Nos encontramos en Keelung y esta mañana, tras el desayuno nos fuimos a la estación de autobuses de donde salía el 790 para ir al Geoparque Yeliu.
Compramos la entrada del parque y nos costó 30 TWD por persona. Yehliu se encuentra a 15km de Keelung, en la costa norte y pertenece a la prefectura Ciudad Nueva de Taipei.
El autobús salió de inmediato y tardó unos 45 minutos en llegar. Nos dejó en la parada del puerto pesquero. Nos sorprendió lo grande y lo tranquilo que estaba.
Había barcas atracadas y muchas jaulas de pesca sostenible de redecilla que decoraban el puerto. Era una imagen bucólica.
Un poco más allá se encontraba el Geoparque Yehliu, famoso por sus formaciones rocosas y perfecto para pasar un día junto al mar.
Estas formaciones se moldearon a gusto del viento y la erosión del mar.
A alguna formación se le ha dado nombre: uno de ellos es "la cabeza de la reina" que se asemeja al perfil de la reina Nefertiti egipcia, también "el zapato pulido", "los champiñones", "la cabeza de leopardo", que sólo se ve 18 días al año, según las mareas, etcétera.
En el suelo se han encontrado fósiles de 2000 millones de años, parecían pétalos de flores.
El área panorámica se extiende como un promontorio de unos 1700 m de largo por 250 m de ancho. La parte media es la más estrecha de tan sólo 50 metros.
Geológicamente las rocas de Yehliu se han ido formando desde las capas de hace 25000000 de años hasta 10000000 de años y están apiladas.
Principalmente estas son de arenas y orcas, con abundante calcio. Cada capa se compone de distintas condiciones formando así el paisaje geográfico de Yehliu, que ha ido cambiado con el tiempo.
Las rocas bajo viento, sol, lluvia y los monzones del noroeste y las fuertes olas hasta las rocas más duras han ido convirtiéndose en rocas extrañas y espectaculares.
Asímismo las rocas de hongo se las llaman rocas “hoodoo” conocidas como rocas de hadas. Desde el mirador contemplamos la vista frente al Mar de China y se asemejaba a un paisaje digno de otro planeta.
Los españoles en el siglo XVII le pusieron el nombre de “Punta Diablos” que derivó en los aborígenes en “iallos” y finalmente acabó llamándose “ielu”.
El lugar era original, con vistas espectaculares desde los miradores. Aunque había bastante gente visitándolo, al ser una extensión amplia se respiraba tranquilidad en gran parte del trayecto.
Volvimos hacia Keelung y nos fuimos a comer a visitar el night market. Finalmente comimos en un japonés de fideos udon acompañado de un poco de ternera y una tempura de verduras, riquísimo. Como estuvo lloviendo toda la tarde ya no salimos el resto del día.
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