Cabo Ledo era una pequeña aldea de pescadores con una bella e inmensa playa. También era un lugar idóneo para el descanso.
Llegamos con el taxista por error al Hotel Eco Carpe Diem acabando en la montaña ya que el gps nos jugó una mala pasada.
"Aquí suelen venir los surfistas para pasar unos días en plena naturaleza, disfrutar de las vistas y practicar con sus tablas" nos dijo uno de los empleados del hotel.
Nos tomamos unas cervezas contemplando el paisaje mientras esperábamos que nos vinieran a buscar para llevarnos al alojamiento cotrecto que se situaba a 6km junto al mar. Desde la montaña había unas vistas maravillosas.
Finalmente llegamos con el coche del alojamiento, una especie de vehículo que se utiliza para los safaris. Y es que desde aquí se realizaban excursiones al Parque Nacional Kissama. El Hotel Carpe Diem era ideal para ir finalizando el viaje.
Allí nos encontramos con nuestros compañeros de viaje que habían llegado hacia un buen rato.
Justamente al lado se encontraba el pueblo de pescadores donde fuimos a pasear por la tarde.
Las barcas que estaban atracadas en el mar formaban una bella estampa.
Unos pescadores salían a faenar y otros iban desenredando las redes para prepararlas al día siguiente.
Francisco se prestó a ayudarles y le preguntó a uno de ellos cuanto costaba una langosta. "Son 8000 kwanzas el kilo" le respondió el buen hombre.
Había puestos de pescado que se estaban secando al sol y las mujeres lo vendían junto al pescado fresco, otras lo limpiaban formando pequeños grupos.
Más allá se encontraban unas barcas que acababan de llegar y otras ya reposaban en la arena. Unos niños jugaban en la orilla de la playa y chapoteaban en el agua.
El poder presenciar la vida cotidiana de esta pequeña aldea y charlar con sus gentes humildes, enriqueció la esencia de nuestra propia persona.
Vimos la puesta de sol y cenamos.
Al día siguiente paseamos por la bahía llegando hasta el final de la playa. Arriba en la montaña se veían los bungalows del Eco Carpe Diem Hotel.
Nos relajamos en la piscina del hotel. Después de comer nos vinieron a buscar para salir hacia Luanda pues al día siguiente teníamos el vuelo de vuelta hacia Barcelona. Cabo Ledo nos dejó un bonito recuerdo en nuestra memoria.