21 de junio de 2025

BOLIVIA : CELEBRACIÓN DEL AÑO NUEVO AYMARA EN TIWANAKU

 

Esta madrugada nos levantamos a las 3:00 h de la mañana para visitar el yacimiento de Tiwanaku, Patrimonio Mundial de la Unesco y celebrar allí el Año Nuevo Aymara. Queríamos asistir a la ceremonia, además de visitar las ruinas y los museos.




Entramos con Freddy,  nuestro guía que recogió los tickets y atravesamos todo el control policial que había para entrar en el recinto.




Una vez dentro aún no había salido el sol y a través de una pantalla gigante de televisión en directo pudimos ver la ceremonia que acababa de empezar con la asistencia de máximas autoridades, incluida la del presidente Arce.



Después de 1:15 h apareció el sol y todo el mundo celebró la entrada de año dándose abrazos, cantando, tocando música y bailando. Todos nos mezclamos, nativos y turistas. 




En la ceremonia pública nos iba bien bailar pues con el frío que hacía se necesitaba movimiento y después de más de cuatro horas levantados sin tomar nada, necesitábamos un cafecito caliente.



Después nos llevaron hacia el restaurante que está a unos 20 minutos caminando desde el recinto para tomar nuestro desayuno con café soluble y un panecillo con mermelada, mantequilla, huevos revueltos y zumo de melocotón.



Una vez desayunados salimos  al patio para presenciar la ceremonia privada con los demás asistentes. Éramos unas 18 personas junto con el chamán aymara, la organizadora de la fiesta y nuestro guía.



Lo primero que trajeron fue una llama de pocos meses muerta, la acababan de sacar del congelador pues estaba fría y tiesa y la dejaron junto a la mesa de preparación.



Luego repartieron una especie de fichas pintadas donde indicaban los deseos. Eran piedras calizas donde había representaciones como la suerte, la salud, el dinero, el trabajo, la casas, el amor etcétera y se iban colocando encima junto con hojas de coca (3 por persona).



Esparcieron hierbas y una especie de polvo dorado. Junto con todo eso prepararon una fogata para colocar la pira. El chamán realizó unos movimientos con la llamita muerta y colocándola en el centro.




Todos fuimos colocando nuestra piedra caliza con las 3 hojas de coca formulando un deseo. Se rociaba con alcohol y encendieron la pira para que todo junto ardiera.



Después de empezar a arder la dueña colocó unas botellas de cerveza en los 4 puntos cardinales porque decía que la Pachamama tenía sed y los visitantes colaboraban para que recibiera la cerveza y le fueron echando poco a poco alrededor de la pira.



Una vez terminada la fogata nos abrazamos todos. El sol calentaba, empezaba a hacer calor y una vez todo terminado nos volvimos andando para visitar las ruinas con Freddy.



A simple vista las ruinas no eran demasiado espectaculares, algunas de ellas eran de piedra que habían traído de la montaña a 10 km de distancia mediante troncos de árboles que databan del año 300 D.C.



Esta antigua civilización de los tiwanaku estuvo más tiempo que los incas, tuvo una duración de 2700 años y su apogeo fue 400 años paralelo a nuestra Edad Media baja y que se formó alrededores del lago Titicaca en el altiplano andino.



Los principales yacimientos de las ruinas son: la pirámide de Akapana reconstruida con adobe. En su parte superior había una plataforma de rituales donde se habían realizado esta misma mañana con motivo del Año Nuevo de hoy.



Otro de los yacimientos importantes es el Monolito Ponce que representaba la imagen de un personaje poderoso. 



Contenía grabados bien conservados. También era famoso el Monolito Fraile. 



El Pumapunku era también importante. En aymara Pumapunku significa "la puerta del puma". Contenía un recinto amurallado, un montículo de terrazas de piedras megalíticas y una explanada.




Otro de los yacimientos era la Puerta del Sol por donde pasaban los rayos del sol cada 21 de junio al celebrar el Año Nuevo.




Quizás el que más me llamó la atención fue el Templo de Kalassaya o Templo de las Piedras Paradas con caras incrustadas en sus muros y monolitos en el centro. 




Después de un amplio recorrido fuimos a ver dos museos: el Museo de Tiwanaku, financiado por la Reina Sofía y que contenía una momia y otros restos arqueológicos. 



En el Museo Lítico pudimos ver varios monolitos interesantes en forma de hombre-jaguar pero el más destacado era el Monolito Bennett, descubierto por un americano y que tenía 7 metros de altura. Alrededor de la sala había una exposición de fotografías de su hallazgo.



Extenuados por las caminatas arriba y abajo, nos fuimos a almorzar y volvimos hacia La Paz a eso de media tarde. Fue un día intenso dada la altura y apasionante a la vez.


18 de junio de 2025

BOLIVIA : LAS ISLAS DEL SOL Y LA LUNA EN EL LAGO TITICACA


Habíamos llegado desde La Paz con un autobús que tardó unas tres horas de trayecto, cruzando en barca entre los pueblos de San Pedro y San Pablo de Tiquina y viendo paisajes de suaves montañas hasta Copacabana, en el lago Titicaca.



El Lago Titicaca estaba separado por dos cuerpos por el Estrecho de Tiquina. En Bolivia ocupa unos 3304 km2 y en Perú 4496 km2 y que habíamos visitado en el 2006. Es el lago navegable más alto del mundo.



Nos alojamos en el Hotel Lago Azul con unas vistas espectaculares. Por la tarde caminamos hacia la Plaza 2 de febrero donde se encontraba la Catedral Virgen de Ntra. Señora de la Candelaria, un edificio de estilo morisco y pintado de blanco. 



Anteriormente, en su construcción de 1551 era de estilo renacentista. Contiene mosaicos en sus torreones. En su interior no permitían las fotos y la virgen aparecía custodiada por un vigilante.



Pagamos a una cholita una excursión para recorrer las islas del Sol y la Luna, cambiamos algo de moneda y compramos el billete de vuelta a La Paz.



Al día siguiente fuimos al puerto a buscar el barco Wilca Tours a eso de las 0930 hrs. 



Una vez estábamos los ocho pasajeros, zarpamos y la primera parada era en la Isla de la Luna, donde vive la comunidad Coatí, eran 27 familias en total unas 200 personas. 



Viven de la pesca, cría de truchas, agricultura el turismo y las artesanías. Subiendo por unas escaleras encontramos el Palacio de las Vírgenes.



Se encontraba cerca de la Isla del Sol en la región del altiplano. Es una isla pequeña de 105 ha. y en la época de Imperio Inca contaba con un templo, el de Iñakuyu o Palacio de las Vírgenes del Sol.




El lugar era la casa Allahuasi o de las escogidas, donde las mujeres aprendían varios oficios, sobre todo el tejido. Estas podían llegar a ser las esposas secundarias del Inca, incluso podían ser empleadas para el sacrificio.




En la isla solo podía entrar el emperador Inca, era la máxima autoridad del Imperio. Los habitantes de la isla hablan quechua, aymara y también el español.



Es un lugar en plena naturaleza que te transporta y donde apenas hay turistas. Los locales te hacen pagar una tasa de 10 bolivianos.



Volvimos a coger el barco para dirigirnos hacia la isla del Sol y antes de llegar el capitán nos advirtió que tenía que parar un rato porque venía un tornado, lo vimos venir a lo lejos y el capitán no nos dejó desembarcar pues era peligroso, nos alcanzaría la lluvia y podría golpear el barco.



Así que tuvo que dar toda la vuelta a la isla esperando a que pasara el tornado. Finalmente llegamos y desembarcamos en la parte norte que es donde se encuentran las ruinas más llamativas.




Subimos unos 15 minutos poco a poco y nos encontramos a los locales de la comunidad que nos vendieron los boletos a 15 bolivianos por persona.





Hubo un tiempo en que los habitantes de esta comunidad estuvieron enfrentados con los del sur porque no permitían la entrada a la zona norte. Pero hubo un incidente con un muerto pues una chica originaria de Corea del sur se quiso saltar esta norma y los indígenas no estaban para bromas.



Ahora parece que todo está en paz. En realidad los que se encuentran allí a la espera de que aparezcan los turistas son los mismos pastores de ovejas pues una vez habían cobrado se iban a recoger a sus rebaños.



Hay diferentes sitios arqueológicos en la isla: la Chinkana le llaman el laberinto la Titikala, la roca sagrada y la mesa del sacrificio, así como otros restos arqueológicos en la parte sur de la isla.



Al otro lado se veía una playa preciosa frente al laberinto. Este lugar era mágico y valía la pena hacer el sacrificio de la subida para verlo. 



Después cogimos de nuevo la barca y espernos a una pareja francófona que llevaban oxígeno. Al ver que no aparecían nos fuimos a comer parando en un restaurante flotante.




Pudimos degustar trucha frita con patatas ensalada y arroz. Estábamos a la intemperie hacía frío pero valía la pena pasar el día en plena naturaleza, además el coste de la excursión con comida entradas y transporte habían sido de €15 los dos.