Hoy hicimos la ruta saliendo desde Chibia y visitando los mercados cercanos a esta ciudad. En el mercado de Chibia abundaba las frutas y verduras, donde se preparaban comidas.
También se elaboraba el funge, plato típico de Angola, donde dos mujeres iban introduciendo harina de yuca y agua dándole vueltas enérgicamente para formar una masa consistente y que sirve de acompañamiento a varios platos.
Adentrándonos en el mercado vimos mujeres de la etnia Muhila. Una adulta iba ataviada con multitud de collares en su cuello y con los pechos al descubierto.
Cuando la vimos tan engalanada y con la cabeza cubierta de barro, alucinamos. A continuación aparecieron otras dos jovencitas de la misma etnia. Llevaban una base de barro alrededor de sus cuellos. Cuando llegan a la edad adulta se engalanan con los collares cubriéndoles toda esa parte.
Sus cabellos apenas se veían por el barro que les cubría en sus cabezas a modo de coletas.
Vimos una pareja. Era un matrimonio de recién casados. Iban ataviados con túnica a rayas el y ella llevaba un vestido estampado y capelina azul cubriendo la cabeza.
Cerca se encontraban los puestos de carne donde había un cerdo entero colgado, cabezas y pezuñas cortadas de ternera. El pescado estaba secándose al sol. Una mujer freía en otro lado patatas y pinchos de pollo. Vimos un puesto donde vendían telas pintadas a la cera y a sastres cosiendo.
Pasaban unos jóvenes que iban con sacos de carbón. La gente local que venía de visita paseaba y les gustaba fotografiarse con nosotros. Conocimos allí a unos estudiantes de magisterio. Se volvieron locos al ver que iba a sacar un selfie para salir con todos ellos.
Seguimos la ruta hacia Bibala y el mercado se encontraba en pleno apogeo. Había muchos puestos de fruta, pescado, frutos secos, pipas, cacahuetes y telas tribales.
Uno de los hombres se acercó para decirnos que entráramos en uno de los puestos donde podíamos fotografiar a la gente de allí.
Entramos y saludamos al personal que se encontraba descansando y tomando café. Había un señor con un sombrero de cawboy muy simpático y que accedió posar para fotografiarse.
En otra zona vimos mujeres de la etnia macubal llevando una cuerda alrededor del pecho y con sus bebés en brazos.
Incluso alguna mamá quiso destetar a uno de sus hijos para mostrarlo en la foto toda orgullosa.
Comimos en un chiringuito a pie de carretera y después llegamos a Hoque. Ya era demasiado tarde para el mercado. Pero visitamos la pequeña iglesia que apareció como en medio de la nada.
Unas chicas que vivían en en el pueblo vinieron a hablar al vernos llegar, incluso quisieron hacerse una foto conmigo.
Se nota en los detalles lo afables que son los angoleños. A veces es cuestión de dejarse llevar...Estoy segura de que todo fluye más fácil de lo que uno imagina.
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