Nos encontramos en el Manso
Boutique Hotel, un lugar de alojamiento y reunión de viajeros, en pleno centro de
Guayaquil.
Salimos hacia el mediodía para ver la ciudad. Nos encontramos nada más llegar al paseo marítimo una réplica de una antigua embarcación atracado en el inmenso río Guayas. Seguimos por el Malecón Simón Bolívar hacia “La Perla”, la noria más alta de Sudamérica.
Llegamos hasta el Barrio de las
Peñas donde se encontraba la Calle Numa Pompilio Llona, en honor al poeta guayaquileño
y paseamos por una calle adoquinada de edificios coloniales y casas coloridas recién
restauradas.
Nos dirigimos hacia las escaleras de los 444 peldaños que nos llevaba hasta el Cerro de Santa Ana. Subiendo nos encontramos a la gente del barrio que salían fuera de sus casas para sentarse a conversar con los vecinos.
En cada esquina vendían agua y por el camino nos encontramos bares y restaurantes que comenzaban a abrir para atraer a la gente para sentarse a comer. Había bastante vigilancia policial porque por la noche decían que era peligroso, pero el ambiente del mediodía era tranquilo.
Cuando llegamos al escalón 444, en medio de una esplanada se situaba la Iglesia de Santa Ana, pintada de amarillo toda ella. Al llegar al punto más alto del cerro, subimos al faro donde corría una agradable brisa.
Desde allí se veía una panorámica de 360 grados de la ciudad. El barrio de las Peñas se encontraba enfrente y conformaba una bonita estampa con sus casas de colores y hacia el otro lado el inmenso río Guayas y a continuación la ciudad de Guayaquil.
Ya volviendo, pasamos por el Museo Antropológico y de Arte Contemporáneo (Maac) que muestra los antiguos asentamientos de la zona costera de Ecuador.
Lo que más me llamó la atención fueron las pequeñas figuras de la cultura Valdivia, eran figuras en miniatura excepcionales de mujeres relacionadas con la fertilidad. Al otro lado se exhibían obras de arte moderno, cultura y de la Era Precolombina.
Siguiendo el paseo del Malecón
2000 llegamos hasta la Torre Morisca o Torre del Reloj, uno de los símbolos de la ciudad que iluminan al caer la tarde.
Más adelante vimos el Monumento de la Rotonda, construido para recordar la histórica entrevista entre Simón Bolívar y José de San Martín, acontecida entre el 26 y 27 de julio de 1822 en Guayaquil.
La obra fue realizada por el artista catalán José Antonio Homs. El hemiciclo, con columnatas, decorados y relieves, fueron encargados al escultor español Juan Rovira en 1927 y el escultor italiano Emilio Soro, realizó los jarrones del entorno quedando terminado en mayo de 1938 con la instalación de las esculturas.
Después de comer sin poder probar alcohol pues al día siguiente se celebraban elecciones de la alcaldía, nos fuimos hacia la Catedral Metropolitana justo al lado del Parque Bolívar. Vimos iguanas terrestres, pequeñas tortugas y carpas.
Al atardecer paseamos de nuevo por la costanera en sentido contrario traspasando un puente que nos llevaba a una zona más moderna para cenar.
Al día siguiente volábamos temprano hacia las Islas Galápagos, aterrizando en la isla de Santa Cruz.
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