Por la mañana cogimos el autobús 446 desde Naha que nos dejaba en 30 minutos en el Karate Hall de Okinawa. Se podía visitar su museo por 300 yenes por persona.
La filosofía del karate es un conjunto de valores que se basa en la disciplina, el respeto, la humildad y la superación personal.
Durante el período entre 1429 y 1879 durante 400 años, el reinado Ryūkyū tuvo muchas relaciones con sus vecinos asiáticos empezando con el kárate y el Ryūkyū buyo (danza tradicional y música) enriqueciendo y desarrollando una cultura propia y original en la isla.
El karate de Okinawa traspasó fronteras cruzando los mares a muchos países creando escuelas que estudian fervientemente el kárate y kobudo por todo el mundo.
En el museo había una amplia exhibición para el visitante, incluso se podían ver los primeros libros que surgieron sobre las técnicas del kárate.
Y libros más actuales didácticos para practicar este arte marcial.
También pudimos ver fotografías antiguas de karatekas desde principios del Reinado Ryūkyū hasta la actualidad.
A partir de 1879 en el período Meiji de dominio japonés se mejoró las técnicas del karate.
Había una sección especial para las armas de defensa, un elemento complementario del kárate.
Originalmente eran instrumentos cotidianos de trabajo y del campo que los habitantes de la isla de Okinawa fueron adaptando para defenderse.
La vestimenta utilizada es un punto importante para la práctica, es el "karategui", el uniforme oficial. Va acompañado de un cinturón, el "obi" que se utiliza para atar la chaqueta.
El orden de colores de principiante a experto determina el grado que uno tiene: blanco, amarillo, naranja,verde, azul, marrón y negro.
Había una sala con vídeos, cine, un estadio, salas para las clases, incluso una parte divertida interactiva para experimentar y familiarizarse con el kárate.
En la exhibición se explicaba los tipos de kárate: el estilo Sui, el estilo Nafa y el estilo Tumai.
Estos provienen del antiguo “Ti” que es un término que se usaba para referirse a los estilos del kárate nativos de Okinawa, que significa "la mano".
Pero lo que me pareció más interesante fue presenciar una clase viendo cómo entrenaban los karatekas con “nunchakus” de madera y el “hanbo”, los bastones de 90cm.
Salimos de allí entusiasmados por la amplia información que nos dieron, por entender mejor la filosofía del kárate y poder presenciar una clase.
Muy completa esta información para los que somos iniciados. Un lujo asistir al "training" en el Okinawa Karate Kainan, el auditorio más famoso.
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