Esta mañana amaneció con lluvia y María nos comentaba mientras nos preparaba el desayuno, que esta isla tiene las
cuatro estaciones en un solo día. Así que después de deleitarnos con la
gastronomía local, nos preparamos para salir al encuentro de nuestro taxista
que esperaba abajo.
Nuestra primera parada fue el
pueblo de Urzelina. A unos 10 km de Velas, la capital. También conocida por Sao
Mateus, el Santo Patrón, el nombre de Urzelina deriva del líquen que abunda en
las rocas , la “urzela”, siendo exportada desde tiempos primitivos.
En Urzelina, en 1808, hubo el terremoto más importante de la isla y que destruyó la iglesia por completo, por lo que tuvieron que volver a construir una nueva iglesia en el centro, dejando el torreón como recuerdo de aquel fatídico día.
Visitamos su torre que se encontraba en medio de un bonito paraje. En Sao Jorge, la presencia de seísmos es debido a los movimientos teutónicos de la isla. Tiene unos 56km de largo por 7 km de ancho, por lo que se asemeja a un barco y en toda la isla podemos encontrar más de 40 fajas.
En el mes de marzo y abril de
este año se han detectado más de 2000 movimientos leves en la escala de Richter
no llegando a más del nivel 3. Ahora, en pleno mes de junio parece que se ha
normalizado pero la gente local ha sufrido lo suyo, estando en constante alerta.
Pasamos por Manadas donde se ubicaba la Igreja de Santa Bárbara, junto a los restos de un fuerte. En otros tiempos, cuando el pueblo veía que se acercaba un barco pirata, escondían por un túnel la comida y las joyas y echaban a correr hacia las montañas, así los corsarios al ver que no había nada que rascar, se volvían por donde habían venido.
Paramos en uno de los miradores donde abajo se ve el pueblo de Calheta, la segunda población importante de la isla. Desde aquí se coge el barco para llegar a la Isla de Terceira. La vista era espectacular.
Continuamos hasta la “Faja do
Vimes” pero la niebla era tan densa que desde arriba apenas percibíamos su
belleza. Bajamos hasta ras del mar. Una “faja” es una depresión plana y fértil
del terreno a orillas del mar bajo los acantilados.
En la costa norte, las “fajas” llegan
a medir hasta casi 1000 metros de altura. Son vergeles para la agricultura formando
terrazas, con un clima especialmente cálido y tropical. Incluso se cultiva café
y ñame, que es más propio de África que en las islas del Océano Atlántico.
Degustamos en el café Nunes café
arábigo y un pastelillo de ñame para acompañar. Era un bar curioso, con una
pared repleta de billetes de todo el mundo, pero la mayoría de los Estados
Unidos, debido al gran turismo americano que visitan las islas, aparte de la
emigración en tiempos pasados y de su cercanía, pues sólo dista a 4h30minutos
en avión.
Tomamos la carretera de la costa norte para visitar la “Faja das Cubres” una de las maravillas de la isla. A pesar de la lluvia, pudimos apreciar la faja y sus lagunas, la iglesia y los valles ornamentados por las casitas y las vacas que pacían tranquilamente. Bajamos paseando hasta la laguna que estaba cubierta de agua salada y dulce y no permitían bañarse por el fango.
A pesar de que el tiempo iba empeorando, continuamos hacia la “Faja de Ouvidor”.
Formaba un bello paisaje bucólico del puerto con las casas junto al mar y su iglesia, como la gente de este lugar que poseía una dulzura innata al hablar y nos transmitían ternura y melancolía a la vez.
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ResponderEliminarLa Saudade es un atributo para sus oriundos. Volver a casa, al terruño, con niebla y lluvia fina. Puro aire del Atlántico.
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