Disponíamos de un día y medio para deambular por la capital helénica. Atenas, cuna de la civilización occidental, ha simbolizado un significado profundo en la historia y la cultura .
Hacía treinta años que habíamos venido a Atenas para visitar las Islas de Santorini, Creta, Rodas, Kárpathos y Patmos. En aquel año vimos la Acrópolis, (Patrimonio de la Humanidad desde 1987) el barrio de la Plaka, el cambio de guardia, el Mercado Central y poco más. Años después con la pandemia volvimos a Grecia para recorrer el conjunto de las Islas Jónicas vía Corfú.
Así que nos apetecía mucho volver a recorrer las calles de Atenas después de tanto tiempo. Nos volvimos a ubicar muy cerca de la Plaza Sintagma y desde allí iniciamos de buena mañana un recorrido de unos 45 minutos hacia el Monte Lycabheto pasando por el barrio Kolonakoi.
Dejando atrás los emblemáticos edificios del Parlamento y el Hotel Gran Bretaña, vimos tiendas de ropa chic y estupendos locales como el Café Kowalski.
Empezamos a subir por un tramo de 250 escaleras que finalizarían en el mirador.
Como ya hacía bastante calor, tomamos unas aguas en el bar mientras observamos las magníficas vistas.Valía la pena escaparse un poco del gentío que había en Atenas. Subimos un poco más arriba y nos encontramos a un californiano que se prestó enseguida a hacernos una foto.
Era arquitecto y vino hace veinte años a vivir a Grecia pues se enamoró en Santorini de una griega. Estuvimos hablando un poco de nuestras vidas y al despedirnos nos deseó felices viajes.
Bajamos de nuevo hacía la Plaza Sintagma pues a las 11am los domingos hacían la ceremonia del cambio de guardia con banda de música y despliegue de evzones, (soldados) justo delante del Parlamento griego.
Los evzones llevaban un cinturón, una falda tablada y un gorro de tela roja, adornado con una borla de seda negra. La falda lleva 400 pliegues que simbolizan los 400 años de ocupación turca. Usaban unas medias blancas tupidas y en los zapatos unos pompones de color negro.
Los soldados seguían el ritmo de la música y al hacer el cambio de guardia realizaban una especie de danza muy peculiar dando grandes zancadas y levantando alternativamente las piernas.
Una vez realizado el cambio de guardia pasamos por detrás del Parlamento y entrando en el Jardín Nacional acortamos para llegar hasta el Estadio Paratinaikos, el símbolo mundial de los Juegos Olímpicos modernos.
Construído en mármol, se inauguró en 1896 siendo después sede de nuevo en el 2004. No pude resistirme a posar junto a un señor ataviado con el traje típico griego y me preste a que adornara mi cabeza con una corona de laurel para la foto.
Seguimos caminando pasando por el Zappeion, un edificio clásico que se utiliza para reuniones y ceremonias.
Más allá se encontraba el Arco de Adriano, construido en mármol por los atenienses en el 131-132 d.C.. A través de su arco podíamos ver parte de la Acrópolis.
Paseamos por la Plaka recordando nuestra visita anterior y deambulamos buscando una taberna típica de las de toda la vida.
Una de la más famosa era la Bairaktaris de 1879, donde seis generaciones han ido expandiendo el negocio con varias tabernas por el centro de la ciudad.
Entramos y nos dieron la única mesa que quedaba libre. Había retratos antiguos de la familia y fotografías de los dueños con personajes famosos como Irene Pappas, Camila Parker- Bowles, la reina Sofía...etc.
Tomamos kebabs de cordero con yogur y una ensalada griega con cerveza Mythos. Delicioso y barato.
Unos músicos animaban la tarde con el bauzaki, la típica guitarra qriega que suena en la famosa canción de "Zorba el griego". El propietario se acercó y quiso fotografiarse con nosotros al saber que veníamos de Barcelona.
Antes de la puesta de sol fuimos paseando por las callejuelas y recovecos del barrio de la Plaka y subimos hasta el área de Anafiotika donde había casas pintadas de cal blanca y otros colores, con sus calles decoradas con plantas.
Tras los escalones de piedra que nos llevó hasta el mirador, pudimos contemplar la bella estampa del Monte Lykabheto, donde habíamos comenzado la mañana.
Esperamos unos minutos y la puesta del sol iluminó de rojo el cielo creando una magnífica atmósfera.
Me fascina ese ambiente del restaurante centenario, decorado con fotos de famosos de diferentes épocas y con música en vivo donde participa, alegre y desenfadado, el público.
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