Con un vuelo desde Naha en Okinawa llegamos por la tarde a la la ciudad de Hong Kong. Nos alojamos en el hotel Queen Green en Wan Chai, uno de los barrios céntricos de la ciudad.
Salimos a pasear. En realidad uno andaba por encima de las calles, a través de pasadizos que se conectaban entre los edificios. Así llegamos enseguida al paseo marítimo, el Victoria's Harbour.
Era un lugar magnífico, la gente disfrutaba con la vista pues enfrente teníamos el skyline de la bahía de Kowloon.
En el lado oeste se encontraba el montículo del Victoria’s Peak, de 552 metros de alto.
Nos dimos cuenta que aún faltaba bastante eato para hacerse de noche para ver toda la iluminación nocturna y nos fuimos a cenar por la Jaffre Street, en la zona de Causeway área.
Cenamos unos deliciosos dumplings y sopa de fideos con pato. Lo compartimos porque el bol era gigante.
Pasta recién hecha casera de muy buena calidad, te daban a elegir el tipo de fideo.
Después de cenar paseamos por Times Square ya se había hecho de noche. Estaba plagado de centros comerciales pero justo debajo de un puente, entre los coches y el devenir de los transeúntes, había un lugar especial.
Un olor a incienso nos invadía y vimos un decorado con mini templos y a unas mujeres que curaban los males a los clientes que lo pedían por 50 HK$.
Una de esas mujeres daba una paliza con una zapatilla a unos papelitos, debían ser los malos augurios porque no paró de destrozarlos a zapatillazo limpio. Luego los quemó.
Como ya estábamos algo cansados, nos fuimos al hotel a descansar. Al día siguiente desayunamos en el Pacific Coffee y salimos hacia el muelle a coger el ferry que nos llevaba a Kowloon.
El emblemático Star Ferry de más de 150 años, construído en madera, nos dio un paseo por la bahía y uno se podía recrear un rato con las vistas.
Este ferry lo compró un empresario de Bombay y empezó a tener mucho éxito en su época. El trayecto cuesta 4HK$. A día de hoy es una reminiscencia del pasado que sobrevive a una ciudad entregada a la modernidad.
Cuando llegamos avanzamos por el paseo más visitado de la ciudad, el Tsim Tsa Tsui. Había una torre del reloj de la antigua línea de ferrocarril Kowloon-Cantón junto al Star Ferry. Paseamos por la Avenida de las Estrellas que era el nuevo paseo marítimo.
Recorrimos una buena parte y vimos en las barandillas del paseo, las huellas de las manos de los actores y actrices que habían ganado premios en el Festival de Cine de Hong Kong, como Gong Li, Tony Leung y directores como Wong Kar Wai y demás artistas que eran desconocidos para nosotros.
La gente paseaba y bailaba grabándose con el móvil. Se hacían fotografías, incluso había una pareja de recién casados que accedieron a que les tomara una foto.
Llegamos hasta la escultura en homenaje a Bruce Lee. Después entramos en el centro comercial K11, era de lujo y lo recorrimos alucinados y abrumados con tanto lujo.
Las paredes eran de mármol, aquí se encontraban las tiendas más exclusivas.
Para contrastar nos fuimos hacia la calle Chatham,el corazón de Kowloon, buscando el edificio de Chunking Mansions donde creíamos que se había rodado la película de Chunking Express” de Wong Kar Wai. En los años 90 era un lugar emblemático para mochileros, incluso algunos de nuestros amigos estuvieron aquí alojados.
Sigue siendo un edificio antiguo con hostales, cuyos ascensores no paraban de bajar y subir a múltiples nacionalidades, sobre todo inmigrantes.
Según nos contaron las habitaciones eran minúsculas. En la planta baja habían tiendas y restaurantes baratos.
Fuimos cruzando Kowloon. Había una serie de edificios antiguos que se llamaban Heritage 1881 y desde allí cogimos de nuevo el Star Ferry que nos dejaba en Distrito Central.
Estuvimos cruzando durante más de 1/4 de hora por pasadizos atravesando por encima de las calles llegando al corazón del Distrito Central buscando un sitio para relajarnos.
Llegamos a La plaza de Parade Ground donde tomamos una degustación de cervezas y unos Dim Sum de aperitivo, estaban muy tiernos y esponjosos.
Justo enfrente estaba el edificio del Victoria Express. En su día fue una prisión, incluso Ho Chi Ming estuvo aquí encarcelado.
En la parte central había unas grandes escaleras que llevaban a las celdas superiores y en la planta baja habían celdas donde se exhibía trajes carcelarios, documentales, incluso se podía ver las minúsculas habitaciones y duchas.
Finalmente nos fuimos a ver el Man Mo Temple en el barrio de Seung Wan, ubicado entre rascacielos.
Su interior daba respeto, había una sala central que me llamó la atención pues había una escultura de un cervatillo rodeado de ofrendas.
Encendimos incienso para nuestra familia deseando salud para todos y nos volvimos hacia nuestro barrio en Wan Chai.
En 1991 visité por primera vez Hong Kong y una de las cosas que más me sorprendieron fue el templo de Man Mo. ¡En 2018 lo volví a visitar y estaba exactamente igual que entonces: rodeado de edificios de 40 plantas y en la calle Hollywood! ;-) Lo que sí ha perdido la ciudad, hoy en día, es la "esencia británica" que había entonces.
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