9 de marzo de 2025

JAPÓN : LAS CUEVAS DE GYOKUSENDO EN OKINAWA

 

Hoy visitamos las cuevas de Gyokusendo. Cogimos el autobús 83 desde Naha y en 45 minutos llegamos.

 


Para entrar en las cuevas había que pagar la entrada al parque temático Okinawa World Wonders Seven.



Primero entramos en las cuevas haciendo un recorrido de 1 km a través de unas pasarelas de madera casi en plano.



Son las cuevas de piedra caliza más grandes de toda la isla. Creada hace más de 300000 años, las cuevas Gyokusendo son unas de las más grandes de Japón, tienen una longitud de 5000 metros y más de 1.000.000 de espeleotemas.



Las cuevas como ésta donde no llega el sol hay criaturas adaptadas al ambiente oscuro como el murciélago de tierra dura de Okinawa, el ollero sin ojos, el gecko terrestre, el camarón de agua dulce y otros seres vivos.



Las estalagmitas que vimos colgando del techo eran impresionantes. Hay más de 1000000 y las estalactitas que brotaban del suelo parecía como si fueran árboles de lo gruesas que eran.

 


Las piedras llamadas perlas hacían un efecto espectacular bajo el agua con los colores azulados de la iluminación.



Tenían un efecto de piscina natural. Encontrarte allí ante tanta belleza era como sumergirte en un mundo salvaje  y surreal al mismo tiempo.




Era un recorrido largo que ofrecía un efecto mágico y a esta zona azul le llamaban la "blue fontaine".




Fue un paseo espectacular y de fácil recorrido pues apenas subimos ni bajamos escaleras. Incluso en la salida había una escalera mecánica y es que estos japoneses piensan en todo. 



Nos hicieron una foto a la entrada de las cuevas que te la regalan a la salida en blanco y negro pero si la querías en color había que pagar.



Afuera había varias secciones como el jardín tropical con plantas exóticas, el taller de cerámica, el craft experience con casas de madera donde habia telares y venta de textiles. 



También había una sección donde soplaban el vidrio, una casa típica y una réplica de un castillo.




En la última parte del recorrido del parque hacían show de serpientes y de baile Eisa. 



Esta es una danza típica de Okinawa que en sus orígenes servía para un servicio en memoria de sus antepasados. Nos quedamos un rato a presenciar las danzas. Los intérpretes se acompañaban con tambores y una especie de castañuelas.



Realmente mereció la pena ir aunque solo sea por ver las cuevas que son de una belleza sublime.



Por la noche después de descansar un rato fuimos a cenar a una izakaya muy curiosa. 



Uno de los platos que pedimos era pollo muy picante y lo acompañamos con arroz y unas gyozas gigantes. Mañana es nuestro último día en la isla de Okinawa.

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