11 de abril de 2013

ALBANIA : EL CASTILLO DE KRUJA

 

A 32 km al norte de Tirana se halla la ciudad de Kruja, a unos 600 mts. s.n.m. Es de los lugares icónicos de Albania. El patrimonio arquitectónico de Kruja, de aspecto medieval, los museos de la ciudad y su bazar, bien merece una visita para conocer parte de la historia del país.



Contratamos a un taxista para que nos llevara. La carretera desde Tirana ascendía en zigzag hacia las montañas. Los bosques eran cada vez más densos y a medida que subíamos pudimos apreciar algún búnker que quedaba medio oculto en el camino.




Cuando llegamos a Kruja vimos el gran complejo del castillo y sus museos, además del pequeño bazar otomano, que a lo largo de un laberinto de calles estrechas podíamos observar los productos tradicionales y souvenirs como platos, manteles bordados, cafeteras… etc.




A Kruja se le conoce como “la ciudad de Skanderbeg” el héroe nacional. Gjergj Kastrioti, más conocido como Skanderbeg, nació en Kruja y tras servir a los otomanos como astuto guerrero se reveló contra ellos consiguiendo unir a otros líderes para encabezar la resistencia.



Pero el castillo que empleó para comandar a sus soldados, ya estaba presente desde el siglo V o VI d.C.  En lo alto de la colina del castillo de Kruja, se encuentra protegido por una defensa natural de las faldas de la montaña y por el cinturón de murallas y las nueve torres que encierran su perímetro.



En la Edad Media Skanderbeg se sirvió de su ubicación defensiva para dirigir las acciones bélicas encabezadas a luchar por el dominio de la actual Albania. El conjunto de Kruja sirve de representación de la cultura, historia y tradición albanesas. Además del castillo de Skanderbeg y de su museo, también se podía visitar el Museo Etnográfico y la casa Tekke.



Subimos al castillo, de altas torres de piedra albanesa arquitectura románica medieval y visitamos el Museo George Kastrioti Skandenbeg en honor al héroe nacional.



El museo contenía objetos que datan de la época de Skanderbeg y se narra su vida y sus hazañas militares. Se exhibían pinturas, armaduras y otros artefactos que databan de su época para mostrar uno de los períodos de mayor orgullo de la historia de Albania.



El museo etnografico se ubicaba dentro de una casa típica otomana del siglo XIX. 




En sus estancias se reflejaba el estilo de vida de una familia, incluyendo un hamman, utensilios para producir cuero, un pozo y un molino de agua.






Finalmente estaba el Tekke, un lugar de culto para los fieles que practican la rama Bektashi del Islam.



Al salir, nuestro taxista nos estaba esperando y nos invitó a tomar unos cafés y charlamos amigablemente antes de volver hacia Tirana.

10 de abril de 2013

ALBANIA : LAS RUINAS ROMANAS DE BUTRINT

 

Desde Saranda quisimos visitar las ruinas del Parque Nacional de Butrinto. Se encontraba a 25km y cogimos el primer autobús que salía de la estación. 



Debido a su ubicación estratégica, Butrinto ha figurado en la historia mediterránea desde la Primera Guerra del Peloponeso en el siglo V a. C. hasta las Guerras Napoleónicas en el siglo XIX. Sus monumentos, construidos durante diferentes períodos históricos, reflejan esta larga y compleja historia.



El complejo fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1992 y en 1999 se amplió para incluir su entorno como parte del Parque Nacional de Butrint, dada su riqueza ecológica.



Butrinto es un lugar mágico. Su atmósfera especial se debe a la combinación de arqueología y naturaleza que no se encuentra en ningún otro lugar del Mediterráneo. Se encuentra a unos 3 km del estrecho de Corfú, en una pequeña colina, rodeada por las aguas del lago Butrinto, conectado con el mar Jónico por el canal de Vivari. 




Al sur, se encuentra a una distancia que impide la vista, salvo algunos pequeños pueblos albaneses. Al norte y al este, el lago y la tierra están rodeados de altas montañas. La isla de Corfú impide la vista al oeste.




La torre veneciana data del siglo XVI y, junto con la fortaleza triangular al otro lado del canal Vivari, se utilizaba para almacenar aparejos de pesca, principal fuente económica de Butrinto en aquella época. La torre es un edificio cuadrado de dos plantas con torreta.





Se accede a ella mediante una escalera y un puente que se alza en el lado este. Justo delante de la torre se encuentran las ruinas de unas termas romanas del siglo II con habitaciones climatizadas y una sala octogonal en el centro, la primera de muchas construcciones de este tipo que se pueden ver en la antigua ciudad.




El templo de Asclepio está dedicado al dios de la medicina, Asclepio. Asclepio era un antiguo sanador tan hábil que incluso podía resucitar a los muertos, hasta el punto de que Zeus lo mató en un ataque de celos. Su culto era muy popular en la antigüedad.




El templo está delimitado al sur por una muralla de bloques del siglo III o IV a. C., que sirvió como línea defensiva inicial de la ciudad.

 


Tras la muralla de la ciudad, a la izquierda, se encuentran varias murallas que datan desde el período helenístico hasta la Antigüedad tardía.




Alrededor se alzaban pequeños templos, arcas, estelas de dedicación y bases para estatuas, y en el lado norte se alzaba una pila de abluciones de ladrillo. Esta era la entrada pública al teatro.



El templo de Asclepio ocupa un lugar destacado en una enorme terraza construida con bloques sobre el teatro. Sus ruinas se pueden ver desde la orquesta. Esta es una típica disposición helenística de templo y teatro, con los dioses observando desde arriba.




El Teatro Butrinto data del siglo IV-III a. C. Las cavea, o zonas de asientos, están excavadas en la ladera al estilo griego y se apoyan en los lados este y oeste sobre muros de bloques llamados analemas. Los asientos están divididos en una sección superior e inferior por un pasillo semicircular llamado diazoma.




El gimnasio es uno de los complejos más enigmáticos que data de los siglos I y II. Parece una fuente romana de ladrillo, rodeada de habitaciones, con mosaicos de aves acuáticas y una copa de cántaro sobre los nidos. Es probable que tuviera alguna función religiosa. 



En la Edad Media se convirtió en una iglesia y la losa con inscripción que ahora se encuentra bajo el agua se usó como altar.




La gran basílica data de finales del siglo V d. C. y es una iglesia basilical de considerable tamaño. Los muros de la iglesia se conservan hasta la altura del tejado, lo que la convierte en una de las basílicas tardoantiguas mejor conservadas de la región.




Estuvimos visitando el complejo toda la mañana admirando sus ruinas que se expandían en medio de la naturaleza. Un lugar mágico que nos trasladó a tiempos pasados.


9 de abril de 2013

ALBANIA: GJIROKASTRA, LA CIUDAD DE LOS MIL PELDAÑOS



Llegamos a Gjirokastra, que se encuentra ubicada al sur de Albania, en el valle del río Drinos. El viaje desde Korça ha durado unas seis horas más dos de espera, ha sido tortuoso pero hemos disfrutado de los paisajes, la música exótica típica del país y hemos mantenido conversaciones con curiosos pasajeros.  




Disponemos de alojamiento reservado para asegurarnos de poder disfrutar del Hotel Kalemi, ya que dispone de pocas habitaciones. Es una antigua casa tradicional de estilo turco, donde uno se adentra de inmediato al pasado. 




La mayoría de las casas se construyeron en pleno periodo del Imperio Otomano. Nuestra habitación es preciosa, tiene una gran cama con chimenea, los techos de madera artesonados y unos largos asientos con ventanas que nos recuerda a las casas antiguas de Safranbulu en Turquía. 





Dispone de buenas vistas a las montañas y al castillo. En la terraza que hay arriba, se ve una bonita panorámica de Gjirokastra y su Ciudadela.





Una vez acomodados, la señora que regenta el hospedaje nos entrega un mapa del pueblo y nos indica donde estamos ubicados. 





Aprovechamos el día para visitar la Ciudadela que impresiona por lo bella y grande que es, pues fue declarada Patrimonio de la Humanidad en  el 2005 junto con Berat.




El castillo nos ofrece magnificas vistas pues desde aquí se domina toda la ciudad. Fue construido alrededor del siglo VI  y se utilizó como prisión, luego fue ocupado por los nazis y finalmente por los comunistas hasta el 1971. 




En el interior podemos visitar el Museo Nacional de Armamento de Albania, donde hay una amplia exhibición de cañones y todo tipo de armas. 




En uno de los recintos exteriores hay restos de una antigua avioneta de combate. 




Las casas y edificios que rodean a la Ciudadela son también de estilo clásico otomano. 




Son caras de mantener pues a pesar de que existen más de cuatrocientos edificios protegidos, estos se encuentran colapsados para su restauración en los últimos años.





Bajamos de vuelta para pasear por el pueblo y comprar algún que otro souvenir, la gente es amable y nos sonríe, nos preguntan de donde somos y cuantos días nos quedamos. 



Nos ayudan para poder cambiar euros, pues no existen las casas de cambio, así que en una de las carnicerías nos cambian moneda. 




Vemos trabajando a los artesanos y las pequeñas tiendas de recuerdos nos seducen por los textiles típicos.  Hay unos calcetines gruesos tejidos de lana que son dignos de museo. Me los quedo pues están tejidos con alegres colores y con formas romboides.  




Buscamos un lugar para cenar, pues ya nos apetece probar la gastronomía local. Pedimos unos mejillones fresquísimos de Saranda rebozados y bolas de arroz con carne y pimientos verdes fritos.





Acompañamos con vino tinto de la casa, todo delicioso. Nos sentimos entusiasmados por lo que hemos visto y compartido en el dia de hoy, mañana será una nueva aventura.