28 de septiembre de 1997

BRASIL : EL PARQUE NACIONAL CHAPADA DOS GUIMARÃES

 

En el tranquilo pueblo de Chapada conocimos a un tal Pablo, productor y director artístico de cine, un argentino-paulista que se encontraba en el mismo hotel con su equipo de rodaje.



Tuvimos una larga charla sobre cine y de otros temas intelectuales. Vimos a lo lejos al director que le estaba dando unas instrucciones a una chica.



Pablo creía que éramos pintores o que nos dedicábamos a alguna profesión liberal por lo que quedó sorprendido al comentarle a lo que nos dedicábamos.



Las camionetas con las que íbamos a ir al parque estaban alquiladas por el equipo de rodaje y por ese motivo fuimos en un coche normal aunque la señora Mattos de Información y Turismo, ya nos lo advirtió el día anterior.



La excursión al Parque Nacional de Chapada dos Guimarães fue muy enriquecedora. Se asemejaba un poco al Gran Canyon pero cubierto de vegetación.




Hemos visto numerosas formaciones rocosas, algunas cascadas donde incluso nos hemos bañado. A una de las cascadas la llaman hidromasaje.



Hemos podido disfrutar de vistas preciosas desde el punto geodésico (es el centro de toda Sudamérica). 



En una de las rocas que se asomaban a un precipicio había una rotura sobresaliendo y la sensación al sentarme allí era de adrenalina total.




En el recorrido íbamos nosotros y dos personas más el conductor-guía y un viajero local de Sao Paulo. Conocer al señor Bomfill ha sido divertido, se comunicaba con nosotros en portugués pues era fácil de entender y le contestábamos en  portuñol.



La excursión durado hasta las 16:30h dos horas más de lo previsto ya que nos encontramos muy a gusto y el parque nos ha encantado.



Sobre todo nos gustaron las formas surrealistas de las piedras, era como una especie de ciudad de piedra encantada pero a lo bestia y más misterioso.



Al señor Bomfill le apodábamos  “el brujo” ya que era místico y enigmático, enseguida conectamos y quedamos para vernos al día siguiente.




Nuestro guía también es de Sao Paulo y era muy profesional, dada su excasa experiencia. Nos ha podido enseñar todo tipo de plantas y nos ha explicado la historia del parque. Se llama Airton, lleva 2 años en Chapada como guía turístico y le encanta su trabajo porque le permite conocer a gente muy diferente.



Lo mejor del día ha sido contemplar estas vistas tan maravillosas y ver a los guacamayos que suelen volar en pareja llamados “tararas”.



También nos ha encantado las vistas de la cachoeira Veu de Novia, el baño en una de ellas y las personas que hemos conocido.

 


Al día siguiente se añadió al pequeño grupo una amiga de nuestro querido Sr. Bomfill, el arquitecto. Se llamaba María Aparecida y con este nombre y su amigo formaban un halo misterioso y divertido a la vez.



María es de Cuiabá, es ama de casa pero muy especial también. Se conocieron los dos en un cursillo de relajación y misticismo. Ella tiene una hija de 15 años.



Hemos conversado de muchos temas desde la Nueva Era hasta cómo podían solucionarse los problemas existentes en Brasil. Juntos nos lo hemos pasado tan bien que hasta nos han pedido las direcciones.



El señor Bomfill es una persona interesante, ha venido aquí para impregnarse de la magia de este lugar y poder preparar una conferencia que ha de dar sobre las casas construidas en los árboles de forma ecológica sin romper el entorno natural. Se abrazaba a los árboles cerrando los ojos concentrándose en lo que le transmitían.



En plena naturaleza he practicado un ejercicio llamado “sintonía” para atraer la buena energía hacia mi interior. El lugar elegido ha sido la Ciudad de Piedra presenciando una magnífica vista.



En uno de los lugares visitados del parque, nos encontramos con una pareja octagenaria de catalanes que habían estado 8 veces en el país. Viven por la calle Balmes y aprovechaban el viaje de negocios para recorrer unos días Brasil. Acababan de venir del Pantanal y nos comentaron muchas cosas interesantes. 



Nos despedimos de ellos cariñosamente y regresamos con nuestros amigos los brasileiros hacia Chapada.

25 de septiembre de 1997

BRASIL : LAS CATARATAS DE IGUAZÚ

 

Esta tarde llegamos a Foz. La ciudad es inmensa, llena de rascacielos pero lo que más me gusta es que el clima es distinto. ¡Hace calor tropical!



Aprovechamos la tarde para acercarnos al Parque Nacional de Iguazú y visitar las cataratas del lado brasileño. 



El autobús que llevaba al parque era muy original, una especie de guagua con ventanas despejadas y de color verde, con tucanes dibujados y plantas, por lo que al llegar a la estación fue fácil localizarlo. 



Una vez llegamos al parque recorría unos 15 km más y te dejaban en la misma entrada.



Aquí se encontraba también el Hotel das Cataratas, un complejo de lujo. Se podían hacer varias excursiones por la selva, paseos por la selva con 4x4, en canoa y también el aviario.



Las cataratas eran majestuosas y alucinantes, con tanto agua brotando de las montañas y haciendo un ruido ensordecedor. Con razón es una de las siete maravillas del mundo.



Fuimos por la pasarela de la Garganta del Diablo pero se encontraba hasta los topes de gente y no pudimos disfrutar del todo, además estás tan cerca del agua que te mojas toda, casi puedes tocarlas.



En la entrada nos vinieron a saludar varios coatíes para ver si llevábamos algo de comida  nunca los había visto y me sorprendió la cercanía que tenían con los humanos.




Al día siguiente intentamos llegar al lado argentino pero en la terminal de autobuses nos comentó un señor que no se podía ir al parque por un grave incidente. 



Parece ser que un puma se acercó a la zona de las guardas forestales y atacó a un bebé de 18 meses causándole la muerte. ¡Qué horror! Por este motivo habían cerrado el parque para realizar la búsqueda y captura del animal porque andaba fuera de su zona.



Era la primera vez que ocurría y no sabían muy bien cómo organizarse, permanecían a la espera de que el gobierno diera alguna orden. En vista de lo ocurrido nos volvimos de nuevo hacia el lado brasileño para aprovechar el día.



En el camino de vuelta nos encontramos a un chico de Valencia y una alemana de la Selva Negra. Quedamos para vernos más tarde pues ellos querían ir a las cataratas y nosotros hicimos la excursión por la selva en cuatro 4x4 y con barca. 



El paseo en jeep fue divertido y nos habían enseñado un montón de árboles, mariposas y plantas de la zona mientras íbamos bajando hacia el embarcadero.



Aquí conocimos a una pareja de argentinos y su hija con los que estuvimos hablando un buen rato. El señor me recordaba al actor Héctor Alterio, por su físico y forma de hablar.




El paseo en barca fue corto pero lleno de adrenalina; realmente llegas casi hasta la garganta del diablo y te colocan debajo de una de las caídas de agua que llegas a mojarte del todo. 




Habia que llevar protección para la cámara. El poder del agua en estado puro cobraba mucha fuerza. ¡Alucinante!



El hotel donde nos alojamos era cómodo con buen desayuno así aguantábamos bien hasta la noche para ir a cenar.



Al día siguiente quedamos con los dos colegas que conocimos y fuimos a ver el parque de las aves y allí nos pasamos toda la mañana sin prisas. 



El chico valenciano se llamaba Martín y se dedicaba al teatro. Venía con la alemana y otro chico alemán y se unieron al grupo.



El parque era una maravilla ya que te permitía apreciar de cerca las aves. Los tucanes se asomaban apoyados en la barandilla y les podíamos fotografiar sin problema. 



Muchas de las aves iban sueltas pero no podían escapar porque habian colocado una red que cubría el cielo.



Uno de los tucanes no hacía más que pedir comida y merodeaba por la zona del bar-cafetería por si caía algo. Los guacamayos permanecían juntos.



Por otro lado, en Argentina seguían en busca y captura del puma y contactamos con un chico que trabajaba en la radio y nos dijo que tan pronto supiera que abrían el parque, nos informaría.



Volvimos a encontrarnos con la pareja argentina que nos encontramos en la excursión de la barca y fuimos con ellos en coche a ver las “Tres fronteras”. Al día siguiente partíamos hacia Cuiabá.

21 de septiembre de 1997

BRASIL : UNA "GUANCHA" EN PARANAGUÁ

 

Paranaguá es una pequeña ciudad de pescadores que se ha hecho inmensa pero guarda algo de su estructura original.



Los edificios siguen un proceso de restauración pintados con alegres colores punto la parte más llamativa es la que da el embarcadero punto aquí mismo encontramos un restaurante pues ha sido un día de viaje intenso y divertido a la vez.

Al volver con el ferry a Paranaguá nos quedamos a comer en el Hostal Bellavista después de dar una vuelta por alrededores.



Nada más entrar nos invitaron a cerveza unos representantes de Sao Paulo y cerveza tras cerveza, me sacaron a bailar ya que ese último día había música en directo en el local pues estaban tocando “guanchas”.

Así que la fiesta se alargó durante más de 3 horas. Ya nos íbamos a ir y uno de los ejecutivos me sacó a bailar, aunque teníamos que marcharnos pero habíamos comido genial y lo pasamos tan bien…



Salimos con varias cervezas en el cuerpo e íbamos algo beodos hacia la estación.  Teníamos que darnos prisa si queríamos coger el tren hacia Curitiba.

En el tren conocimos a un chico alemán que estuvo en la Pousadinha en Ilha do Mel y nos comentó que llevaba casi 4 meses fuera de su ciudad natal, Frankfurt.

Había estado con un amigo dando vueltas por Brasil y ahora llevaba casi dos meses viajando solo.

De repente oscureció y se puso a llover. Y es que en el sur, en septiembre estábamos en época de lluvias…


20 de septiembre de 1997

BRASIL : UN PEQUEÑO PARAÍSO LLAMADO ILHA DO MEL

 

Ilha do Mel es una reserva ecológica donde podemos descansar, visitar la isla y dar largos paseos por la playa.



Es un lugar único fuera de los tópicos de Brasil y se asemeja más a una isla de Irlanda con faros, bonitos acantilados y playas enormes donde puedes disfrutar del baño y de la soledad, contemplando las gaviotas.

Desde el fuerte se divisa toda la costa de la isla. Después de buscar pousadas por fin encontramos una que nos gustaba. Se encontraba ubicada en el mismo centro.



Aquí era temporada baja y la mayor parte de alojamientos y restaurantes se encuentran cerrados, punto así que estamos muy tranquilos.

Aprovechamos para ir a la playa y aunque el agua está bastante fría (es el Atlántico y las olas tiene mucha fuerza) nos dimos un baño.

El sol sale a ratos, a veces es tibio y la temperatura suave. Por la noche refresca. Al ser el hemisferio sur aquí hace más frío que en el norte de Brasil. Mañana iremos de excursión para visitar un fuerte que hay al otro extremo de la isla…

Los desayunos en todo el viaje vienen siendo muy completos y es el momento que más disfruto de las comidas.

Al día siguiente salimos hacia la fortaleza aunque el día no acompañaba demasiado, incluso tuvimos que dormir esta noche pasada con manta.

Atravesamos una inmensa playa para visitar el fuerte ya que no hay un camino interior. Al llegar subimos hasta el mirador para ver la playa de la fortaleza. Por la tarde volvimos hacia Brasilia la capital de Ilha do Mel, donde nos alojamos.



Habían dos vistas preciosas que se divisaban: Praia do Farol que es donde van los surfistas y Praia Grande que parece la playa del Planeta de los Simios donde hemos podido practicar nudismo, tomar el sol y bañarnos.




Al final de de la playa había unas gigantescas rocas que daba a otra playa pero el acceso difícil así que mañana lo intentaremos…

…Un día más y tampoco hace buen día pero estamos disfrutando de nuestra isla perdida en el Atlántico, nos sentimos dos salvajes pues apenas hay gente y las playas están vacías.

Por la tarde volvimos a Praia do Farol para ver a los surfistas jugar con las olas. Son rubios de ojos azules y vienen a pasar el fin de semana . Se pasan todo el día con sus trajes de neopreno en el agua y algunos vuelven a la noche a sus casas o se quedan en las pousadas que hay en la isla.

Parecen de origen alemán y es que hace muchos años vino una colonia de alemanes a vivir al sur de Brasil.

La gente local de la isla es muy humilde pero disponen de lo imprescindible. Los niños van al colegio con barcas que les llevan hasta Paranaguá y luego en autobús.




Así que el escaso turismo que encontramos en la isla es de Brasil, te hablan en su propio idioma creyendo que tú también lo eres.

Mañana iremos a Encantada… otra parte de la isla. Estuvo lloviendo toda la noche y creía que saldría el sol pero no una vez más sigue lloviendo y todo está muy gris pero la tranquilidad de la isla me hace sentir bien estoy feliz, en paz conmigo misma. De todas formas reconocemos que nos hemos equivocado al venir en esta época a Brasil.

Francisco es mi compañero ideal, él hace que me sienta bien llueva o truene, tomando las cosas con más calma. Estuvimos leyendo en las hamacas del porche de la habitación escuchando la lluvia.




Nuestra cabaña era de madera en medio de un jardín lleno de plantas tropicales. Aquí el tiempo se para: puedes pensar, meditar pues a veces no reflexionamos, vamos con prisas.

En el fondo sigo esperando que salga el sol. Por la noche escuchamos el sonido de los pájaros, los grillos y demás ruidos nocturnos de la naturaleza.

Esto nos hace recordar que en Barcelona lo echamos tanto en falta ...