Nos dirigíamos hacia Puerta
Messina para visitar temprano el Teatro Griego de la ciudad, famoso por su
bella ubicación y las vistas del Etna, que eran espectaculares. Nos encontrábamos
en la parte más alta de la ciudad, bajo el Monte Tauro.
A pesar de que la entrada costaba 13,5 euros, valía mucho la pena aunque quizás en otra estación del año tendría más encanto ya que en la época estival celebraban el Festival de Música y lo suelen llenar de andamios.
Bajamos hacia la ciudad para pasear por la Villa Comunale, unos jardines del siglo XIX que fueron diseñados por Florence Trevelian, una inglesa que vivió en Isola Bella y que su gusto exquisito por los jardines hizo de este lugar un pequeño oasis en medio de la ciudad.
Desde el jardín teníamos más vistas hacia el mar y el Volcán Etna que parecía allá a lo lejos despertarse de entre las nubes que lo rodeaban.
Bajamos por un tramado de escaleras de más de cuatrocientos peldaños donde finalmente nos encontramos con una gran playa de guijarros y en medio se situaba Isola Bella con la casa que perteneció a la dama inglesa. Actualmente, la pequeña isla se encuentra cerrada para preservarla.
La playa se encontraba a rebosar y
el acceso era bastante complicado para bañarse sin los escarpines pero
descubrimos un pequeño acceso en otra zona de la playa más tranquila donde
atracaban las embarcaciones.
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