Desde Ankara salimos de la otogar y en unas 4 horas llegamos a Göreme. El autobús iba con muchos turistas chinos, además la Cappadoccia es una zona de las más turísticas del país.
Una vez localizamos el Cave Melik Hotel de Göreme, dejamos las mochilas en la habitación y tomamos unos frutos secos que nos habían dado en el autobús.
Seguidamente nos fuimos por la tarde al Museo al aire libre de Göreme, que se encontraba a 3 km de aquí. Pasamos por la carretera donde allá había un reclamo de scooters y de caballos. Llegamos a la entrada donde nos cobraron €16 por persona.
El paisaje era empinado con pináculos y formas pétreas originales, erosionadas por el viento y le daba un encanto especial pero había demasiada gente y bullicio.
Para entrar en las iglesias los allí presentes iban hablando en voz alta, sin respeto. Menos mal que no se podían hacer fotografías porque si no hubiéramos tenido que esperar un buen rato para cada iglesia.
En las bóvedas y algunos muros había todavía frescos con las caras borradas, signo del paso de los musulmanes. Las diferentes formas de las piedras calizas unas blancas y otras rojizas hacían que este lugar fuera especial.
El parque al aire libre se puede visitar en unas dos horas con mucha calma y paciencia. Pero era nuestra primera toma de contacto con el lugar y volvimos contentos a nuestro hotel- cueva de Göreme.
Por la noche fuimos noche al Göreme Restaurant y pudimos probar el vino de la zona, que lo servían caliente y tomamos unas albóndigas con trigo bulgur, ensalada de col roja y blanca y pimiento verde, todo muy rico, pero bastante caro.
El postre nos lo hicimos en una cafetería popular de la plaza pidiendo chai con baklava. Volvimos hacia la habitación y nos relajamos saliendo a la terraza para ver la ciudad iluminada.
Al día siguiente desde el Cave Melik Hotel de Göreme salimos caminando hacia el Valle Rosa y el Valle Rojo.
Por un bello paisaje atravesamos un sendero de subidas y bajadas, por donde iban también los “cars” que utilizaban los visitantes y que rompía un poco la tranquilidad del paseo aunque enseguida nos volvimos a encontrar solos con el paisaje.
Pasamos por pequeñas iglesias y a pesar de que algunas se encontraban deterioradas, los pináculos sobresalían por todas partes y en diferentes formas.
Después fuimos hacia Göreme volviendo por el camino que habíamos venido y allí cogimos un autobús que nos llevaba a Ürgup.
Este era un pueblo con antiguas casas griegas otomanas y una plaza con restaurantes donde se podía ver la Colina de los Deseos de Temeni.
Nos sentamos a tomar una cerveza en la plaza con unas avellanas gigantes tostadas que nos vendió un comerciante y estaban riquísimas.
Desde aquí tomamos el autobús de vuelta para que nos dejara en Vaguzeller. Eran tres chimeneas que les llamaban “Las tres Bellas” Estaban junto a un valle, eran muy fotogénicas.
Volvimos con el autobús a Göreme, descansamos un poco y nos fuimos a ver el Sunset View Point, justo arriba de nuestro hotel.
Hacían pagar una entrada de €1 pero el lugar lo merecía, quizás lo que más disfrutamos del día por la maravillosa vista que nos ofrecía de los valles.
Por el camino se veía varios hoteles cueva. Incluso hasta vimos el arcoíris, era la mejor hora para hacer fotos pues las piedras de distintos colores se reflejaban con el sol, un lugar mágico.
Había pequeños senderos para caminar y desde lejos se distinguían los valles que habíamos visto por la mañana, al otro lado se veía el castillo de Urchisar…
La puesta de sol culminaba el día, era una experiencia única la que habíamos vivido.
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