Queríamos ir a Sudán, un país
que hacía tiempo deseaba conocer y que después de indecisiones varias y dificultades
por la pandemia, pudimos finalmente volar a este maravilloso e interesante país. Sin aún estar vacunados, nos hicimos el test del Covid dos días antes para poder viajar.
Jartum es una ciudad de 1.000.000 de habitantes pero junto con Jartum Norte y Omdurmán llegan a formar unos 8.000.000. Además, es por donde pasa el mítico Río Nilo en toda su extensión. Primero visitamos la Gran Mezquita de Jartum. En el interior habían fieles rezando.
También pasamos por la nueva Mezquita Al-Niilin que pese a su arquitectura moderna no deja de ser un edificio sorprendente.
Nos fuimos hacia el mercado de pescado donde encontramos a vendedores limpiando las raspas y escamas del pescado. Incluso en sus tareas cotidianas se mostraban cómplices ante la cámara para dejarse fotografiar.
Seguidamente nos fuimos al mercado en Omdurmán donde nos perdimos un buen rato paseando entre tantos aromas a frutas, especies, verduras y frutos secos…También había ropa y calzado.
Compramos unos cacahuetes para el
viaje. Los sudaneses bailaban al son de una radio que sonaba y algunos nos ofrecían
frutos. Tal amalgama de bullicio, colorido y olores nos permitió disfrutar del
ambiente del mercado y de las conversaciones con la gente local.
En la zona de carnicería los comercios estaban con las cabezas expuestas y el cuerpo de las reses colgando a la espera del despiece. Sus vendedores también curiosos y sonrientes, nos hablaban y preguntaban de dónde éramos.
Había una zona de tiendas de souvenirs
donde los mercaderes nos invitaban a entrar para ver sus abalorios, artesanías de
madera, telas, metal, máscaras…etc.
Pasamos por la confluencia de los
dos ríos, el Nilo Blanco y el Nilo Azul y nos fuimos a comer a un lugar precioso
al aire libre junto al Nilo. Pedimos un shawarma de pollo y zumo de limón a la
menta con pan de pita y dos salsas, ¡una de ellas muy picante, por Dios!
Cuando caía la tarde, nos fuimos a visitar el Museo Nacional de Jartum, donde permanecen restos de templos (hay incluso algún templo entero) que fueron rescatados del Lago Nasser y son de hace más de 3500 años de antigüedad. Se han ido conservando gracias a la Unesco y al apoyo económico del gobierno italiano.
Aunque el edificio principal permanecía cerrado, las joyas arquitectónicas de la época de la Princesa Hatshepsut y del mismo período se encontraban en el exterior.
Había rótulos con indicaciones en árabe e inglés y a pesar de que todo se encontraba un poco destartalado, nos pareció increíble que bloque a bloque pudieran trasladar los templos.
De vuelta nos fuimos a tomar café y té en una de las calles de la capital donde la gente se sienta a conversar. El café estaba hecho con pimienta y jengibre. Estaba delicioso y tenía un sabor picante.
Más tarde nos fuimos a dar una vuelta por el bazar árabe donde se encontraban los joyeros y otros artesanos, alrededores había un mercadillo de ropa...Fue nuestro primer contacto con el país, sin duda muy interesante.
No había visto esta entrada tuya, desde luego tus viajes son super exóticos e interesantes.
ResponderEliminarGracias Paco, un placer volverte a ver por aquí. Estoy actualizando el blog que lo tenía un poco abandonado, pero eso sí, no he dejado de viajar. Saludos
Eliminar