25 de octubre de 1998

GUATEMALA : FLORES Y EL LAGO DE PETÉN ITZÁ

 

Estos días en Flores pasaron volando. La tortuosa llegada en el afamado autobús de “lujo” nos dejó hecho un cuatro. La Isla se localiza a 127 metros sobre el nivel del mar, y está conectada por un puente a Santa Elena de la Cruz por una calzada.




Nos encontramos en un hotel con piscina que da al lago de Petén Itzá, justo en medio de la isla de Flores. Desde el hotel cada noche presenciábamos las bellas puestas de sol.



El primer día hicimos una excursión en barca para explorar los alrededores del lago Petén Itzá y desde el mirador podíamos ver varios islotes.



En uno de ellos había una reserva de animales donde pudimos ver la fauna más característica de Centroamérica. Estuvimos conversando con el cuidador de los jaguares y demás felinos. 



Era la hora de la comida para ellos y les acompañamos . Vimos tan de cerca al jaguar que a pesar de encontrarse enjaulado nos impresionó, daban ganas de acariciarlo ya que no hacía más que ronronear como los gatos para que le dieran su comida.



Los niños se bañaban y jugaban remojándose en el agua. Habían muchas aves, era un pequeño paraíso.



El lago tiene una extensión de 99 km² y es el tercer lago natural más grande del país, después del lago de Izabal y el lago de Atitlán. Tiene una profundidad máxima de 160 m y se sitúa a una altitud de 110 m s. n. m.




El paseo en barca duró unas tres horas y nos pudimos hacer una idea de su magnitud y la fauna existente. En las riberas del lago viven varias comunidades. 



Por la tarde descansamos en las tumbonas del hotel y nos dimos un baño en la piscina. Los que habían alojados se bañaban en el lago pero a nosotros nos daba un poco de cosa por si la bilharzia u otro tipo de contaminación. Luego salimos a dar un paseo y cenamos en un lugar encantador en el mismo pueblo con velitas y música. ¿Qué más podíamos pedir? 



La isla de Flores dista mucho del resto del país, cambia el clima, hay buenos hoteles donde apenas hay contacto con la gente local y apenas se permite ver la realidad del país. Flores  está conectada con buen transporte: minibuses exclusivos para el turismo contratado desde cualquier hotel pero que a veces para que nos vamos a engañar te facilita las cosas. Qué lejos quedan los autobuses de Chichi y Panajachel.



En la cena estuvimos conversando con el camarero que nos atendió, parece ser que le dimos confianza para explicarnos historias sobre el trabajo y de cuando la guerrilla defendía a los trabajadores:  los capataces negaban cualquier subida de salario (un salario irrisorio por cierto y haciendo un montón de horas) los trabajadores estaban explotados al máximo y la misma guerrilla se encargaba de asesinar a los capataces allí mismo, delante de los trabajadores y al día siguiente éstos ya estaban con el jornal aumentado sin dudarlo. 



A día de hoy, a pesar de que la guerrilla entregó sus armas, aún sigue habiendo problemas pero ya no es lo mismo de antes. Mañana iremos a las ruinas de Tikal.

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