Hacía tiempo que queríamos venir para visitar el sur de Inglaterra. Nos alojamos en Bristol y desde aquí cogimos el autobús que salía hacia Bath a las 9:30 h.
Compramos el billete single a la conductora del autobús y subimos al piso de arriba para ver las vistas panorámicas de la ciudad. Tardamos algo más de 1 hora en llegar al centro de Bath.
Fuimos a ver la abadía donde se encontraba la plaza con asientos y donde la gente descansaba mientras escuchaba música.
Como nos quedaba más de una hora para entrar en las termas romanas, aprovechamos para pasar por el puente Pulteney que se asemeja un poco al puente de Florencia, se veía el río Avon bañar los bellos edificios victorianos.
Desde aquí salia un barco que recorría un trayecto de una hora por el río. Aprovechamos para comernos el bocadillo de queso Philadelfia con salmón. Volvimos hacia los baños romanos y nos pusimos en la cola para comprar la entrada, eran 56,77 eu los dos.
Las termas romanas y la ciudad de Bath son Patrimonio de la Humanidad pues es uno de los emplazamientos más importantes del norte de Europa.
Las termas son un complejo muy sofisticado, conocido en su época como Aqua Sulis, data del año 70 D.C. Más de 1000000 de visitantes al año acuden a ver el yacimiento, pues sus evocadoras piscinas y exposiciones atraen al viajero.
La zona del gran baño exterior es el más llamativo con esculturas de emperadores romanos. Esta piscina está alimentada con agua caliente, rodeada de columnas y escalones que se sumergen en el agua.
Pudimos apreciar el patio del templo, donde los visitantes depositaban sus ofrendas en el altar.
Ya en el museo, una de las reliquias más preciadas era la cabeza de Minerva. El manantial sagrado, contenía más de 1170000 litros de agua rica en minerales con temperatura natural, emanando del suelo a 46° grados, cada día durante 2000 años.
Visitamos las termas del West y el East, con grandes piscinas: el caldarium y el frigidarium, la zona de descanso y de masajes.
A través de holografías uno se hace la idea de cómo disfrutaban en aquella época.
Había una pequeña habitación donde se podía tomar un vaso de agua caliente, era el Pump Room. Sin duda un lugar único a disfrutar.
Después fuimos hacia el Circus donde había casas de la época victoriana que formaban un círculo con árboles en el medio. Estas casas se ven sólo en Bath.
A continuación fuimos hacia el Royal, entramos en una mansión museo para ver cómo vivía la gente de aquella época.
El mobiliario ha sido todo restaurado. Primero visitamos el Up y en cada sala había locuciones de las diferentes novelas de Jane Austen por celebrarse el Festival de Jane austen esta misma semana.
Incluso por la calle había gente ataviada con ropa de la época, y lo hacen debido a que la arquitectura es victoriana. Todos los tejidos, pintura y mobiliario que había en la casa eran auténticos.
La casa número 1 de Royal Crescent perteneció a Henry Sandford y sus criados vivían en el Down.
Aquí pudimos ver la sala del ama de llaves y la cocina, el comedor de los criados, la sencilla vajilla.
La hilera de impresionantes mansiones, treinta de cuatro plantas rodeaban a un parque privado. Su construcción se inició en 1767 por John Wood.
Todas las fachadas eran iguales caracterizadas por sus columnas jónicas y que sostienían un friso de molduras de estilo palaciano. Es una joya de la arquitectura victoriana.
Seguidamente bajamos hacia el Museo de Jane Austen dónde vivió tres años de los cinco que pasó en Bath.
La exposición gira en torno a los lugares que vivió y que visitó, así como los sitios que le sirvieron de inspiración para sus sátira mordaz e ingeniosa. La casa se encuentra en la Calle Gay 40.
También vivió en el número 25 tras la muerte de su padre. Un sirviente de la época nos explica de forma teatralizada la historia de la familia Austen. Eran 8 hermanos, dos de ellos chicos y Jane nunca pudo ver publicada sus obras con su nombre pues los editaba su hermano.
Ninguno de las dos hermanas llegaron a casarse pero si estuvieron comprometidas, Cassandra durante 15 años y Jane tan solo un día y a la mañana siguiente se lo pensó y cortó con su amigo que era un clérigo. Ella decía que valía la pena seguir sola que desgraciada en compañía.
En varias salas encontramos cartas, citas de sus novelas y libros editados, también vestidos de la época y las películas que se realizaron basadas en sus novelas como Emma, Sense and sensibility, Persuasión, Mansfield Park, etc.
En la misma sala del final de la exposición uno puede disfrazarse con reproducciones de vestidos de la época.
En la gift shop las señoritas que se encontraban en la caja iban ataviadas al estilo Jane Austen. También vimos personas disfrazadas por la calle.
Pasamos por las calles comerciales donde hay varias cabinas telefónicas, las típicas rojas y que ahora sólo quedan de recuerdo pues son inutilizables.
Tomamos el bus en la Bath Spa Station que nos llevaba a Bristol en unos 50 minutos.
Nos dejó justo en el hotel que nos alojamos, el Arnos Minor, de estilo georgiano que se encuentra a unos 30 minutos andandi de la Central Station de Víctoria. Nos fuimos al centro de la ciudad a cenar al puerto en el Hole in a Wale.
Una casa antigua con terraza. Justo enfrente se encuentra el puerto y las casas típicas de color pastel.
Cenamos una hamburguesa y una buena cerveza. La Catedral de Bristol sonó, eran las 0745 PM y estábamos tan cansados que volvimos hacia el hotel.
Desde luego que es viajar al pasado el ver esas muchachas disfrazadas de época victoriana. Es una especie de rebeldía contra el presente, tan despersonalizado y tan falto de glamour.
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