23 de abril de 2019

PARAGUAY, VISITANDO LA CIUDAD DE ASUNCIÓN

 

Salimos del hotel para visitar el centro histórico de Asunción. La noche anterior había estado diluviando e hizo que bajara la temperatura en la ciudad, pues cuando llegamos el calor era insoportable.


Nos dirigimos primero hacia la Plaza de los Héroes y bajando vimos la imponente Catedral Metropolitana frente a la Plaza de Armas, que se encontraba invadida por chabolas, junto al barrio de Chacarita. 


Justo enfrente estaba la oficina de policía que vigilaba y protegía al poco turismo existente. En realidad no nos esperábamos este panorama desolador en pleno centro.


Escuchamos a un policía decir que este barrio es muy peligroso. Apenas podíamos percibir las plazas y esculturas pues estaban ocultas tras las chabolas de contrachapado. Había niños jugando medio desnudos correteando. Madres amamantando en plena calle y viviendo en condiciones deplorables. Y es que estas­ chabolas parece ser que llevan semanas aquí por haber sido rescatadas de las lluvias de los últimos días.



Justo a pocos metros llegamos a la Plaza de los Desaparecidos donde se ubica el bello Palacio de Los López, es la presidencia del gobierno paraguayo. La policía custodia el edificio.


Bajamos hacia la Costanera donde el Río Paraguay mecía las barcas donde se encontraban atracadas. Valía la pena pasear de un lado a otro pues se alquilaban bicicletas y se vendían bebidas como el tereré que es un  mate con hielo. Llegamos al rótulo de Asunción donde todo el mundo que pasaba por aquí se hacía la típica foto posando pues quedaba muy bien con la imagen al fondo del Palacio de los López.



Más adelante vimos dos estatuas que reconocimos enseguida, el Dol Haurebang (abuelo) y la mujer buzo del volcán Ilchulbong, curiosamente fueron donadas a esta ciudad por el Gobernador de la Isla de Jeju en Corea del Sur, una simbiosis inédita.



Más allá vislumbramos unas barcas que salían para dar un breve paseo por el Río Paraguay, aunque más bien parecía el Río Negro por lo oscuro de sus aguas. Negociamos el precio y un joven barquero nos colocó los salvavidas y subimos a la lancha. Aunque el cielo permanecía nuboso, había una luz preciosa para fotografiar los reflejos del agua y fue un agradable paseo que hicimos con los chavales.




Volviendo hacia el centro visitamos el Cabildo. Aquí se encontraban dos museos. En la primera planta se hallaba el Museo Guido Boggiani, un antropólogo, pintor y escritor  que hizo todo lo posible por reunir datos de las culturas étnicas. Aquí se exhibían objetos y utensilios de los Guaranies y Zamacos, dos de los principales pueblos indígenas del país. En la segunda planta se encontraba el Museo de los Emigrantes donde había una muestra curiosa de pasaportes, fotografías, maletas y permisos de los emigrantes de todo el mundo, mayormente de Japón, Corea del Sur, Alemania, Ucrania… incluso de la comunidad menonita.


Salimos y nos entró un poco de hambre pues empezaba a llover y nos refugiamos en el emblemático Lido donde probamos la típica torta de maíz con queso, la Chipa Guazú.



Más tarde, cuando la lluvia nos permitió salir, nos acercamos al Panteón que había sido restaurado recientemente. Lo custodiaban dos militares con uniforme de época y fusil. Aquí yacen varias tumbas de los héroes que lucharon por la Independencia. También es el oratorio de la Virgen de Santa María de la Asunción.




Nos dirigimos hacia el Museo del Ferrocarril, una antigua estación de tren en desuso pero nos pareció una maravilla del pasado. Se inauguró de 1861, cuando funcionaban los trenes a vapor. Había varios vagones, dos de ellos de madera donde pudimos curiosear por dentro. Conservaba también la primera locomotora que llegó al Paraguay. 



Además, se mostraba toda una serie de objetos en las diferentes salas de la estación como telégrafos, teléfonos, la antigua sala de espera, documentos de administración, fichas del personal, etc. El edificio de la estación era  solemne.



Me quedo con una frase que encontramos en un busto de Augusto Roa Bastos que decía “Para ver hay que ser paciente” y nada mejor que aplicarlo en esta ciudad que vamos descubriendo poco a poco…

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