Por la tarde salimos de excursión desde Cayafate con Jairo, el guía de la agencia Majo Viajes que nos llevó en 4x4 hacia la Quebrada de Cafayate para ver la zona.
Primero llegamos a eso de las cuatro de la tarde a La Quebrada de las Conchas, que se llama así por los picos que tienen las puntas de las montañas.
En la primera parada caminamos unos cincuenta minutos hasta unas cuevas llamadas Las Coloradas, por el intenso color rojizo que cobran al atardecer por la luz del sol.
Seguimos por la Reserva Natural de Cafayate persiguiéndonos en el camino el color rojizo debido al alto contenido de óxido que contienen las rocas.
A lo lejos avistamos Los Castillos, unas piedras que se erigían como torreones de un castillo, cruzando más adelante el Obelisco, que se formó hace unos 25.000.000 de años.
Es un lugar sagrado de
observación y estudio de la cosmovisión diaguita, que es la comunidad indígena
de la zona, que lucha por la conservación de la madre tierra.
Finalmente llegamos a la Garganta del Diablo, donde vimos una magnífica erosión en la roca y que sólo los más intrépidos pueden llegar a trepar. Desde aquí pudimos contemplar una bella vista.
Volviendo hacia Cafayate, paramos en el Mirador de las Tres Cruces donde vimos en toda su extensión el valle calchaquí. Dicen que le llaman así porque hace muchos años se encontraron a tres posibles jesuitas con las cabezas cortadas.
La leyenda cuenta que guardaban en las montañas un tesoro pero que nunca se encontró. Los mismos vecinos dicen que viniendo por la noche más de uno ha visto aparecer las tres sombras en la oscuridad...
Me encantan este tipo de leyendas de los indios. Su mensaje es un aviso a nuestra civilización actual, que no respeta la naturaleza.
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