Después de pasar un buen rato
esperando para conseguir los permisos, iniciamos la entrada al parque por la Seneto Gate. El cráter del Ngorongoro fue inscrito en la lista de Patrimonios
de la Humanidad en 1979.
Ya desde lo alto el cráter se veía espectacular. Tiene 19 km de ancho y 264 km2 de superficie. Las paredes del anfiteatro oscilan entre 400 y 600 metros de altitud.
Bajamos por una carretera llena de vegetación y observamos la ladera del volcán. En esta zona predominan grupos de ñus, cebras, gacelas Thompson, algunos leones y hienas, además de rinocerontes, fagoceros y otras especies.
Una vez en la base nos aproximamos a la zona de bosque donde se encontraba el lugar donde hicimos pic-nic. Encontramos a dos elefantes que comían de los árboles. Nos dijeron que los milanos nos robarían la comida pero no vimos a ninguno y salimos del coche.
Nos fuimos a otra zona donde vimos copular a una pareja de leones. Dicen que el león suele hacerlo unas 40 veces al día y claro dura pocos segundos cada vez que lo hace, sino ¡pobre leona!
Seguimos con el 4x4 y vimos más animales como cebras, avestruces, búfalos, más elefantes… Nos encaramamos en la cresta del cráter y allí vislumbramos un enorme grupo de ñus y más cebras. Cerca del lago se encontraban los flamencos rosas.
En la zona boscosa nos encontramos con un gran grupo de babuinos que son la caza favorita de los leones al ser su carne sabrosa pero estos primates se enfrentan a ellos y raramente los leones pueden cazarlos.
Después de ver cientos de
animales nos dirigimos hacia el Marera Valley Lodge para llegar un poco pronto
y disfrutar del paisaje. Se encuentra en el pueblo de Karaatu, de donde es
Mandela, nuestro chófer, aunque el vive en Arusha.
Nos decía que es descendiente de yemenitas aunque es bantú, tiene las características propias de su etnia, es muy alto, delgado y fibroso. Nos comentó que los yemenitas vinieron hace muchos años a vivir a su pueblo pero es católico. Vaya mezcla más interesante. Es un buen hombre y lleva 25 años trabajando para la empresa.
Después del check-in y de agasajarnos con un zumo de bienvenida, nos acompañaron a la habitación. Disponía de una amplia habitación con terraza y una vista preciosa a los cafetales del Valle de Karatu. A la hora de cenar, habían adornado todas las mesas de flores, incluida la nuestra pues todos son parejas de recién casados y nosotros lo celebramos por llevar tantos años compartiendo tantas experiencias juntos.
Nos traen un pequeño aperitivo de tomate relleno de una pasta que pica lo suyo, menos mal que hay algo de pan para y sopa de remolacha. Hay un buffet donde podemos escoger cordero, pollo, pastel de verduras, patatas al horno… opto por el pastel de verduras. De postre tartaleta de limón. Mañana no hace falta madrugar pues tenemos el Parque del Lago Manyara muy cerca…
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