De buena mañana salimos hacia un mercadillo que llaman Tai Yuen, conocido por la calle de los juguetes.
Desde aquí accedimos al mercado de Wan Chai, ubicado en un antiguo edificio construído en 1937. Habia todo tipo de verduras, frutas, carnes y pescado.
Después fuimos hasta la Blue House, una casa de madera histórica que quedaba junto a la Yellow y Orange House.
Estas casas fueron construidas a principio de los años 20 y 50 y estaban inscritas en la lista patrimonial de Hong Kong como edificios históricos.
La Blue House primero fue un hospital que se cerró y posteriormente pasó a ser un templo, el Dios de la medicina “Wah To” después de cerrar el hospital en 1886.
Más tarde el templo fue demolido y se convirtió en dos tiendas chinas en 1920 y adquirió el nombre de Blue House. Se redecoró en 1997 por el Gobierno de Hong Kong.
Fue construido con ladrillos rojos y a pesar de que aquí vivió gente por más de medio siglo, el proyecto Viva Blue House permitió que ambos convivieran juntos, residentes y edificios de Hong Kong con gente corriente.
Desde aquí nos fuimos hacia la Hopewell Tower, una torre circular de negocios y subimos hasta el piso 64. No pudimos ver gran cosa, eran todo oficinas, en cambio, en la planta 46 sí vimos una gran panorámica de los rascacielos.
A cientos de metros, subiendo unas escaleras, habían pequeñas boutiques y restaurantes en medio de un lugar tranquilo medio escondido del mundanal ruido.
En esta zona de Wan Chai, donde se une el pasado y presente, el este y oeste y habiendo sobrevivido a guerras, invasiones, inundaciones y sequías, este icónico distrito ha continuado prosperando y ha transformado su imagen, reteniendo el legado de Hong Kong.
Caminando 15 minutos llegamos al funicular que nos llevaba al Victoria's Peak.
Pagamos una tarifa sénior los dos haciendo un poco de trampa y ahorramos el 50%. Hicimos cola esperando el tren que nos llevaba a 430 mts. en tan sólo 6 minutos.
Las vistas desde arriba eran espectaculares. También había mucha tienda, el puro consumo de siempre y lugares de descanso y de recreo para los niños.
Paseamos por un bonito sendero que se encontraba junto al Pabellón de los Leones.
Al principio había niebla pero a medida que pasó el tiempo se fue disipando.
Luego nos fuimos al Hong Kong Park, ya de bajada y nos encantó pasear por este lindo parque tropical que estaba muy bien cuidado.
Era una válvula de escape entre rascacielos. Había diversidad de plantas y flores, un regalo para la vista.
Nos gustó el panda gigante, la cascada y las tortugas que habían en los estanques.
Saliendo del parque cogimos un tranvía para acercarnos al barrio, nos colamos y comimos en el Lang'Café, un restaurante de Dim Sum y otras delicatessen donde había posters de las películas de Wong Kar Wai.
Después descansamos un rato en el hotel porque por la noche fuimos hacia el Star ferry que nos llevó hasta Kowloon. Queríamos ver el espectáculo “Symphony of the lights”, lo hacían cada noche a las 20:00hrs.
Era un espectáculo de luz y sonido donde las luces se reflejaban sobre los rascacielos del distrito Central. Dicen que es el mayor espectáculo permanente de luz y sonido del mundo.
Nos encantó ver los edificios iluminados, algo tan espectacular que no se podía comparar a ninguna de las ciudades que habíamos visitado. Era una ciudad asombrosa.
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