Estábamos en Beira, una ciudad poco conocida para el turismo pero los trayectos son tan largos en Mozambique, decidimos parar y descansar de la dura jornada del día anterior por el mal estado de la carretera. Después de 10 horas en autobús tuvimos que ir en chapa (pequeña furgoneta donde se llena a tope) tres horas más por avería. Es lo que suele pasar en África si uno viaja en transporte público.
Esa misma mañana fuimos a la estación de autobuses para comprar el billete para Quelimane. Después nos fuimos hacia la Plaza del Municipio. Cogimos un tuk-tuk y un señor nos acompañó diciendo que iba hacia la misma dirección así que se vino gratis con nosotros.
Cuando llegamos dimos una vuelta por la plaza pero no había gran cosa que ver.
Nos fuimos a buscar la catedral, la Sé. Estaba ubicada en una bonita avenida flanqueada de casas coloniales en el barrio de la Baixa.
Paseando saludamos a unas chicas estudiantes de instituto que estaban sentadas en la calle en corrillo. Eran de la Escuela Comunitaria de Beira y estudiaban también inglés.
Tenían curiosidad por nosotros y les encantaba hacerse fotos. Nos dijeron que algún día les gustaría conocer Barcelona.
Una de ellas me preguntó si me podía tocar el brazo y antes de contestarle ya me había tocado. Le dije que no me creía que era la primera vez que había tocado a una persona blanca y se rieron.
Gastábamos bromas con ellas y se pusieron alborotadas hasta que salió un policía del edificio de al lado de la Asociación del Algodón y les llamó la atención para que bajaran la voz.
Eran todas muy guapas y la mayoría de ellas vivían en Beira.
Al llegar a la iglesia nos encontramos que estaban celebrando el Jubileum. Era el 150 aniversario e iba a comenzar en ese momento así que nos quedamos para ver el espectáculo.
Unas adolescentes vestidas con sendos turbantes realizaban una coreografía para entrar en la iglesia y después les seguía el séquito de Sacerdotes para después oficiar la misa.
Como seguían bailando y cantando ya dentro de la Iglesia nos acoplamos y dimos palmas para seguir el acontecimiento uniéndonos a todos los fieles.
Era una música rítmica y al fondo justo en una esquina del púlpito había un coro que cantaba con instrumentos musicales y seguían las instrucciones de la directora de orquesta.
Desde allí cogimos un taxi que nos llevó a la Makuti Beach. A pesar de que había una zona llena de chabolas y basuras, en el otro lado de la playa habían chiringuitos para comer y estaba muy animado.
Había el famoso faro aunque daba un poco de pena porque se encontraba en obras pero de lejos quedaba muy bonito para la postal.
Un barco que había naufragado hacía años en la orilla del mar se encontraba hundido en la arena. Y es que desgraciadamente los naufragios son bastante frecuentes en Mozambique, bien por las fuertes corrientes o porque muchas veces van abarrotados o sin licencias.
Nos quedamos en una petisqueira junto a la playa. El agua estaba amarronada debido a la confluencia de los ríos que desembocaban en el mar. Pedimos al camarero unas lulas y camarones con ensalada y patatas.
Aquí conocimos a Isidro y Flavia, una pareja joven que esperaba un bebé. Ella es de Maputo y el de Pemba pero viven en Tete. Nos hicimos fotos y también se añadieron dos tipos grandotes que nos saludaron. Según Isidro, eran dos miembros importantes del partido político Anamola, llevaban la insignia en sus jerseys. Era la esperanza de mucha gente trabajadora y tenían buenas ideas, era lo que comentaba la gente.
Desde el 2021 cuando hubo elecciones en Maputo se manifestaron en contra del Gobierno porque habían muchos problemas pendientes sin solucionar. La verdad que estos integrantes tenían unas pintas muy especiales, uno tenía cara de indio y el otro parecía un Che Guevara. Estaban reunidos en una convención para tomar decisiones y anunciar al día siguiente la candidatura del posible presidente del partido para las próximas elecciones.
Fue una grata sorpresa conocer a tanta gente en una ciudad donde apenas hay turismo. Esto es lo que más nos gusta de los viajes.
En Occidente hemos perdido esa capacidad de comunicarse con los demás, con los desconocidos incluso. En Mozambique es parte del día a día. Una sonrisa, un saludo y una charla.
ResponderEliminarAquí todo surge de forma natural como las sonrisas que nos regalan cada día.
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