Esta mañana nos levantábamos a las 3:30 h para tomar un café y salir a las 4:30 h del hotel. Nos dirigimos hacia la carretera que nos llevaba hasta Abu Simbel.
En medio del camino paramos para presenciar la salida del sol en el desierto. Pasamos varios controles de policía y a eso de las 8:00 h de la mañana ya nos encontrábamos en Abu Simbel.
La alemana que iba con nosotros llevaba dos meses viajando por el país e iba a nuestro lado. La otra pareja de alemanes, se sentaron junto al conductor.
La posibilidad de llegar en avioneta hace que el lugar ya se encuentre algo masificado a estas horas de la mañana, pero tuvimos tiempo para poder disfrutarlo antes de que aparecieran las masas de turistas que suelen llegar con autocar.
Algunos viajeros optaban por pasar la noche acampando y ver la salida del sol. Parece increíble que estos templos fueran trasladados piedra por piedra a este enclave para favorecer la conservación de los mismos.
La verdad es que es una maravilla poder ver las tumbas colosales en medio del desierto…
Volviendo paramos un rato para tomar algún refresco en medio del desierto pues vimos un chiringuito donde se podía descansar del arduo sol y de conducir pues cansa mucho la vista. El calor penetrante a partir de las 12:00 h del mediodía se hacía insoportable.
La vista se nublaba a través del desierto y a lo lejos veías un paisaje borroso que parecía moverse, no era más que una visión óptica pero cuando llevas horas en el desierto se producen los famosos espejismos.
Paramos en la presa de Asuán. Fue construida en la década de los años 60, es una de las obras de ingeniería más importante del siglo XIX. Se construyó para evitar las inundaciones del Nilo y las sequías que vivía el país. Tiene 3600 m de longitud y 111 m de altura. Su construcción dio origen al lago Nasser de 480 km de largo y 16km en su parte más ancha.
Dicho embalse causó preocupación entre los arqueólogos debido a que el complejo de Abu Simbel, junto a otros templos permanecieran sumergidos bajo las aguas.
La UNESCO realizó el rescate en el 1960 de los 24 templos entre ellos los de Philae, Kalabsha y Amada, incluso algunos fueron donados a países que colaboraron en el rescate como el templo de Debod en Madrid, el de Dondur en Nueva York… etcétera.
En el camino de vuelta se nos estropeó el coche en medio de la carretera y el conductor se puso nervioso, empezó a mirar donde se encontraba la avería y después de estar tres cuartos de hora más sin una palmera que nos cobijara a la sombra, hizo una chapuza con una goma que tenía por allí suelta y pudimos marchar de nuevo. Teníamos mucha sed, nos quedaba poca agua y llegamos al hotel exhaustos.
Al día siguiente fuimos en ferry hacia la isla de Philae, situada en medio del Nilo y donde pudimos pasear por sus ruinas de forma tranquila. Ya desde el ferry se apreciaba la belleza del templo.
Desmbarcamos y fuimos recorriendo lo que habia sido el templo dedicado a la diosa Isis.
En su parte principal se encontraba “la mammisi” o casa del nacimiento, donde Isis dio a luz al dios Horus. Estaba decorado con escenas del alumbramiento.
Al poco tiempo aparecieron los grupos organizados quitando la magia del lugar.
Sobre todo eran grupos de japoneses y españoles y me parecían borregos.
Encontré en uno de los pasadizos un árabe que me regaló una flor pero luego al estar yo sentada empezó a tocar mi pierna y a rozar sus partes conmigo y salí pitando de allí.
Al volver nos fuimos al Hotel Iris a bañarnos en su lujosa piscina con el Nilo justo al lado del borde hoy era nuestro último día en Asuán y nos quedamos allí a comer y disfrutar las últimas horas horas de la hermosa vista.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Te agradezco dejes tu comentario.GRACIAS.