Extracto de Mi Diario de Viajes:
Desde el apacible campamento Bibane, que se encuentra a 140 km adentrado en el desierto de dunas del Gran Erg Oriental, salimos a las seis y media de la mañana en 4x 4 con Ahmed para buscar al guía que nos llevará en dromedario hacia las ruinas de Ksar Ghilane.
Una vez en el punto de partida, nos presentan a Taric, un apuesto bereber que está terminando de preparar los dromedarios para emprender el camino hacia la fortaleza. Primero monta Francesc y seguidamente lo hago yo, detrás de Taric.
¡Agarrarse bien! nos dice Taric antes de ponerse en pie los camélidos. Mi dromedario tiene un poco de mala leche pues antes de acomodarme ya me está dando coces, luego se tranquiliza. Montar en dromedario es más complicado que hacerlo en camello pues al poseer sólo una joroba vas subido detrás de ella así que hay que agarrase fuerte que vienen dunas.
Un paseo de dos horas son suficientes pues Taric lo hace andando enseñando a los dromedarios el camino más fácil para sortear las dunas. Los dromedarios machos suelen trabajar hasta veinte horas diarias y puede cargar hasta 250 kgs. y las hembras dan de amamantar a sus crías.
Taric nos pregunta si vamos bien a lo que contestamos que sí a pesar de que no nos sentimos aún muy seguros, pero a medida que avanza el camino nos vamos acomodando a la nueva situación. Sentir el aire fresco que nos acaricia la cara hace que el paseo sea muy agradable .
La sensación de solitud en el desierto dejando ya el campamento a lo lejos, en medio de la nada, se vuelve especial. El color anaranjado de las grandes dunas, los camélidos siguiendo el paso de su dueño y el escuchar sólo a Taric tatareando una canción en voz baja nos hace sentir bien y en paz con nosotros mismos en estos momentos mágicos. El está soltero, dice encontrarse bien así y que de momento no se casa. Es un chico espabilado e independiente.
Seguimos por las ondulaciones en zig zag de las dunas con ganas de llegar pues a lo lejos divisamos, después de casi una hora de camino, la fortaleza de Ksar Ghilane. Fue construída en el siglo XIII y anteriormente había sido una prisión. Fue el antiguo fuerte romano de Tisavar y posteriormente las tribus bereberes le cambiaron el nombre por Ksar Ghilane.
Parece un espejismo ver al fondo la fortaleza, da la sensación de ser un lugar inalcanzable, eso es lo que tiene el desierto... las dunas son cada vez más altas y el color anaranjado más vivo, el efecto es como sortear en un mar de arena con la imagen del Ksar borrosa al fondo.
Llegamos a nuestro destino y bajamos con ganas de estirar las piernas. Subimos la cuesta andando por las dunas que nos lleva a la fortaleza mientras Taric nos espera allá abajo con sus dromedarios. Es una gozada poder visitar solos este lugar magnifico. La vista desde lo alto es espectacular. La fortaleza se encuentra en ruinas, es este el punto más alejado del Sáhara de todo Túnez.
"Aquí suelen venir más turistas en otra época del año" nos dice Taric, ya volviendo por un camino diferente donde las dunas son aún más grandes. En la época de invierno, cuando el calor y la temperatura descienden, suelen hacer expediciones de unos diez días haciendo trayectos de unas 5 horas o más y acampando en jaimas.
Vemos el oasis al fondo, los dromedarios aligeran el paso pues tienen ganas de llegar, hasta se saben bien el camino de vuelta sin tener que escuchar las indicaciones de Taric, parece que van dirigidos por control remoto.
Nos despedimos de nuestro guia del desierto deseándole que pase un feliz día, nos da la mano y los dromedarios siguen su camino hacia el campamento acompañados de Taric.
Regresamos al campamento pero como empieza a hacer calor, nos apetece bañarnos en la poza del oasis que hay en el campamento. Es una piscina natural de agua caliente, terapeútica y que aprovechamos al no haber nadie para sumergirnos dentro.
Hay un pequeño bar con sillas y mesas para dejar las cosas y tomar algo. En la zona de alrededores hay geiseres de agua caliente en medio del desierto, donde la gente se queda a pasar el día haciendo pic-nic y su hammam o bien se remojan los pies haciendo una corta parada en el camino ...
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