Una de las experiencias más emocionantes fue cuando visitamos un templo de jóvenes estudiantes budistas. Estaban en su hora de recreo y fumaban.Yo les veía como cualquier joven que deseaba divertirse y jugar a lo prohibido pero de una manera inocente.
Habían hecho la colada y sus ropas permanecían extendidas al sol, todas de color azafrán ya que nos llamó la atención desde la cima de uno de los templos qué rodeaban a la escuela.
Nos acercamos a ellos y nos recibieron con curiosidad. Francisco fue el que estuvo conversando con sus cuatro palabras que había aprendido en jmer, los jóvenes estudiantes empezaron a alucinar viendo como un extranjero podía leer de un libro su propio idioma.
Algo que muy pocos viajeros se esforzaban en hacer para interactuar con ellos. Ante el entusiasmo de los chicos y el buen rollo que hubo aproveché para hacer unas cuantas fotos y fue un bonito recuerdo para despedirnos de Siem Riep.
Nos habíamos alojado en el Hotel Golden Apsara donde una señora muy amable nos atendió (debería tener unos 50 años) y nos dijo que en este hotel tuvo que alojar a militares de la guerra, que hacía escasos años de eso. No estaba precisamente orgullosa por ello.
Cerca se encontraba la pareja de catalanes que estuvimos con ellos en Bangkok y con los que volamos desde Barcelona. Ellos venían al día siguiente a Siem Riep pero nos pudimos encontrar los 2 días restantes. Nosotros permanecimos 4 días porque era un lugar que creímos valia la pena ver con tiempo.
Además solo pudimos visitar Camboya en una semana pues el visado permitido era de 7 días por lo que dedicamos 3 días en la capital y cuatro en Siem Riep.
Con la pareja quedamos en el Gran Hotel, un lujoso alojamiento que fue en la época colonial el hotel de moda.
Ahora estaba decrépito y al entrar vimos a dos recepcionistas que jugaban una partida de cartas en el suelo. Jugaban agachados por lo que el al vernos entrar enseguida se levantaron y nos indicaron dónde se encontraba el bar pues era lo único que funcionaba.
Nuestros amigos tardaron un poco en venir pues no sabían bien dónde se encontraba ubicado ya que el nombre del hotel se había cambiado con respecto al de la guía Lonely Planet, pero al final contentos por el reencuentro, nos fuimos a cenar con ellos.
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