para ver y fotografiar aves, sobre todo a los frailecillos o puffins como popularmente se les conoce. 




Era un conjunto hermoso el que se formaba junto a la playa de Vik, de arena volcánica.



Volaban frailecillos y se asentaban en las rocas del acantilado mirando el mar y pudimos ver el arco de piedra a lo lejos y la playa de Raynisfjara donde se encontraban las columnas basálticas hexagonales en forma de cueva y los pilares marinos, conocidos como los troll marinos de piedra. 





Había una novia en la cueva de basalto que posó para mi aunque no se cómo no se helaba de frío la pobre. Y es que a pesar de ser verano aquí las temperaturas bajan en picado de un momento a otro.



Volvimos hacia el pueblo de Vik donde nos alojamos en el Puffin Hotel. Esa noche, después de la cena y charlar sobre la jornada, dormimos como bebés después del intenso día.


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